Pirotecnia bajo la lupa: los riesgos de los fuegos artificiales en fiestas de fin de año
Pirotecnia bajo la lupa: los riesgos de los fuegos artificiales en fiestas de fin de año - Agencia Uno
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Fin de año está a la vuelta de la esquina, época en que las celebraciones suelen intensificarse y, junto a ellas, el uso de música a alto volumen, fuegos artificiales y pirotecnia, prácticas que, pese a las recomendaciones reiteradas, continúan formando parte de una tradición ampliamente extendida. Sin embargo, especialistas advierten que estos elementos pueden generar graves consecuencias para la salud de personas y animales, además de un impacto negativo en el medio ambiente.
Aunque para muchos los fuegos artificiales representan alegría y entretenimiento, para niños, adultos mayores, personas con hipersensibilidad sensorial y animales de compañía, el escenario es muy distinto. En estos grupos, los ruidos intensos pueden provocar miedo, angustia, estrés y sufrimiento, alterando de manera significativa su bienestar físico y emocional.
A nivel sanitario, Pablo Fuentealba Castro, profesor del Departamento de Química Inorgánica y Analítica de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas señala que la pirotecnia contiene sustancias químicas como plomo, litio y otros metales pesados, las cuales no solo generan contaminación ambiental, sino que también pueden causar lesiones en la piel, daños oculares, irritación, dolores de cabeza e intolerancias, incluso por exposición breve. Los residuos tóxicos permanecen en el suelo y representan un riesgo adicional para la salud pública.

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En cuanto al impacto acústico, expertos señalan que cohetes y petardos pueden superar los 150 decibeles, un nivel potencialmente dañino para el oído humano. El umbral seguro se sitúa en torno a los 90 decibeles, y sobrepasarlo puede derivar en zumbidos, dolor de oídos, aturdimiento, crisis de pánico, estrés, aumento de la presión arterial, alteraciones del sueño y agitación generalizada.
Según reporta MDHearing, "la exposición a ruidos fuertes puede dañar las delicadas células ciliadas auditivas del oído, causando pérdida auditiva inducida por ruido. Una sola exposición a un ruido muy fuerte, como la explosión de un fuego artificial cerca del oído, puede causar dicha pérdida auditiva, aunque con mayor frecuencia, se genera tras exposiciones a ruidos por largos periodos de tiempo.
La situación se agrava en personas con enfermedades neurocognitivas, como el Alzheimer, y en quienes presentan trastorno del espectro autista, debido a su alta sensibilidad auditiva, conocida como hiperacusia. En estos casos, el clima festivo puede desencadenar crisis de llanto, conductas de autoagresión, desorientación e irritabilidad, afectando también la dinámica familiar y transformando una celebración en una experiencia traumática.

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Los animales domésticos y silvestres tampoco quedan al margen. Perros y gatos suelen presentar temblores, taquicardia, sed excesiva e intentos de fuga, con riesgo de accidentes o intoxicaciones al ingerir restos de pirotecnia. En el caso de caballos y aves, el ruido puede provocar huídas desesperadas, lesiones graves e incluso la muerte por colisiones o atrapamientos.
Ante este escenario, las recomendaciones apuntan a priorizar celebraciones seguras y empáticas. Para niños y bebés se sugiere el uso de protección auditiva; en adultos mayores, mantener ambientes tranquilos y regular audífonos; y en personas con necesidades especiales, crear espacios seguros, acompañarlos constantemente y evitar dejarlos solos. En todos los casos, la contención emocional resulta clave.
Asimismo, se enfatiza que desde el año 2000 está regulado el uso, importación y venta de fuegos artificiales en Chile y su manipulación solo debe ser realizada por personal autorizado y con conocimiento respecto a su uso.

