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Jacqueline van Rysselberghe: "El problema de la UDI es con la conducción política del gobierno"

Jacqueline van Rysselberghe: "El problema de la UDI es con la conducción política del gobierno"
T13
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La presidenta de la UDI lanza duras críticas al manejo político de La Moneda y al rol del ministro del Interior, Gonzalo Blumel. "Vemos un gobierno sin convicción, que no es capaz de defender sus ideas", asegura en entrevista con T13.CL. "Resulta francamente impresentable que la señora de un ministro del comité político vote en contra del gobierno", acusa la senadora gremialista.

Por Paula Valenzuela

Viernes en la tarde. Solo un par de horas antes, el Presidente Sebastián Piñera promulgó la ley que limita la reelección de parlamentarios y alcaldes, sin atender la petición de la UDI y RN de enviar un veto que permitiera a decenas de ediles de Chile Vamos participar en los comicios de abril próximo. La presidenta de la UDI, Jacqueline van Rysselberghe, está molesta. No solo por lo ocurrido durante esta jornada, sino por una serie de hechos que, a su juicio, revelan una conducción política “endeble” de parte de La Moneda y de su ministro del Interior, Gonzalo Blumel.

En entrevista con T13.CL, la senadora lamenta “profundamente” la decisión adoptada por el gobierno respecto a los alcaldes. “Esto es poco serio”, advierte.

—¿Por qué lo califica de “poco serio”? Evópoli celebró el robustecimiento de la democracia…

—Hay que recordar que en enero hubo un acuerdo transversal, en donde se dijo que el mundo municipal no iba a estar en el proyecto de ley que limitaba las reelecciones. Seis meses después se cambian las reglas del juego a última hora. Eso es poco serio. Lamentamos profundamente que el gobierno no haya tenido la convicción y el coraje de poder hacer algo que a todas luces es lo conveniente. Hay que recordar que solo dos países en el mundo tienen límite a la reelección, Chile va a ser el tercero. Todas las democracias robustas en el mundo no tienen reelección, por algo eso sucede. Si vamos a tomar un camino que todas las democracias robustas han desechado, bueno, pero al menos hagámoslo bien; no lo hagamos a última hora, en la mitad de un proceso electoral como lo que estamos haciendo en el mundo municipal. Este es un tema transversal y aquí lamentablemente primaron las cuentas personales y la falta de convicción del gobierno. 

—Usted pidió al ministro del Interior, Gonzalo Blumel, no solo representar a su partido, Evópoli, sino a la coalición completa. ¿Siente que no escuchan a la UDI?

—Esto es como dice el refrán: obras son amores y no buenas razones. Lo que yo veo son hechos. Evópoli es el partido más pequeño de los que tenemos representación parlamentaria y tiene dos ministros en el comité político (Gonzalo Blumel e Ignacio Briones). Ellos son ministros del Presidente Piñera, pero también son miembros de un partido político y lo que uno podría esperar de personas que tienen algo de liderazgo es que tengan influencia sobre los parlamentarios del partido que ellos representan en el gabinete político. Ellos no están allí por ser simplemente personas talentosas -que sin duda lo son- ni por ser buenas personas que también lo son. Están ahí también porque son militantes de un partido político, no nos equivoquemos. Ellos llegaron a través de su partido político, por lo tanto, eso no se puede desconocer y por lo mismo uno esperaría que ejercieran su liderazgo en temas que son importantes y no puede ser que Evópoli, teniendo dos ministros en el comité político, diga ‘a nosotros no nos importa lo que diga el gobierno, nosotros a todo evento vamos a votar en contra del veto’, independientemente del gobierno.

—Pero el gobierno nunca mostró públicamente su postura respecto a este veto...

—No, pero Evópoli sí lo marcó. 

—¿Los pauteó o los complicó, dice usted?

—No lo sé. Aunque hubiesen dicho eso... ellos son pocos, ¿cuántos llamados telefónicos son para poder pedirles cierta prudencia y decirles que esto era un tema de coalición? Aquí hubo falta de voluntad, de convicción y del coraje. Yo he conversado con el ministro Blumel y me dice ‘yo soy ministro del Presidente’. Pero eso es como cuando los niños chicos dicen ‘no fui yo, fue mi mano’. Sorry que lo diga, pero yo esperaría de ambos ministros de Evópoli del comité político que ejercieran su liderazgo. La conducción política de este gobierno está bastante endeble. O confusa, como dijo Coloma. 

—¿Lo adosa a una falta de liderazgo del ministro Blumel?

—Porque al final del día nosotros vemos un gobierno sin convicción, que termina cediendo a las presiones de la izquierda, que no es capaz de defender sus ideas cuando cree que son las correctas. Entonces la verdad es que uno dice ‘bueno, está bien, vamos a ayudar en lo que podamos, pero esto es una dificultad adicional sobre todo en tiempos de pandemia’.

—Dice que hubo falta de convicción del gobierno, pero ¿cuál cree que fue la razón de fondo para promulgar la ley tal cual?

—No sé cuál fue la motivación del Presidente, tiene problemas mayores, pero para nosotros sí es importante cumplir con los concejales, que hace un año les dijimos que podían ir a la reelección, que armaron su vida en torno a eso. Lo mismo los alcaldes, algunos incluso decidieron no renunciar. El Presidente, sin duda, con la pandemia tiene mayores problemas, pero acá no hubo voluntad política. Yo he visto al gobierno cuando quiere sacar proyectos adelante. 

—¿Cree que este gobierno le tiene miedo a la impopularidad?

—Sí. Lo de los alcaldes lo conversé con hartas personas. Hubo un miedo a ser impopular. 

—¿Cree que el ministro Blumel tiene que rectificar su gestión política?

—Yo no soy quién para decirle que tiene que rectificar o no. Yo solo puedo dar mi opinión y ya se la di a él personalmente. Pero lo consigno: cuando Andrés Chadwick era ministro del Interior, nosotros, la UDI, en una decisión política -porque esta era una decisión política-, jamás lo hubiésemos notificado por la prensa de que estábamos dispuestos a ir en contra de una decisión que hubiese tomado él como ministro del Interior. Eso lo logró el liderazgo de Andrés Chadwick. Eso es liderazgo.

—En la votación de posnatal de emergencia sorprendió que ocho diputados de la UDI optaran por aprobar la admisibilidad. La jefa de bancada lo atribuyó la actitud cambiante del gobierno. ¿Crece la desafección de la UDI hacia el gobierno?

—Va creciendo la desafección de la UDI hacia el gobierno. Para mí, por ejemplo, resulta francamente impresentable que la señora de un ministro del comité político vote en contra del gobierno. Entiendo que son dos personas distintas que pueden tener ideas distintas, pero es ministro del comité político. Hay claramente a lo menos una falta de prudencia. ¿Qué se le puede pedir al resto? Si la señora de un ministro del comité político vota en contra del gobierno, ¿cómo le pido a los míos que se ordenen y que estén dispuestos a pagar los costos de ser impopular? ¿Cómo les pido eso, si la señora de un ministro del comité político es seducida por el populismo y que nadie diga nada, que no haya sanción? Los incentivos están mal puestos: cuando alguien va en contra de lo que plantea el gobierno, no pasa nada. Y aquí nadie puede decir que el proyecto de posnatal no irroga gasto fiscal. El gobierno ante una actitud contumaz de parlamentarios con este proyecto de ley fue permisivo. Y no es primera vez. Si tú eres parte de una coalición política, no puedes ser oposición y oficialismo al mismo tiempo. Esa moneda con dos caras es lo que a nosotros en la UDI nos tiene cansados. 

—¿Usted se refiere a la diputada y vicepresidenta de RN Paulina Núñez, esposa de Cristián Monckeberg (Desarrollo Social)? ¿Qué cree que debió haber hecho?

—Había que buscar una forma de trabajar y avanzar a través de los mecanismos legales y constitucionales. Tenemos la obligación de respetar la Constitución y las leyes.

—¿Cree que el gobierno, en tres meses, le faltó liderar el tema del posnatal de emergencia? Se negaron a patrocinarlo, y en eso insistieron bastante las diputadas de RN.

—Me llama la atención es que siempre terminan a última hora peleando las cosas. Es evidente que hay un problema con las mujeres que tienen niños pequeños y hay que buscar la forma de resolverlo. Ahí el gobierno necesitaba poder delimitar, decir, 'hasta acá llegamos'. Pero siempre dicen, vamos a llegar hasta acá, y terminando llegando hasta mucho más allá. En eso creo por ejemplo que Sebastián Sichel tenía una posición mucho más clara. Él decía 'somos los que gobernamos y este es nuestro marco; llegamos a acuerdos, sí, pero dentro de un marco'. Porque el gobierno tiene la obligación de manejar las finanzas públicas y de decidir hasta dónde gastar. Y eso hay que pensarlo bien. Y luego en el margen negocias. Siempre llegan a destiempo. 

—Usted es de la comisión de Trabajo y ya el gobierno logró acuerdo con la oposición para un posnatal de emergencia, ¿se cedió mucho?

—Fue un buen acuerdo, pero al final van a estar los dos proyectos al mismo tiempo en la Cámara, entonces, uno dice: para qué. Si no quieren avanzar en posnatal de emergencia o dicen que quieren cubrir eso de otra manera, ok, bueno, pero mantengámonos firmes. Pero, por favor, no anden en esta cosa dubitativa, zigzagueante que finalmente termina agotando a todo el mundo. 

—¿Quién no logró ordenar a las bancadas para la votación del jueves? ¿O de quién es la responsabilidad?

—Eso es responsabilidad del comité político completo, tienen que saber quiénes van a votar a favor o en contra. Me imagino que sabrían cómo iba a votar la señora de uno de los ministros del comité, si no le preguntan... (ríe). 

—El gobierno dijo en privado que la votación del posnatal de este jueves y la alta cantidad de votos oficialistas fijaba un precedente en torno al mismo veto; que no podían confiar en que iban a estar los votos...

—Esa es una excusa. Yo hubiese preferido que me hubiesen dicho ‘sabes qué, tomamos una decisión política y creemos que lo más conveniente es no enviar el veto’. Yo iba a estar en desacuerdo, pero la hubiese respetado. 

—¿Qué le dijeron entonces a usted cuando el gobierno decide desechar la idea del voto, que no estaban los votos?

—Sí, eso me dijeron, que no podían asegurar los votos. Pero yo estoy segura que estaban. A nosotros no nos gusta que tergiversen los hechos. 

—Con esta ley, ¿augura un escenario complejo para la centroderecha en la elección municipal de abril de 2021?

—Hemos sobrevivido a muchas batallas.

Comité político: “Estamos en desventaja”

—¿La UDI se siente representada por Claudio Alvarado (Segpres) en el comité político?

—Alvarado es militante de la UDI y lleva súper poco tiempo en el comité político de vuelta. Él tiene una gran capacidad negociadora, conoce los tiempos del Congreso y también conoce a la UDI. Y nosotros, la UDI, tenemos un ministro no más en el comité político. RN tiene dos, Evópoli tiene dos. Claramente estamos en desventaja.

—¿En la UDI no ven a Alvarado más cercano a Blumel que a la UDI? Le pregunto por todo lo que se ha relevado de esa dupla, sobre todo cuando estaban en la Segpres juntos.

—No, no creo. Alguien que es de la UDI, es de la UDI. Desde el punto de vista humano, ellos tienen una buena relación, pero no creo que eso afecte. Lo que sucede es que, claro, Alvarado es uno dentro del comité político, lamentablemente.

—¿Echa de menos a Andrés Chadwick o incluso a Sebastián Sichel.

—Echo mucho de menos a Sichel, sí. Y también a Chadwick, de todas maneras.

—Una vez ya suspendieron su participación en Chile Vamos, en momentos en que RN y Evópoli dieron el apoyo en el Congreso a la paridad de género para una Convención Constitucional. ¿No cree que esta vez hay más desavenencias en el sector que en aquel momento? ¿Cómo analiza este momento?

—Eso fue una situación puntual y en ese momento creíamos que la forma en la que nos estábamos relacionando en la coalición no era la adecuada. Pero esta vez el problema más que con los partidos de Chile Vamos es con el gobierno. Y no de la UDI en particular. El gobierno tiene un gran problema si es que tiene dos ministros del comité político y una bancada que no los obedece, no los escucha, no los apaña. Tiene un gran problema cuando la influencia de uno de los ministros del comité político no llega ni siquiera a su mujer. 

—Usted remarca que solo tienen un ministro en el comité político, ¿necesita un refuerzo la UDI para mejorar la coordinación?

—Hoy día, muchos temas, el pensamiento nuestro no está siendo recogido. Hace mucho rato partimos pidiendo ayuda para la clase media, y se ha demorado. No sentimos que nuestras peticiones están siendo recogidas. 

—En su partido, en privado, dicen que están cansados de ser los malos de la película si es que el gobierno no los apoya nunca. ¿Lo siente así?

—La UDI es el único partido que tiene dos mártires. Los terroristas mataron a un senador en ejercicio en plena democracia, por el solo hecho de pensar distinto a la izquierda. Lo mismo sucedió son Simón Yévenes. Nosotros entendemos que defender las ideas contra la izquierda suele acarrear costos y normalmente estamos dispuestos a pagarlo porque entendemos que para poder avanzar hay que enfrentar el populismo y las ideas de izquierda que son las que han hecho que los países se deterioren. Lo que nos cansa es que el gobierno sea permisivo en eso. Porque creemos que eso le hace mal al país, porque se empieza a instalar una conducta. Ni siquiera los gobiernos de Bachelet hicieron esto. Si los gobiernos no cuidan la institucionalidad y no cuidan que las reglas del juego sean claras y estables, este país se va a ir por la alcantarilla.

¿Ayuda a la clase media?: “Nos va pasar lo del posnatal”

—¿El gobierno ha dejado de lado a la clase media en la pandemia?

—Han pasado tres meses. Se ha hecho largo, pero ha pasado poco tiempo. Tratando de ser justos, se ha hecho un gran esfuerzo por ir abarcando distintas áreas y se han hecho grandes ayudas, pero aún está pendiente el tema de la clase media, que nosotros lo veníamos pidiendo ya hace bastante tiempo. La clase media necesita que le cubramos sus gastos fijos, arriendo y gastos básicos. Tenemos que ver una fórmula de ayudarlos, darles un subsidio para que nos les rematen sus viviendas, hay que dar incentivos a la banca para postergar los créditos hipotecarios. Tenemos que ayudarlos, porque son gente que están perdiendo lo que han ganado con su esfuerzo en una vida entera. 

—¿Le hace sentido a la UDI las propuestas de Mario Desbordes para la clase media como la condonación del CAE o el retiro adelantado del 10% de los fondos de AFP?

—El retiro adelantado de las AFP es vestir a un santo desvistiendo a otro. Desde el 18 de octubre se hizo patente que uno de los problemas es justamente las bajas pensiones y sacar las platas de las pensiones, que está reservada para ese ítem, no es lo más conveniente. ¿Por qué le vamos a decir a la gente que con la plata de su vejez cubra sus necesidades de la crisis de hoy si hubo un acuerdo político para que los ayudemos con platas públicas? 

—¿Cree que el gobierno va a terminar cediendo en esto?

—Espero que no. La gente seria, exministros, economistas, coinciden en que es una mala idea, y que además es regresiva. Me gustaría estar cierta en que van a avanzar en solucionarle el problema a las familias sin tener que recurrir al ahorro de la vejez y que, cuando nos recuperemos de esto, no tengamos que estar devolviendo esa plata sino que podamos estar sumándole plata a los fondos de pensiones.

—¿Le incomoda a la UDI que Joaquín Lavín se abra a esta idea?

—Joaquín dijo lo mismo que estoy diciendo yo. Dice que es la peor de todas las ideas, o la última de todas, que es una forma más blanda de decirlo. Es lo mismo.

—La jefa de bancada de la UDI, María José Hoffmann, apuntó en la semana al ministro de Hacienda, Ignacio Briones, y pidió ir cuanto antes a la ayuda económica de la clase media y no cuando “Hacienda lo estime”. ¿Ese llamado es compartido?

—Necesitamos avanzar. De nuevo nos va pasar lo del posnatal, que hacen como si los problemas se resolvieran solos. Tenemos que darle una solución real a la clase media. No podemos esperar a que las cosas lleguen al límite, porque o sino al final todo se hace a última hora, bajo presión, y sin la posibilidad de discutirlo. La gente quiere ayuda económica. 

—¿Cuán tensionados están en la derecha por las ideas que surgen en medio de la pandemia?

—Lo que sucede es que las épocas de crisis son épocas de populismo. El populismo no es patrimonio ni de la izquierda ni de la derecha, lamentablemente se ha esparcido de manera uniforme. Y hoy el populismo está creciendo como maleza. 

—¿Lo ve en RN el populismo?

—No diría que en RN. Diría que en algunas personas de los partidos de la coalición, no es patrimonio de la derecha. Es populista avanzar con proyectos que se saben que son inconstitucionales o admisibles, como lo fue en el posnatal, por el solo hecho de quedar bien. 

—Se ha instalado la idea de que hay varias derechas. Mario Desbordes, se dice, representaría a una derecha más social versus una derecha más dogmática como la de la UDI o de Libertad y Desarrollo. ¿Cómo ve ese debate?

—Eso no es así; es una caricatura. Somos un partido que ha crecido en el mundo popular y no hacemos política en los clubes sociales. Hacemos política en la calle, en las poblaciones, en los sectores donde la izquierda gana, ahí ganamos nosotros, con personas además que son de ahí, que no son artistas ni deportistas. Lo que representamos son ideales que permitan a una sociedad ser libre no solo en lo económico sino también en lo personal. Un Estado que no solo sea subsidiario sino robusto para poder tender la mano en ocasiones como las que estamos viviendo hoy. Que sea capaz de ordenar para que la gente pueda tener igualdad de oportunidades y no existan abusos. Esa es la derecha que queremos representar, esa derecha que les genere la oportunidad a las personas que están dispuestas a salir adelante con su trabajo y con su esfuerzo, que no nacieron en una cuna de oro, pero que tampoco están dispuestas a vivir de los subsidios ni de la caridad, sino que quieren que el Estado les genere las oportunidades para poder salir adelante en la medida que trabajen. Nos sentimos orgullosos de representar esa derecha.

—¿No hay una desconexión del sector con las necesidades de la clase media? Mario Desbordes planteaba esa idea de que en el sector se cree que “todo está bien”…

—Yo vivo en Concepción, aquí no hay grandes empresarios. Mis bisabuelos llegaron con una mano por delante y otra por detrás y todo lo que tenemos lo hemos construido en base a nuestro trabajo y nuestro esfuerzo. La unidad de Chile Vamos no significa uniformidad; significa disentir en temas que son opinables, pero nos sentimos cómodos con los valores de una sociedad que represente por sobre todas las cosas la libertad de las personas y la diversidad. Me parece razonable que quien más se esfuerza tenga mejores resultados. 

—¿Ve futuro a Chile Vamos como una coalición política?

—Sí. De verdad creo que tenemos mucho más en común que lo que nos diferencia. E insisto: el problema de la UDI es con la conducción política del gobierno.

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