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Isabel II, la princesa que no debía ser reina

Isabel II, la princesa que no debía ser reina
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Su ascenso al trono del Reino Unido comenzó a gestarse luego de la abdicación de su tío Eduardo VIII. Su reinado, el más largo de la historia británica, estuvo marcada por su sobriedad política y la necesidad de abrir a la monarquía a la opinión pública.

Nacida en Londres 21 de abril de 1926 como Elizabeth Alexandra Mary es la hija de Jorge VI. Su destino no era convertirse en reina, pero la abdicación de su tío Eduardo VIII, para casarse con la estadounidense Wallis Simpson, modificó los planes.

Su padre asumió la corona en 1936 y desde entonces comenzó su preparación para asumir el trono. A la educación en casa que recibía junto a su hermana, la princesa Margarita, se le añadieron estudios de historia constitucional, derecho, religión e idiomas, en especial el francés. También recibió clase de música, equitación y natación.

En 1947 se casó con Felipe Edimburgo, pese a los reparos que existían debido a que sus hermanas eran esposas de oficiales nazis. Las posibles complicaciones no impidieron el matrimonio que tuvo cuatro hijos: Carlos, Ana, Andrés y Eduardo.

La Reina Isabel junto a sus hijos Carlos y Ana.
La Reina Isabel junto a sus hijos Carlos y Ana.

La Reina Isabel junto a sus hijos Carlos y Ana.

El 6 de febrero de 1952, tras la muerte de su padre, se convirtió en la monarca. La suya fue la primera coronación transmitida por televisión y se estima que fue vista por 20 millones de personas, un 40% de la población.

Hasta su muerte protagonizó el reinado más largo en la historia de Gran Bretaña. El 9 de septiembre de 2015 superó a su tatarabuela, la Reina Victoria (1837-1901), quien alcanzó los 64 años y 75 días.

La reina Isabel le presentó la Copa Mundial y el premio Jules Rimet al capitán ingles Bobby Moore en 1966.
La reina Isabel le presentó la Copa Mundial y el premio Jules Rimet al capitán ingles Bobby Moore en 1966.
La reina Isabel le presentó la Copa Mundial y el premio Jules Rimet al capitán inglés Bobby Moore en 1966.

Durante su vida dio muy pocas entrevistas, por lo que nunca resultó sencillo conocer cuáles eran sus intereses o sus ideas políticas, pues buscaba mantenerse imparcial.

Sin embargo, en la antesala de la votación por el Brexit, en 2016, deslizó que estaba a favor de la salida del Reino Unido de la Unión Europea. En septiembre de ese año, durante la campaña del referéndum independentista escocés comentó que se debía “pensar muy cuidadosamente” antes de votar.

Pese a su carácter reservado, dentro de los principales hitos de su reinado se cuenta la autorización que le dio a los medios a filmar los palacios y castillos, con el objetivo de acercar la monarquía a la opinión pública.

Foto oficial del matrimonio del príncipe Carlos y Diana de Gales.
Foto oficial del matrimonio del príncipe Carlos y Diana de Gales.

Foto oficial del matrimonio del príncipe Carlos y Diana de Gales.

También debió enfrentar en 1997 la muerte de Diana de Gales, ex esposa del Príncipe Carlos, con la cual no tuvo una buena relación. El cariño popular que existía por Lady Di la obligó a cambiar su fría postura inicial tras conocerse la noticia y adoptar una posición más conciliadora.

El cambio en la percepción de la población respecto de la monarquía, con el surgimiento de fuertes grupos opositores a su figura, fue una de las situaciones con las que le tocó lidiar.

Entre los grandes acontecimiento deportivos que le tocó presenciar están los Juegos Olímpicos de 1948, los primeros tras la Segunda Guerra Mundial, aunque tuvo una participación más activa en el Mundial de fútbol de 1966 y en los JJ.OO. de Londres 2012.

Durante su período en el trono, hubo un atentado contra ella en 1970, en Australia, aunque se supo de ello recién 39 años después. El tren en el que viajaba por Nueva Gales se descarriló producto de unos troncos ubicados en las vías. El incidente no fue investigado en profundidad, porque se prefirió no informarlo públicamente para no disminuir su prestigio.

El 13 de junio de 1981, además, un adolescente de 17 años, Marcus Simon Sarjeant, le disparó seis balas de fogueo para sobresaltarla -además de alcanzar notoriedad personal- mientras ella desfilaba sobre su caballo, durante el tradicional Trooping the Colour.

En 2013, un hombre fue detenido al intentar ingresar con un cuchillo al Palacio de Buckingham, sin embargo la soberana no se encontraba en el lugar.

Los problemas maritales de sus hijos fueron un asunto que la complicó durante la década de los 90. Incluso, ocupó la frase "annus horribilis" (año terrible) para aludir a los conflictos de Carlos con Diana y la separación de Andrés y Ana con sus respectivas parejas: Sarah Ferguson y Mark Phillips. La popularidad de la Casa Real experimentó una fuerte baja en ese período.

Isabel II frente a un retrato suyo hecho por el artista Henry Ward.
Isabel II frente a un retrato suyo hecho por el artista Henry Ward.

Isabel II frente a un retrato suyo hecho por el artista Henry Ward.

Hasta no mucho antes de su muerte, su estado de salud era calificado como muy bueno. Por ejemplo, pese a su longevidad, en 2015 se le contabilizaron 306 compromisos en el Reino Unido y 35 en el extranjero. 

Esa constante actividad ya a sus 90 años se le adjudicó a sus genes (su madre vivió hasta los 101), que, a diferencia de su padre, no fumaba y que no bebía en exceso, además de una dieta con muy poca ingesta de carbohidratos.

Sobre su riqueza, una estimación en 2015 del periódico Sunday Times la colocó en US$ 534 millones.

La Reina Isabel II, con su sobriedad y críticos, se transformó en una celebridad y en la monarca más reconocida del mundo, objeto de incontables biografías y películas, como “La Reina” (2006), con la que Helen Mirren ganó el Oscar a la Mejor Actriz, y la serie de televisión de Netflix, “The Crown” (2016), una muestra de que, sin formar parte directa de los grandes eventos políticos, su figura es una de las más importantes del último siglo.  

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