La gran aventura. Ernest Shackleton se convirtió en un héroe -fue elegido el onceavo británico más grande de todos los tiempos- pero se suele olvidar el rol fundamental del Piloto Luis Pardo, el marino chileno que surcó los mares australes para rescatar a 22 sobrevivientes del Endurance. “Sin Pardo, esta historia no se cuenta”, dice Patricio Jara, autor del valioso libro “Piloto Pardo”.
- “Shackleton cuando regresa a Inglaterra en sus discursos públicos agradece a Pardo, pero cuando escribe su libro Sur lo menciona muy poco, una o dos veces. Por eso no me extraña que la National Geographic no lo nombre”, agrega.
- En efecto, en el libro Endurance, donde además del colapso del barco liderado por Shackleton en 1915, se describe el descubrimiento de los restos del rompehielos en 2022 a 3.000 metros de profundidad, el nombre de Pardo no aparece.
- Solo se menciona en un par de frases la épica del escampavía chileno Yelcho, que en 1916 rescató a los náufragos de la expedición inglesa después de sobrevivir dos años en las peores condiciones del continente helado.
- “Sorprende que una entidad prestigiosa altere la historia”, declaró Fernando Pardo, nieto del piloto chileno.
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El fracaso. “Hay otros sobrevivientes de esa expedición que también publicaron libros y que son un poco más justos con el piloto Pardo”, dice Jara. Por ejemplo, Endurance. An epic of Polar Adventure, de Frank Worsley, que fue capitán del barco de Shackleton, y The Diaries of Frank Hurley (1912-1941), que era fotógrafo.
- El carácter aventurero y autosuficiente de Shackleton también jugó un rol en esta omisión. Hizo numerosos negocios que terminaron en fracaso. “Él era un emprendedor. Si ya estaba lo suficientemente derrotado con el fracaso de su expedición, menos aún iba a permitir que se supiera que fue otro el que lo ayudó a traer de vuelta a su gente”, cuenta Jara.
- Quién es Pardo. En junio de 1906, Pardo ingresó a la Armada de Chile como piloto 3º. En septiembre de 1910 fue nombrado comandante de la escampavía Yáñez. Era un experto conocedor de la zona austral. De hecho, Shackleton lo conoció en 1916 en Punta Arenas.
- El aventurero nacido en Irlanda había dejado a su tripulación en la isla Elefante tras el fracaso de la expedición que intentó cruzar la Antártica en 1914. Al llegar en un bote a la ciudad austral chilena organizó un rescate en una goleta, la Emma, pero un temporal la deshabilitó mar afuera.
- Schackleton recurrió al Piloto Pardo a cargo de la Yelcho para remolcarla de vuelta. El británico se dió cuenta de que Pardo era un marino experto al eludir los obstáculos del remolque con habilidad. Solicitó su ayuda. La Armada de Chile autorizó a Luis Pardo Villalón a intentar el rescate.
El rescate. El 25 de agosto de 1916 zarpó la Yelcho, de 36,5 m de eslora, comandada por Luis Pardo Villalón, llevando a bordo a Shackleton y dos de sus hombres. La embarcación era un ex ballenero transformado en escampavía, no tenía calefacción ni telegrafía ni electricidad ni doble casco. Apenas tenía una hélice.
- Una carta de Pardo a su padre refleja su carácter: “La tarea es grande, pero nada me da miedo: soy chileno. Dos consideraciones me hacen hacer frente a estos peligros: salvar a los exploradores y dar gloria a Chile. Estaré feliz si pudiese lograr lo que otros no”.
- El 30 de agosto, Yelcho llegó a la Isla Elefante, donde rescató a la expedición. La gesta se transformó en una épica mundial, pero el nombre de Luis Pardo fue cayendo en el olvido, evidencia que entrega este reciente libro editado por National Geographic, titulado Endurance: The Discovery of Shackleton’s Legendary Ship.
Razones. “Evidentemente, por el contexto histórico, por las distancias, por la época que se vivía, solamente podía llegar un héroe. Y fue Shackleton, recibido como leyenda en su patria”, dice Jara.
- “Pero fue el chileno Luis Pardo quien supo llegar a tiempo y rescatar a los ingleses que estaban en la Isla Elefante. Ahora, lo que hizo Pardo fue hacer su trabajo. Él hizo su pega junto a su tripulación. Un rescate que fue en las peores condiciones en la Yelcho, que era un barco sin calefacción, sin radiocomunicación, sin mucha protección. Fueron a buscar a estos tipos, aunque podían no encontrarlos. O sea, podían llegar y encontrarlos muertos”.
- Jara dice que en su libro le interesaba rescatar la historia de Pardo. “Yo sentía que no se estaba contando lo suficiente. Había mucha información que estaba quedando en segundo plano”.
- El escritor explica: “Justamente se conocen los datos desde la versión de Shackleton. La labor de Pardo y de su tripulación se mencionan muy poco. Ellos estaban encargados de abastecer a las poblaciones del extremo sur”.
Un héroe corriente. Lo más notable, para Jara, es que después “siguió haciendo su vida normal. Cuando se acaban las celebraciones y los festejos él vuelve a su trabajo. No se quedó trabajando de héroe. No hubo más figuración, hasta que luego lo nombran cónsul en Liverpool”.
- “En ese tiempo, los imperios y grandes potencias competían por quién hacía las hazañas más improbables. Quién llegaba más lejos finalmente, porque aún se estaba descubriendo el mundo. Además, Shackleton era un muy buen publicista de su propio trabajo”, añade.