Sacerdote que mantuvo relación con feligresa en Los Andes renunció a "toda actividad pastoral"

El sacerdote Gustavo Morales López, que fue denunciado por una feligresa con quien mantuvo una relación, presentó su renuncia "a todos los encargos pastorales que se le habían encomendado en la Diócesis".

El pasado 22 de junio, Reportajes T13 dio a conocer la denuncia de una mujer que acusa haber mantenido una relación íntima y sexual con el sacerdote Gustavo Adolfo Morales, párroco de la iglesia Santa Rosa de Lima en la ciudad de Los Andes en la región de Valparaíso.

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La denunciante, cuya identidad se mantiene en reserva por solicitud propia, afirma que la relación se prolongó por al menos cuatro años y que se dio en un contexto de abuso de conciencia y manipulación emocional.

Según el comunicado del Obispado de San Felipe de Aconcagua, el presbítero decidió renunciar a sus cargos pastorales con el propósito de "iniciar un tiempo de reflexión personal, acompañado de un proceso de discernimiento espiritual e integral, bajo la guía de profesionales y acompañantes designados para este fin".

La defensa del sacerdote que mantuvo relación con feligresa

Mediante un video compartido en redes sociales, luego del reportaje de T13, el párroco dio cuenta que cometió "una falta contra el sexto mandamiento del decálogo".

"Esta instruyó una investigación previa, que dio como resultado la aplicación de una amonestación canónica que el obispo de San Felipe, Monseñor Gonzalo Bravo, me aplicó. Son, sin duda, unas exigentes medidas que me ayudarán a realizar de una mejor forma las tareas pastorales", declaró Gustavo Morales.

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Adicionalmente, destacó que "desde el primer día que fui notificado de la denuncia hace ya unos 3 meses, yo he reconocido la falta, con humildad y obviamente me he arrepentido sinceramente. Les pido públicas disculpas a ustedes y especialmente a toda la comunidad cristiana".

Por otra parte, enfatizó que "la persona denunciante insinúa que yo habría abusado de ella y de otras personas. Debo decirles que yo soy un pecador en el sentido religioso de la palabra, pero no un delincuente o un criminal".

"Les aseguro que jamás he abusado de nadie ni de una persona mayor de edad ni de una persona joven y menos de un menor. Toda afirmación en tal sentido es falsa. Es más, lo que aquí hubo fue una relación consentida entre dos personas adultas", agregó.