Los hongos han salvado millones de vidas gracias a desarrollos médicos como la penicilina y han quitado otras tantas a través de infecciones o por el consumo de ejemplares tóxicos.
Se los considera desde un elemento culinario básico –como la levadura usada para hacer el pan– hasta una raro manjar –como las trufas, uno de los ingredientes más caros que existen–.
Hay quienes los coleccionan, quienes los buscan para erradicarlos de sus campos, aquellos que los consumen como drogas recreacionales y los que les atribuyenpropiedades religiosas.
Pero, para la ciencia, el reino de los hongos es todavía un misterio. Y por eso un grupo de investigadores quiere unir esfuerzos para terminar con su propia ignorancia iniciando con la publicación de la lista de "los 50 hongos más buscados".
La misma incluye a los más abundantes y únicos de los hongos que todavía no tienen ni un nombre científico.
Y esos son muchos más de los que uno imaginaría, a pesar de que ya hay más de 6 millones de especies descritas.
Las trufas, a las que se apoda "los diamantes de la cocina", pueden valer desde US$200 hasta US$4.000 el kilogramo.
Tan cotidianos como desconocidos
Parte del problema de la ciencia es que, si bien cuando uno piensa en un hongo suele imaginar una seta con forma de sombrilla creciendo a nivel del suelo, en el mejor de los casos esto es apenas una parte del individuo (como el fruto respecto del árbol).
Pero, en general, los hongos no tienen ningún "fruto" visible. Son redes microscópicas llamadas hifas, formadas por células idénticas que se comunican y coordinan con un fin común.
El investigador Henrik Nilsson de la Universidad de Gotemburgo es el principal autor de la lista los 50 hongos más buscados por la ciencia.
"Mientras que las setas tienden a poder examinarse de forma directa, no puede decirse lo mismo de las microscópicas hifas", le explica a BBC Mundo Henrik Nilsson, profesor de la Universidad de Gotemburgo, en Suecia.
Los hongos pueden además encontrarse en casi cualquier parte del planeta. Y para complicar aún más su caracterización, además de haber organismos kilométricos, existen otros de una única célula.
De hecho, el organismo vivo más grande de la Tierra es un hongo de 9,6 kilómetros cuadrados que ni siquiera puede observarse a simple vista: una colonia de la especie Armillaria solidipes que se encuentra bajo tierra en Oregón, Estados Unidos.
Pero el desconocimiento científico actual es tal que hay hongos de los que se ignora toda afiliación taxonómica, o sea, su clase, orden, familia, género y especie. Sólo se sabe que pertenecen al reino de los hongos.
Es como si la ciencia sólo pudiera decir que los perros, escorpiones y ballenas pertenecen al reino de los animales y nada más. Todos juntos bajo un mismo y enorme paraguas.
Para Nilsson esto es muy frustrante. Y en 2016 la ciencia no puede darse el lujo de saber tan poco de algo tan presente, que potencialmente podría aportar beneficios a la humanidad, desde económicos hasta médicos.
Se buscan
Nilsson encabeza un grupo internacional de científicos que publicó en la revista científica MycoKeys, especializada en micología, una lista con los 50 hongos más buscados.
Su importancia no es ecológica o económica, aclaran los investigadores pertenecientes a institutos científicos de Suecia, Estonia y Estados Unidos. Los 50 hongos "más buscados" fueron elegidos por ser los más abundantes, inidentificables y únicos que se conocen en la naturaleza.
El hongo matamoscas (Anaminta muscaria) es el típico que uno imagina cuando piensa en el reino de los hongos. Pero la realidad es más compleja.
A nivel genético, su ADN no llega a ser ni 80% similar al de los otros hongos de los que más se sabe.
Para tener una referencia, el ser humano y el pez cebra coinciden en poco más del 70%. Es decir que estos hongos del ranking son verdaderas rarezas.
El objetivo del listado es que investigadores del mundo entero puedan compartir la información que tengan sobre estos hongos en una base de datos online llamada Unite ("Unir").
Pero, ¿cómo aludir a estos hongos de los que no se sabe nada y no tienen ni nombre científico de forma que cualquier científico del mundo pudiera entender la referencia?
Lo que hicieron en Unite fue publicar la información molecular de cada uno de los hongos buscados y se les asignó un código que, como bien explica Nilsson, "es más apropiado para la comunicación entre máquinas que entre humanos".
"El hongo más buscado de nuestra lista, por ejemplo, lleva el código 10.15156/BIO/SH221352.07FU. Esto suena bastante menos tentador que, digamos, Amanita muscaria, el hongo matamoscas".
Por eso carece de sentido publicar un listado con los 50 más buscados para el público general: se trata de una sucesión de códigos con números y letras incomprensible para quien no se dedica a la micología. No hay fotos ni información biológica.
Hifas fúngicas cubriendo el extremo de la raíz de una planta.
Y navegando por la base de datos Unite, sólo es posible comprender dónde fueron tomadas las muestras de estos misteriosos hongos. Así, entre los cinco primeros hay ejemplares de Brasil, EE.UU., Italia, Japón, Panamá y Suecia.
Por eso la búsqueda es un asunto de entendidos. Aunque el equipo encabezado por Nilsson quiere que estos especialistas, sin importar dónde vivan, trabajen juntos con los mismos objetivos.
Así lo explicaron en el artículo de la revista MycoKeys: "Esperamos que (la lista de los más buscados) acelere el reconocimiento formal de las especies subyacentes y desafiamos a los usuarios atratar de identificar estas especies. Porque nosotros hemos fallado".