La canción "Infernodaga" del artista pop chileno Dani Ride, que representará a nuestro país en la competencia internacional del Festival de Viña del Mar 2025, es el centro de una ola de controversias debido a su contenido, considerado polémico por la comunidad creyente.
Y es que tanto la letra como el video de la canción incluyen elementos que muchos consideran ofensivos hacia la fe cristiana, lo que llevó incluso a la realización de múltiples denuncias por parte de la concejala de Talcahuano, Elena Retamal Palma.
Se trata de una autoridad local que interpuso un recurso de protección ante la Corte de Apelaciones de Valparaíso, el Consejo Nacional de Televisión (CNTV) y la organización del festival, solicitando medidas para evitar la difusión de la pieza en el evento.
El principal argumento de Retamal es que "Infernodaga" contiene referencias que, según ella, son una burla hacia símbolos cristianos esenciales, como la cruz, la corona de espinas, e incluso una representación de la quema de un libro que alude a la Biblia.
Según la denuncia, estos elementos violan varios derechos fundamentales, como la libertad de religión y la dignidad de los creyentes cristianos, vulnerando la normativa establecida por la Constitución de Chile y tratados internacionales ratificados por el país.
En su recurso, la concejala expone que la canción no solo atenta contra los valores religiosos, sino que además "promueve un discurso de odio y discriminación".
Junto con lo anterior Retamal señaló que la difusión de la canción, a través de un evento de alcance nacional, constituye un acto de discriminación religiosa, ya que el evento es auspiciado por la Municipalidad de Viña del Mar, un ente estatal.
El origen de "Infernodaga" y la defensa del artista
Por su parte, el joven artista Dani Ride ya había defendido con anterioridad la canción, aclarando que su composición tiene un "trasfondo personal y refleja su experiencia como adolescente enfrentando un entorno religioso rígido".
En una publicación, Dani explicó que "Infernodaga" es una balada escrita en 2019, que habla de su proceso de aceptación y descubrimiento personal. La canción, según el propio cantante, fue inspirada por su lucha interna entre el miedo al "infierno" enseñado por la religión y su deseo de vivir su identidad de forma plena.
El cantante añadió que la canción, en colaboración con la artista Mariel Mariel, es una "deconstrucción" del tradicional "Padre Nuestro" y que su propósito es invitar a los oyentes a "cuestionar las imposiciones sociales y religiosas".
"Lo que hice fue hacerle caso por primera vez a mis deseos, a mis instintos, a mi forma de sentirme sensual, sexual y amado. Ahí fue que descubrí que ese infierno del que tanto me enseñaron temer era MI PARAÍSO", comentó el cantante.
A raíz de la controversia, la concejala Retamal solicitó a los organizadores del Festival de Viña del Mar que cesen inmediatamente la difusión de la canción en los canales oficiales del evento y que emitan una disculpa pública por la afectación que la canción podría causar a la comunidad cristiana.
Además, pidió que se adopten medidas preventivas para evitar futuras vulneraciones a la libertad religiosa en espectáculos de carácter público.
La denuncia ya generó un fuerte debate en redes sociales, con defensores de la canción argumentando que se trata de una obra de libertad artística y expresión personal, mientras que otros consideran que el contenido de la canción promueve un mensaje ofensivo hacia una de las religiones más practicadas en Chile.
Mientras tanto, la organización del Festival de Viña del Mar y el CNTV aún no se han pronunciado oficialmente sobre la denuncia presentada.