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Navidad y el Viejito Pascuero: A qué edad se termina la magia en los niños y por qué descubrir "eso" más tarde puede ser peor

Freepik - Viejito Pascuero
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En la cabeza de los niños está la idea de que el Viejito Pascuero baja por la chimenea o se cuela en la casa por una ventana para dejar los regalos. Un razonamiento totalmente ilógico... pero mágico.
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Más allá de los regalos bajo el árbol, la magia de la Navidad está en el tiempo que compartimos en familia, el amor y el disfrutar de las cosas simples. Sin embargo, la inocencia de los niños y la fantasía con que gozan esta celebración aportan otro ingrediente.

Sin embargo, muchos niños y niñas, unos antes que otros, comienzan a cambiar su perspectiva de la Navidad y, principalmente, a cuestionarse la existencia del Viejito Pascuero

Ese inevitable momento llega en alguna ocasión, porque así ocurrió con la mayoría de nosotros. Pero ahora un grupo de psicólogos logró identificar la edad promedio en la que aparece el escepticismo y qué niños son más vulnerables de albergar emociones negativas cuando conocen la verdad.

Navidad y el Viejito Pascuero: ¿A qué edad los niños dejan de creer?

En la cabeza de los niños está la idea de que el Viejito Pascuero baja por la chimenea o se cuela en la casa por una ventana para dejar los regalos. No sólo en una casa, sino que en millones de hogares de todo el mundo. Un razonamiento totalmente ilógico... pero mágico.

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"Los niños suelen empezar a distinguir entre fantasía y realidad durante los años preescolares, pero su creencia en la existencia de un Santa Claus mágico y singular suele prolongarse hasta la infancia", sostiene Candice Mills, psicóloga de la Universidad de Texas, en Estados Unidos, en declaraciones recogidas por el periódico británico The Guardian.

La propia especialista comenzó a darse cuenta de la "promoción" que versaba sobre la figura de Santa Claus al ser madre. "Sentí un poco de tensión al respecto, porque por un lado animamos a nuestros hijos a ser pensadores científicos y a no engañar a los demás, pero con la historia de Papá Noel, a veces se estira un poco la verdad", reflexiona Mills.

"Me preocupaba dar la impresión a mis hijos de que estaba mintiendo, porque sabía que me había disgustado que me mintieran a mi sobre Santa Claus", añade.

Para comprender mejor esa transición en los más pequeños, desde que creen fervientemente en el Viejito Pascuero hasta negar por completo su existencia, la psicóloga y su equipo entrevistaron a 48 niños de entre 6 y 15 años que habían dejado de creer en Santa y a 44 de sus padres, además de otros 383 adultos.

Para la mayoría de los niños, según se desprende de la investigación, la incredulidad aparece gradualmente alrededor de los 8 años. Sin embargo, así como hay pequeños de 3 o 4 años que se auto convencen de que Santa no era real, otros siguen creyendo en el personaje de rojo hasta los 15 o 16 años.

Para otros, en tanto, el testimonio de algún amigo o compañero de colegio que ya no cree en el Viejito Pascuero es lo que los termina por convencer definitivamente.

"Puede que tuvieran cierto escepticismo basado en razonamientos lógicos —¿cómo puede Santa Claus dar realmente la vuelta al mundo en una noche?— pero lo que les lleva al límite es que un compañero de clase les diga que no es real", recalca Mills.

¿Por qué enterarse tarde es peor?

De acuerdo con el mismo estudio, aproximadamente un tercio de los niños y la mitad de los adultos entrevistados expresaron emociones negativas al descubrir que el Viejito Pascuero no existe. Y si bien esos sentimientos eran leves y pasajeros, cerca de un 10% de los adultos manifestó una tristeza más prolongada o una menor confianza en sus padres después de enterarse.

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Estos sentimientos negativos pueden estar relacionados, dicen los psicólogos, con recibir la noticia de forma repentina o demasiado directa, pero también con descubrirlo en una edad más avanzada.

En estos casos, detalla la publicación de The Guardian, solía tratarse de padres que habían invertido más tiempo e imaginación en hacer creer a los más pequeños que la existencia del Viejito Pascuero era real, "grabando videos de él en el salón o dejando estelas de purpurina en el suelo".

Por otra parte, también hubo muchos niños que aseguraron haberse sentido más aliviados cuando dejaron de creer. "Era como si hubieran resuelto una especie de enigma", sostiene Mills.

Finalmente, sobre cómo enfrentar las preguntas de los niños, especialmente cuando no están preparados para dejar de creer, Mills aconseja preguntar a los menores qué piensan, conversar acerca de lo que creen "algunas personas", decir "es una pregunta interesante", o el "¿tú qué crees?", y ver cómo el niño lo analiza por su cuenta. Esto puede ayudar a muchos padres a decidir la forma cómo enfrentarse al momento de la verdad.

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