Una discrepancia inédita. El Presidente Gabriel Boric abrió un flanco político al expresar su “discrepancia” con el Banco Central, cuestionando el diagnóstico sobre el impacto del alza del salario mínimo y la reducción de la jornada a 40 horas en la creación de empleo.
- A partir de ahí, se desplegó un operativo: ministros y parlamentarios oficialistas intentaron relativizar los supuestos del informe, acusando incluso un sesgo político, aunque sin ofrecer evidencia técnica alternativa.
- La ofensiva comenzó con la vocera Camila Vallejo, quien sostuvo que el análisis del Central “no está permitiendo todavía dimensionar efectos agregados al mercado laboral”.
- Desde Madrid, el ministro de Hacienda, Nicolás Grau, admitió que el empleo es el punto más débil de la administración, aunque insistió en que el problema es de carácter estructural desde 2013. “En 2022 Chile fue el país que más redujo su gasto fiscal en el mundo, y lo hicimos sin provocar un daño social. Es en el empleo donde nos queda mucho por avanzar”, dijo.
- Sobre la presión de los costos laborales, se limitó a señalar que el PIB ha crecido más rápido que los salarios desde la pandemia y que, en niveles, los salarios reales siguen rezagados.
- Este lunes fue el turno del ministro del Trabajo, Giorgio Boccardo. “Conversé mucho en la semana con muchos economistas; hay algunos reparos a ciertos supuestos que están puestos ahí en el estudio, por ejemplo, el shock de oferta, donde parte el análisis desde abril del 2023, considerando que los empleadores se habrían anticipado antes de que hubiera entrado en vigencia la ley”, dijo.
- “Son supuestos que uno podría discutirlo o no, pero el punto es que creo que esto abre un debate. Nuestros técnicos, tanto de Hacienda como de Trabajo, se han comunicado con el Banco Central. Nos interesa aclarar ciertas dudas que se han planteado”, agregó.
- Todos los personeros han expresado que el Gobierno “está orgulloso de haber alcanzado un salario mínimo de $539 mil, de que hoy día la jornada laboral se esté reduciendo”.
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El giro comunicacional. La estrategia de La Moneda ha sido insistir en que la situación laboral es “multicausal”, restando peso al rol de las reformas. El problema es que, en el terreno técnico, la evidencia del Banco Central es robusta y fue validada por la presidenta del Banco Central, Rosanna Costa y los consejeros Claudio Soto y Alberto Naudon, además de expertos como José de Gregorio y David Bravo.
- Costa aseguró en entrevista con La Tercera que aunque el salario mínimo puede subir, debe venir acompañado de productividad y que “hay que buscar un equilibrio entre empleo y remuneraciones, pero ese equilibrio le corresponde a otras autoridades”.
- Los consejeros habían advertido que el Banco Central tiene una composición transversal y que el análisis se basaba en argumentos técnicos. “Nunca nuestras decisiones han estado cruzadas por temas políticos”, señalaron.
- El contraste es evidente: mientras el Gobierno destaca un relato político, el Banco Central advierte de un trade-off real: más salario y menos horas, pero con menor creación de empleo formal.
El trasfondo político. La ofensiva del Ejecutivo responde a que las dos reformas en cuestión -el salario mínimo más alto y la jornada laboral de 40 horas- forman parte central del legado que la administración Boric busca dejar, y que la candidata oficialista Jeannette Jara ha convertido en banderas de campaña.
- Para el Gobierno, reconocer los efectos adversos en el empleo sería equivalente a admitir que sus políticas sociales tienen costos más altos de lo que se ha querido proyectar.
- De ahí la insistencia en instalar factores externos -como la pandemia o la automatización- para explicar el deterioro del mercado laboral.
- Pero al hacerlo, La Moneda queda enfrentada a un análisis que surge a partir del trabajo de más de 20 economistas, muchos de ellos con grado de doctor en economía de las más prestigiosas universidades del mundo, con minutas que explican la metodología, mientras que la defensa del Gobierno se ha apoyado en argumentos políticos y comunicacionales.
- En esa tensión se juega una parte importante del legado del Mandatario y del futuro de la campaña oficialista, en un escenario donde la credibilidad técnica y el respeto a las instituciones son también factores de estabilidad política y económica.