Política

Crónica de una derrota: horas de desconcierto en Chile Vamos y ausencia de plan B ante fallo del TC

Crónica de una derrota: horas de desconcierto en Chile Vamos y ausencia de plan B ante fallo del TC
Paula Valenzuela
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La inadmisibilidad decretada por el Tribunal Constitucional al requerimiento del Ejecutivo en contra del proyecto de ley del tercer retiro del 10% abrió un nuevo escenario en la profunda crisis que vive el oficialismo. El Presidente Piñera tuvo que echar pie atrás con su propia iniciativa de retiro de fondos que había acordado con la mayoría oficialista, lo que no solo pone en jaque a su equipo político, sino que sigue tensionando la relación Ejecutivo-Legislativo. Todo esto, a dos semanas de la elección municipal, de gobernadores y constituyentes.

La incertidumbre se mantuvo buena parte del día. La comisión de Trabajo de la Cámara Baja estaba citada a las 17:00 horas para discutir el proyecto de ley del gobierno -anunciado el domingo recién pasado- sobre un tercer retiro del 10% de los fondos de AFP. Los diputados oficialistas estaban desconcertados: habrá o no iniciativa, asistiremos o no a la instancia, se preguntaban minutos cerca de las 16:00 horas, cuando Chile Vamos y el gobierno del Presidente Sebastián Piñera enfrentaban un duro e inesperado escenario político en medio de la crisis de la pandemia.

Pasadas las 14:00 horas se había hecho oficial que el Tribunal Constitucional (TC) declaraba inadmisible el requerimiento enviado por el Ejecutivo para apelar a la ilegalidad del proyecto de ley de tercer retiro del 10% que había sido impulsado por la oposición y que terminó con un apoyo contundente del oficialismo.

Un escenario impensado. Y “muy humillante”, admitieron en Chile Vamos durante la jornada.

Pero la sensación de incertidumbre había comenzado a instalarse a primera hora de este martes. Los diarios La Tercera y El Mercurio traían en sus páginas un taxativo adelanto de lo que sería más tarde la decisión del TC: no darían la admisibilidad al requerimiento del Ejecutivo y discutirían, antes, la inhabilidad de la presidenta del tribunal, María Luisa Brahm, por su pasado como jefa de asesores del Segundo Piso del primer gobierno de Piñera, lo que terminó siendo desestimado.

A los textos de los matutinos se sumaba otra señal que inquietó al bloque y a Palacio: el ministro del TC Iván Aróstica habló por casi 30 minutos desde las afueras del tribunal con los matinales para dar cuenta de que “han ocurrido cosas nuevas desde el 30 de diciembre hasta la fecha, por lo tanto, todos podemos tener un voto distinto, hay muchos antecedentes que considerar”. De algún modo, daba respaldo a los trascendidos de los diarios e instalaba un escenario impensado para La Moneda y sectores del oficialismo: que el TC -a diferencia de su pronunciamiento sobre el segundo retiro- no respaldara el requerimiento del gobierno.

No había “un plan B”, reconocen en la derecha al mirar en retrospectiva la jornada, cuando abrieron los diarios y vieron lo que estaba por ocurrir. No estaban preparados para un duro revés en el TC. Los parlamentarios del oficialismo admiten que el “desgobierno” se comenzó a sentir con fuerza durante la mañana y buena parte de la tarde.

La presión de los presidenciables y los costos políticos

La semana anterior, el gobierno ya había vivido una derrota luego del amplio respaldo de la oposición y del oficialismo al proyecto de ley del tercer retiro del 10%. Ningún rol legislativo cumplió el Ejecutivo en ese momento -más que las reservas de constitucionalidad-, lo que provocó una fuerte presión oficialista a La Moneda para poner alternativas sobre la mesa. El gobierno, en ese sentido, comenzó a explorar otras opciones como una reforma tributaria y abrió conversaciones con la centroizquierda.

Así, en un intento de dar una señal de unidad, el domingo pasado, el gobierno hizo una inusual puesta en escena en Palacio: por la noche, el Presidente junto al comité político, parlamentarios oficialistas y los candidatos presidenciales de la UDI, RN y el PRI se apostaron en el Patio de Los Naranjos para anunciar que impulsarían un proyecto propio de tercer retiro, pero que contemplaría “mejoras”, como un bono de $200 mil para quienes ya no tienen fondos en sus pensiones, y una reposición de dineros para quienes han incurrido en estos retiros.

“Gracias por escucharnos”, se leía minutos después de esa jornada en una imagen difundida por el equipo de Mario Desbordes, presidenciable de RN y el PRI, de quien se decía que había “ganado” ante la tozudez que había mostrado durante el mes el gobierno con la idea de que se debía “persuadir” aún a los parlamentarios del bloque para rechazar un proyecto de 10%.

Sin embargo, otros en el sector leían que esa puesta en escena en La Moneda significaría una desventaja para los presidenciables -Desbordes, Joaquín Lavín, Evelyn Matthei y Sebastián Sichel; Ignacio Briones (Evópoli) y su partido se restaron-, por lo que, durante este martes, dado el giro político que ocurrió, varios volvieron a analizar los costos que estaban pagando las figuras oficialistas.

Con la decisión del TC sobre la mesa, pasaron dos horas donde Piñera estuvo presionado por los presidenciables ante los pasos a seguir. A minutos de conocida la determinación del tribunal, Desbordes y Lavín lo dijeron enfáticos: “Presidente, promulgue al tiro el proyecto del tercer retiro y presente otro proyecto para quienes no tienen fondos”. Lo mismo hizo más tarde la alcaldesa Evelyn Matthei (UDI).

A esas alturas, no estaba claro que el mandatario fuese a tomar ese camino, pues en una parte minoritaria de Chile Vamos decían desde el Congreso que Piñera debía vetar el proyecto de la oposición para reparar aspectos como las rentas vitalicias y reponer algunas de las medidas anunciadas el domingo.

No obstante, los costos de tomar ese camino eran altísimos, dicen en Chile Vamos. Seguir con la discusión en el Congreso, en Valparaíso, era riesgoso, pues se trata del “punto débil” del gobierno. No estaban los votos asegurados y el desgaste sería aún más grande, considerando que restan dos semanas para las elecciones del 15 y 16 de mayo.

No había espacio para un veto presidencial. El presidente de la UDI, Javier Macaya, desde el Parlamento, dijo que respetaban el fallo y que se debía promulgar la ley “hoy, para pagar rápido”. Lo mismo hacía Evópoli y, así, dejaban al gobierno sin ningún margen político para hacer una cosa distinta al promulgar la iniciativa parlamentaria.

En paralelo, se recalcaba sobre la “potente” señal política del TC al no estar del lado del Ejecutivo en la constante tensión que ha existido con el poder legislativo.

Pasadas las 16:30 horas entonces el Presidente hizo el anuncio: no sólo promulgaría la ley esta tarde, sino que también retiraría su proyecto de ley propio de tercer retiro y presentaría otro próximamente para hacerse cargo de las personas que no tienen fondos de pensiones y puedan recibir el bono de $200 mil. La derrota ya estaba consumada.

“Los díscolos ganaron”, decían en una parte de la UDI sobre la decisión del TC. Los presidenciables, en ese sentido, para muchos, pagarán costos, mientras otros afirman que supieron revertir el traspié del domingo. Y que, más aún, “Desbordes tenía razón” cuando adelantaba que ir al TC sería un “enorme error” o cuando Lavín pedía retirarse de esa pelea en el tribunal. Evópoli, por su parte, dicen, podría sacar cuentas alegres por haberse restado de la fallida estrategia planteada el domingo.

La desafección oficialista: “Estamos en el suelo”

Las dos horas que transcurrieron entre conocida la decisión del TC y el anuncio del mandatario dejaron en evidencia la desafección de Chile Vamos con el gobierno. En vivo, los canales de televisión transmitían las declaraciones del senador UDI Iván Moreira, quien pedía un cambio completo en el comité político mientras diputados RN como Andrés Celis, Camilo Morán y Jorge Durán solicitaban la renuncia del jefe de los asesores de La Moneda, Cristián Larroulet. “Estamos en el suelo”, repetía Moreira.

Si los “duros” del sector veían esto como un triunfo de los díscolos, parte de estos últimos solo recalcaban que el gobierno llegaba tarde a las soluciones.

En las conversaciones de pasillo, los parlamentarios valoraban la salida que tomó Piñera, sin embargo, los pasos a seguir aún no están claros.

Por un lado, hay quienes dicen que urge un acuerdo político para evitar nuevos retiros de pensiones, y para, además, establecer un plan universal de ayudas económicas. En definitiva, agregan, “un cambio de estrategia política del gobierno”. El acuerdo político, dicen, debe ser con la izquierda, ese sector opositor que está preocupado del auge de Pamela Jiles con los retiros. Por otro, hay quienes recalcan que en una semana debe haber un cambio de gabinete con el fin de que este gobierno recupere a su “ministro del Interior” y su “muñeca política”.

¿Otra preocupación latente? Los efectos electorales en los comicios del 15 y de 16 de mayo. “Nos van a castigar”, advierte buena parte del sector.

Mientras, la tensión Ejecutivo-Legislativo también sigue siendo una encrucijada para un gobierno que no solo tiene minoría en el Congreso sino que, además, vive una delicada relación con su coalición. Y, ahora, tampoco tiene al TC de su lado.

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