La sorpresiva muerte del marfileño Cheick Tiote hace dos semanas causó una enorme tristeza en el mundo del fútbol, así como lo fue el fallecimiento del inglés Ugo Ehiogu en abril.

Ambos eran conocidos por poseer un físico excepcional, ambos colapsaron súbitamente por problemas en el corazón.

Tiote, que tenía 30 años, todavía estaba en activo en la superliga de fútbol en China, mientras que Ehiogu, nacido en Inglaterra, pero de origen nigeriano, formaba parte del equipo de entrenadores del Tottenham.

Estos dos casos fueron los que más repercusión mediática tuvieron, pero no han sido los únicos.

De las últimas ocho muertes que se han producido de manera imprevista en el fútbol, siete han sido de jugadores africanos o entrenadores. De las 64 que han ocurrido en la última década, un 40% fueron futbolistas nacidos en África.

Una estadística que atrajo la atención del periodista de la BBC, Jordan Dunbar, quien se preguntó si hay evidencia que pueda sugerir que los futbolistas africanos son más propensos a morir en una cancha.

Impacto

Además de Tiote, cuyo funeral se llevó a cabo el pasado domingo en Abiyán, Costa de Marfil, Dunbar recordó al camerunés Marc-Vivien Foé, fallecido durante la Copa Confederaciones en 2003, y a Fabrice Muamba, el jugador congoleño del Bolton que en 2012 logró sobrevivir milagrosamente pese a que su corazón dejó de funcionar durante 78 minutos.

Durante su investigación, Dunbar se enfrentó con el problema de la falta de datos globales sobre el número de jugadores fallecidos durante un partido, sea en un entrenamiento o en un encuentro oficial.

La única lista no oficial que encontró fue la que recopila Wikipedia, que pese a sus limitaciones ofrece una rápida visión de la tendencia que viene sucediendo en los últimos años.

Robert Mastrodomenico, de la empresa Global Sports Statistics, indicó que es evidente que la proporción de futbolistas africanos es mayor con respecto a jugadores provenientes de otras partes del mundo.

Mastrodomenico hizo la comparación del porcentaje de futbolistas fallecidos con respecto al número de personas que se estiman juegan el deporte del balón, que según la FIFA llega a las 265 millones en todo el mundo.

De ellas un 17% se encuentran en África, continente que registra la muerte de hasta 26 jugadores de manera súbita en la última década o lo que es lo mismo un 40%.

De esas, 25 fallecieron por un fulminante ataque cardíaco.

El riesgo

El profesor de cardiología Sanjay Sharm le dijo a la BBC que hay evidencia en Estados Unidos que un repentino paro cardiaco es tres veces más común entre los jugadores negros que en jugadores blancos.

Sharm también indicó que no es el único lugar donde se cumple un patrón similar.

"Hay datos de la Asociación Nacional Atlética Universitaria (NCAA, por sus siglas en inglés) en Estados Unidos que muestra que el riesgo en general de sufrir una muerte por un paro cardiorrespiratorio repentino en el deporte es de uno en 48.000", explicó.

"Pero cuando alguien lo examina con más detenimiento ese riesgo es considerablemente más elevado en atletas negros, de uno en 18.000 entre los atletas masculinos".

El profesor añade que en una investigación de la Asociación de Fútbol, en Inglaterra, llevada a cabo entre jugadores jóvenes se reveló que la tasa de muerte entre los futbolistas blancos es de uno en 25.000, mientras que entre jugadores negros es de uno en 4.000.

"En otras palabras, un jugador negro es seis veces más propenso a morir que un jugador blanco, aunque la chance que algo así ocurra sigue siendo mínima", aclaró Dunbar.

Sharma reconoce que es difícil hablar de una sola causa al problema, pero cree en base a la evidencia que ha estudiado que en los jugadores negros "la pared del lado izquierdo del corazón parece volverse más gruesa que en jugadores de otras etnias".

"Lo que puede producir interrupciones anormales eléctricas que causen una muerte súbita".

Esto se puede agravar por una alta presión sanguínea durante el ejercicio.

El profesor Sharma ha basado sus estudios en deportistas negros de Estados Unidos y Reino Unido cuyo origen se encuentra en los países de África Occidental, pero es consciente que el panorama general es aún más complicado.

En especial teniendo en cuenta que en los países más pobres no se suele llevar a cabo exámenes en profundidad al corazón lo que impide que se detecten problemas que puedan afectar el funcionamiento de este órgano vital.

Dunbar reconoce que por el momento resulta casi imposible responder con certeza el por qué son los jugadores futbolistas los que más mueren en la cancha, pero que hay estadísticas e investigaciones médicas que sugieren que ese es el caso.

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