-¿Por qué ocurrió el estallido social? 

-Se produce por un mal diagnóstico. Fue una postura oportunista, sin oposición política ni intelectual relevante. La idea de que el modelo había que reemplazarlo comienza alrededor de 2009-2010. Pero todas esas críticas, cuando uno mira la evidencia, no tenían mucho sentido. El modelo había sido bastante bueno en general para Chile.

Aparte de un diagnóstico errado de la élite, hay una fragmentación del sistema de partidos que comienza a partir de 2010. A ello se suma la erosión de los vínculos entre votantes y partidos, y el auge de la retórica rupturista. Entra el segundo gobierno de Michelle Bachelet, que hace reformas estructurales. Y luego el Frente Amplio lleva la chispa a una pradera lista para incendiarse.

-El estallido no era en principio una protesta contra la Constitución. ¿La cuestión constitucional fue una respuesta equivocada? 

-Era una protesta por razones súper distintas, pero los políticos hábilmente la transforman en una protesta política, y por eso entramos al proceso constituyente.  La mejor prueba de que ni el modelo ni la constitución eran el problema son los resultados de los plebiscitos, que ratificaron la constitución de Pinochet dos veces.

-¿El octubrismo está latente?

-En cualquier momento se despierta. Cuando se acabe este gobierno, ¿qué es lo que va a pasar? Obviamente van a partir las movilizaciones de nuevo, sobre todo en contra de un gobierno como el de Kast, eso es algo que está dicho. El octubrismo es una forma violenta de hacer política que da resultados. A la primera oportunidad con un poco de oxígeno va a resurgir. El octubrismo está en todas partes. Es algo que quiere tomarse el poder por la forma que sea posible. Y eso no está erradicado de ninguna manera.

-¿Cuál es tu conclusión a seis años de 18-O? ¿Cuál fue su excepcionalidad?

-Lo que yo digo en el libro es que es trágico y que es una farsa. Es trágico porque perdimos mucho tiempo. Chile estaba en una ruta de desarrollo que estaba funcionando. Nos podría haber ido mucho mejor si se hubiera hecho el diagnóstico con honestidad intelectual desde el principio, mirando todos los datos, considerando todas las rutas.

Y es una farsa también porque básicamente el chiste, lo cómico de todo esto, es que nadie ganó. O sea, el Partido Comunista terminó pidiendo votar por la Constitución del 80. Lo más absurdo de todo es que finalmente quedamos todos peor. Chile retrocedió

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-¿Cuál es el rol de Boric, que apoyó el acuerdo del 15 de noviembre por una salida institucional, pero amenazó con llevar a Piñera a la justicia internacional? ¿Tiene una dualidad?

-Yo creo que tiene un poco de las dos. Fue octubrista cuando le convenía. Y fue noviembrista cuando le convino también. El Presidente como diputado ayudó a deslegitimar el Estado, al gobierno de Piñera. Y cuando el gobierno se debilitó y cayeron las barreras, firmó el acuerdo del 15-N y finalmente terminó ganando.

Creo que todo el Frente Amplio en general fue y probablemente todavía sea octubrista, legitimando la violencia, legitimando el estallido social como un medio para conseguir un fin mayor que en ese momento fue presentado como el cambio constitucional de la mano de un nuevo gobierno.

-¿Perdió la oportunidad  el Presidente de dejar un legado en ese sentido?

-Si el presidente Boric hubiese sido siempre noviembrista, institucionalista, al llegar al poder, hubiese hecho más para restaurar el orden. Si lo hubiese hecho, tendríamos no solamente un presidente y un gobierno muy distinto, sino que además un país muy distinto La crisis económica comenzó con el estallido social, se profundizó con el COVID, continuó con el gobierno de Boric. Por malas políticas económicas. Recién ahora se está normalizando la inflación.

-¿El estallido social provocó o acentuó la crisis económica?

-Empeoraron todas la cifras en educación, en inflación, en salud, en crecimiento. ¿Cuántos años fueron de tasas altas donde buena parte de una generación tuvo que postergar su acceso a la vivienda propia, por los coletazos del estallido? La crisis de seguridad pública. Eso viene del estallido social.

Viene de la deslegitimación de las instituciones del orden, que apoyó el presidente Boric en su minuto y que apoyó todo el Frente Amplio. Si se hubiese restaurado ese orden desde el comienzo del Gobierno, no tendríamos la situación que tenemos hoy día en Chile y ciertamente no estaría la derecha con la mejor votación histórica y la izquierda con la más baja del último siglo.

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