Un acto vandálico. Así lo definió inicialmente el dueño de un vehículo que resultó gran parte destruido y sin su parachoque mientras estaba estacionado. 

Sin embargo, la sorpresa fue mayor cuando al revisar las cámaras de seguridad se dio cuenta de los responsables del daño. 

Una jauría de perros se desquitó contra el automóvil, mordiéndolo hasta sacar parte de su estructura. Un grupo de siete perros siguieron con lo que para ellos podría haber sido un juego. 

Las piezas quedaron botadas en la calle y los animales ya aburridos se fueron del lugar hasta que el dueño se encontró con el destrozo. 

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