El GAP, una especie de guardia armada personal de Salvador Allende, se hizo conocido poco después de que el lider socialista ganara las elecciones en 1970. Un periodista le preguntó al presidente por los hombres armados que lo acompañaban. Allende respondió: «Un grupo de amigos personales».

  • Mitificados y cuestionados, sus miembros gozaban de ciertos privilegios y entre otras cosas se quedaron con las armas de los oficiales de protección de Fidel Castro, que vinieron a Chile durante la visita del comandante cubano en 1971. Era un armamento considerable que incluía RPG-7 y AK-47.

Historias armadas. En su nuevo libro, “Con el fusil en la espalda. La historia del arriero revolucionario y el ocaso del FPMR” (Crítica, Planeta, 300 páginas), el historiador Cristián Pérez agrega otro episodio poco conocido: la existencia de un grupo GAP formado por chilenos y que fue guardia armada personal de Hugo Chávez en Venezuela.

  • Pérez es experto en la historia de la izquierda chilena contemporánea, con libros como “Vidas revolucionarias”, “Viaje a las estepas”, “La Vida con Otro Nombre: El Partido Socialista de Chile en la Clandestinidad (1973-1979)” y “Los niños del Interdom”, entre otros.
  • “Una cosa que cuento es que hubo una especie de GAP chileno del presidente Chávez en Caracas”, adelanta Pérez. “Por la lealtad que tenían al proceso, por la capacidad política y también armada, apoyan la llamada Revolución Bolivariana en uno de sus momentos más complejos. El día del golpe a Chávez, cuando lo sacan del gobierno, ellos están en el Palacio de Miraflores defendiendo al caudillo venezolano”, relata Pérez.
  • El golpe de Estado en Venezuela de 2002 ocurrió el 11 de abril de ese año. Logró en un principio destestabilizar a Chávez, pero fracasó en su intención de terminar con su gobierno, al ser este restituido dos días después. Fue precedido de un periodo de inestabilidad social y política en el que las fuerzas opuestas al gobierno lograron cohesionarse.
  • Hubo un gobierno de facto presidido por Pedro Carmona que duró 48 horas, pero alcanzo a ser reconocido por el Presidente Ricardo Lagos en Chile, lo que generó un fuerte impasse con Caracas y que tuvo largas repercusiones para las relaciones entre Chile y Venezuela.

El jefe chileno. “Ese grupo lo encabezaba en términos operativos un ex frentista que después de salir de Chile estuvo en la guerrilla colombiana. Murió en Venezuela hace unos 3 o 4 años.  Su chapa era Alejo”, asegura Pérez.

  • “La mayoría de esa guardia presidencial eran chilenos, pero también había algunos uruguayos y colombianos. Todos con formación militar. Varios venían del FPMR”, dice el historiador.

El arriero y Manuel. En el libro “Con el fusil en la espalda”, Cristián Pérez rescata otras dos historias desconocidas que dan cuenta de la decadencia del Frente Patriótico Manuel Rodrígue, luego de desprenderse del Partido Comunista. “En realidad nunca hubo un auge, el ocaso comenzó inmediatamente”.

  • El primer personaje es un alto dirigente del FPMR, un ingeniero que había estado preso después del golpe. Y luego había partido al exilio a Venezuela, pero tenía mucha vinculación con Cuba.
  • “Participó en operaciones de lo que entonces era la logística estratégica del PC. En el libro aparece como Manuel. Participó en la internación de armas en Carrizal, que fue un fracaso”, dice el historiador. “Su historia nunca se había contado”.
  • A través de él, llegó a “El Arriero”, un personaje clave en el escape de frentistas desde Chile. “Cuando yo lo entrevisté tenía 1oo años. Sacó al menos 100 personas entre 1973 y 1989. Los entregaban en San Juan, Argentina, y de ahí los llevaban a Buenos Aires”.

El desplome. Sobre las causas de la derrota final del Frente, dice: “Era imposible crear una estructura armada sin el apoyo del Partido Comunista, que había dado sustento a la política de rebelión popular de masas, que empieza en el 80 y termina en el 86”.

  • “Además es muy difícil pensar en armar una guerra patriótica nacional como era la estrategia del PC estando en democracia. Había millones de chilenos que habían ido a votar por el No y después por Aylwin. Porque lo que querían era que se terminara la violencia pinochetista, no una rebelión”
  • Otra razón es que la política de La Oficina, creada por la Concertación, “lo que hace es infiltrar, dividir y sembrar la desconfianza en la organización”.
  • “Los problemas internos, de posibles infiltrados, aunque nunca sean comprobados, se solucionan con ajusticiamiento, saldando cuentas internas. Ese es el ocaso”.
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