Qué observar. Enrique Aracena Reyes, el chofer de Alberto Larraín y de la Fundación ProCultura, declaró como imputado en la investigación el 11 de octubre de 2024. Según un informe pericial contable registra presuntos pagos por $61.352.158 y también fue testigo de primera línea de las actividades del fundador de la entidad.

  • Entre los antecedentes que arroja su declaración figura cómo le pidieron que se llevara computadores cuando la fundación comenzó a ser investigada por la PDI. A continuación su testimonio registrado en el expediente:

Cómo llegó a ProCultura. “Conocí a Alberto en el año 2018 en mi condición de taxista lo tomé de pasajero en el centro de Santiago con destino al aeropuerto, en esa ocasión le compartí mi número, a lo que luego de dos semanas me llama para que lo pasé a buscar a su domicilio, a lo que posteriormente durante ese año y el 2019, Alberto me llamaba frecuentemente para trasladarlo. Es así, que, en esa dinámica, Alberto me comenzó a solicitar traslados para funcionarios de ProCultura. En los traslados él me comentó que era dueño de una fundación y que se llamaba ProCultura”.

  • “El año 2020, Alberto me transfiere $500.000 a modo de “prepago”, acordando en esa ocasión que se devolvería el dinero mediante mis servicios de taxi, realizando “carreras” a su entorno familiar y empleados de ProCultura”.
  • “A finales del año 2021, a raíz de la gran cantidad de viajes que realizaba a Alberto y la misma confianza que mantenía con éste, me indica que la fundación esta evaluando mi contratación (…) me ofrece un sueldo de $700.000, a lo que rechazo la oferta ya que no me parecía atractiva. Realizando una contraoferta de $900.000 líquido, debiendo prestar servicio para la fundación en una camioneta proporcionada por ésta, que resultó ser una camioneta marca JMC año 2022 color blanca, oferta que yo acepto”.

Traslados a reuniones. “De mis funciones daba cuenta a Alberto Larraín y en ocasiones también a María Constanza (Gómez, representante legal de la fundación), quien fue la que me dio la bienvenida a la empresa. Prestaba servicios únicamente de chofer, realizando traslado a funcionarios de ProCultura“.

  • “Recurrentemente trasladaba a Alberto a reuniones al GORE Santiago, al Ministerio de las Culturas y al Ministerio de Desarrollo Social, como también, en alguna oportunidad lo trasladé a la municipalidad de Tiltil y Rinconada. Asimismo, a Alberto lo trasladé en unas 3 oportunidades al Palacio de La Moneda”.
  • “Dentro de mi periodo de trabajo en ProCultura, vi reunirse a Alberto Larraín con distintas autoridades, como el diputado Diego Ibáñez, al que conocí en Valparaíso junto con Alberto Larraín, al que transcurrido un tiempo Alberto me da la instrucción de trasladar al diputado Ibáñez desde la casa de Alberto en calle Bremen hasta el terminal de buses de Santiago, así como también lo vi en una ocasión en la fundación ProCultura ubicada en calle Carmencita, quien en esa ocasión fue a buscar unos libros según me lo señaló”.

Tareas domésticas. “De tarde me preocupaba exclusivamente del traslado de los hijos de Alberto Larraín desde el colegio ubicado en la comuna de Santiago hasta el domicilio de éste en la comuna de Ñuñoa”.

  • “María José Maturana (encargada de finanzas) junto con Javiera Navarrete (directora de personal) y Alberto Larraín decidieron depositarme semanalmente $300.000 por concepto de bencina, peaje y demás gastos de la camioneta”.
  • Respecto a la pareja de Alberto Larraín, Sebastián Balbontín, trasladé varias veces a Alberto desde su casa ubicada en la comuna de Ñuñoa hacia el domicilio de éste en la ciudad de Limache, descontando dichos trayectos del “prepago” antes señalado.
  • “Respecto a Nelly Manutomatoma, la conozco porque la fundación le arrendó una casa en Isla de Pascua para que Alberto se hospedará allá cuando viajara, utilizando éste la casa inclusive con su familia, lo recuerdo porque lo trasladé junto con su familia y asesora del hogar hacia el aeropuerto para un vuelo con destino a la Isla de Pascua. Inclusive recurrentemente cuando Alberto viajaba a la Isla, yo tenía que comprar cordero para que éste llevara”.

Retiro de computadores. “Respecto a las oficinas que mantenía la fundación, cuando conocí a Alberto en el año 2020, tenía una oficina en calle Villavicencio, a la que posterior al estallido social, se cambiaron a una ubicada en calle Carmencita (Barrio El Golf)”.

  • A fines de 2023 cuando llegué a trabajar, estaban funcionarios de la PDI en las oficinas, estando en ese momento en las oficinas la Constanza Gómez, María José Maturana, Javiera Navarrete, Johnny San Martin (administrador) y Alberto Larraín. Al momento de llegar a la oficina y percatarme de la presencia policial, le digo a Johnny que me quedaré en el departamento de abajo esperando”.
  • “Llega a ese departamento Javiera o Juan Fierro (encargado de control de gestión), a lo que uno de estos me señala “ándate por detrás que te van a pasar algo”, di la vuelta a la casa, y Juan Fierro se asomó por una ventana y me entrega un notebook creo que era marca Apple de color gris y me señala “guárdalo”, así que lo lleve a la camioneta y me mantuve ahí. Al rato, posterior a la retirada de la PDI, María Constanza Gómez me pidió el computador, desconociendo que pasó con ese computador posteriormente”.
  • “Cuando me refiero “al departamento de abajo” es un departamento arrendado por ProCultura que queda en el piso de debajo de las oficinas que utilizaba la fundación, donde generalmente se guardaban accesorios de oficina. Había dos CPU; una era de la polola de Johnny y la otra era la vieja CPU con la que trabaja Johnny”.
  • “Es así que pasada una semana aproximadamente del procedimiento realizado por la PDI, a petición de Ilonka (Csillag, fundadora de ProCultura), bajé con ella junto con María Constanza Gómez, en el lugar fueron directamente a la CPU antigua de Johnny, solicitándome que me llevara esa CPU a mi casa, yo le representé que no me serviría esa computadora, a lo que Ilonka me reiteró que me lo llevara, lo cual yo lo tome casi por obligación. Desconozco si la PDI al momento de hacer ingreso a ProCultura, registró “el departamento de abajo”.

Despido. “Es así que luego de todos los problemas públicamente conocidos de la fundación ProCultura, es que el 15 de noviembre del año 2023, Alberto Larraín realiza una reunión telemática con todos los contratos indefinidos (por lo que entiendo) que eran dentro de 95 personas, agradeciendo Alberto de la colaboración y señalando que el finiquito estaría a fin de mes en las cuentas, hecho que nunca ocurrió”.

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