Reuniones secretas, nepotismo, dopaje, encubrimiento, extorsión y mucho dinero.

El atletismo está en coma y el organismo que lo representa, la Federación Internacional de Asociaciones de Atletismo (IAAF, por sus siglas en inglés), en terapia intensiva.

La segunda parte de la investigación que destapó el escándalo de dopaje en Rusia y condujo a su suspensión de todas las competiciones internacionales develó aún más detalles de la "corrupción que está incrustada" en la IAAF.

El informe de 89 páginas señala como "responsable de organizar y permitir la conspiración y corrupción que tuvo lugar en la IAAF" a la persona que estuvo durante 16 años al frente del organismo internacional, Lamine Diack.

En el texto se especifica dos casos concretos, el de la turca Asli Cakir Alptekin, quien fue despojada de la medalla de oro de los Juegos Olímpicos de Londres, y, sobre todo, el de la rusa Liliya Shobukhova.

La ganadora de la maratón de Londres en 2010 es la protagonista de la historia más reveladora de la investigación liderada por el expresidente de la Agencia Mundial Antidopaje, el canadiense Dick Pound.

Perfil sospechoso

El nombre de Shobukhova forma parte de una lista de 23 atletas rusos con perfiles sospechosos en sus pasaportes biológicos, el sistema que almacena electrónicamente la información de las propiedades y variables en la sangre de los atletas, tras una serie de chequeos sorpresa.

Esta lista había sido solicitada por Habid Cisse, un asesor directo del expresidente de la IAAF y miembro de su departamento de Medicina y Antidopaje.

Tras recibir la información, Cisse viajó a Moscú y se reunió con el tesorero de la IAAF y presidente de la Federación Rusa de Atletismo (ARAF), Valentin Balakhnichev.

Días después, en diciembre del 2011, el agente de Shobukhova, Andrei Baranov, recibió una llamada del entrenador del equipo nacional de la ARAF, Alexei Melnikov, quien le informa la presencia de su representada en la lista de atletas sospechosos de dopaje.

A finales de ese mes, Melnikov exige a la corredora el pago de US$190.000 para retirar su nombre de la lista y este se produce a comienzos de 2012.

Dos pagos más

Con los Juegos Olímpicos de Londres en el horizonte, Melnikov, el entrenador del equipo nacional ruso, vuelve a llamar a la atleta Shobukhova y le informa que tiene que agregar otros US$380.000 si desea correr en la capital británica.

La IAAF, por su parte, preparó los documentos para notificar a la atleta de su "posible dopaje" y solicitar su explicación, los cuales fueron entregados a Cisse, del departamento de Medicina y Antidopaje de la IAAF, para que se los diera personalmente a la ARAF.

El funcionario de la federación internacional viaja a Moscú y días después Shobukhova recibe otra llamada del entrenador Melnikov exigiendo otro pago de US$380.000. Al preguntar qué había pasado con el otro dinero, Melnikov respondió que había ido "al abogado" (Cisse).

Eventualmente, la atleta rusa pudo participar en Londres 2012, lo que levantó las sospechas de Thomas Capdevielle, administrador del departamento de Medicina y Antidopaje de la IAAF.

Al mes siguiente de la clausura de los Juegos, Capdevielle cuestionó la presencia de Shobukhova ante el director de su departamento, el doctor Gabriel Dollé, pero la respuesta llegó en forma de advertencia de Cisse diciéndole que los pasaportes biológicos de los atletas rusos no eran su problema.

Otro doctor, Pierre Yves Garnier, también hizo saltar la alarma sobre seis casos de los atletas rusos que permanecían sin resolverse e informó sobre la situación a altos funcionarios del organismo.

Enero 2013

El caso llegó hasta el presidente de la IAAF, Lamine Diack, que en un principio confirmó que se había acordado que no se iban a investigar esos casos, pero después dijo que tomaría cartas en el asunto.

La presión aumentó con el paso de los meses y ante la celebración del Campeonato Mundial de Atletismo ese año en Moscú, en los que participaron atletas bajo sospecha.

La falta de acción provocó la renuncia de algunos funcionarios de la IAAF y, a finales de año, el entrenador Melnikov le avisó a Shobukhova que tendría problemas de participar en 2014 debido a su pasaporte biológico.

¿Confesión forzada?

En una reunión en Moscú, el entrenador del equipo nacional le informó a la maratonista que había obstáculos imposibles de resolver y le pidió que firmara el formulario en el que acepta la sanción por dopaje, lo que ella rechaza.

Shobukhova delató lo ocurrido a un director de carrera de la IAAF en la maratón de Tokio, quien remitió el caso al doctor Dollé, director del departamento de Medicina y Antidopaje de la IAAF.

La información llegó hasta Balakhnichev, tesorero de la IAAF y presidente de la Federación Rusa de Atletismo (ARAF), quien aseguró que la atleta había firmado la confesión.

El presidente de la ARAF y el entrenador Melnikov se reunieron con Shobukhova y la instaron a firmar la sanción. La amenazaron con que la suspenderían por el doble de tiempo y que tendría problemas para regresar a la alta competencia.

Es entonces cuando ella pide que le devuelvan el dinero, en marzo de ese año. La IAAF recibió el formulario firmado, aunque Shobukhova asegura que nunca lo hizo.

Transformación urgente

El informe del investigador canadiense Pound resalta que la IAAF necesita una transformación interna para recuperar su reputación y respaldó a su actual presidente, el británico Sebastian Coe, para sacar a la organización a flote.

Sin embargo, la posición de Coe parece debilitada al haber sido el vicepresidente del organismo desde 2007 y trabajar junto a Diack.

El ministro de Deportes de Rusia, Vitaly Mutko, calificó al reporte de Pound como "absurdo" y dijo que casi acusaba a Vladimir Putin, presidente de Rusia, de dopaje.

La interrogante que surge después de toda esta polémica es cómo afectará el escándalo a los Juegos de Río este año.

Al fin de cuentas, el atletismo es el principal deporte del movimiento olímpico.

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