La ministra del Interior, Izkia Siches, acudió este miércoles al Senado para abordar el conflicto en la macrozona sur, donde aludió a una solución entre todos los poderes del Estado, con ayuda internacional y a través de un plan de cinco aristas. 

Al igual que el Presidente Gabriel Boric, Siches nombró 3 modelos para enfrentar el conflicto. El de Canadá, Colombia y el de Nueva Zelanda, que también fue uno de los referentes para la administración Piñera. A continuación las claves de esa fórmula.

Un modelo inspirador. Cuando Alfredo Moreno fue ministro de Desarrollo Social (2018-19) e inició un proceso de búsqueda de soluciones al conflicto en la Macrozona Sur, llegó a la conclusión que Nueva Zelandia sería un buen modelo en el cual inspirarse, pero también comprendió cuán difícil parece ese camino. Entre las claves que despertaron ese interés se destacan las siguientes:

  • Hubo un proceso en el cual las partes se sentaron a conversar y determinaron la cantidad de tierras y derechos que el Estado neozelandés tenía que entregarle a los pueblos maoríes.
  • Una vez determinado lo que había que entregar, se estipuló a quienes había que entregárselas.
  • No se entregaron tierras privadas, solo estatales. Los maoríes también se quedaron con alrededor del 40% de los derechos de pesca.
  • Se creó un tribunal para fiscalizar el cumplimiento del acuerdo.

Un proceso largo: Nueva Zelandia recorrió un largo camino hasta convertirse en un modelo de reconocimiento de derechos de pueblos indígenas. Han sido al menos 180 años los que han tomado para llegar al estado actual.

Tratado de Waitangi: En 1840 se firmó el tratado para reglamentar el la ocupación de tierras maoríes por descendientes anglosajones.

  •  El acuerdo reguló toda la compra de tierras con los maoríes y declaró inválida toda negociación en la que estos tuvieran alguna desventaja o fueran afectados por la pérdida de territorio o bienes económicos.
  • No obstante, la interpretación del convenio generó una ambigüedad en los criterios con los que se adquirían y se usaban las tierras.

Camino institucional: El modelo actual de representación indígena comenzó a discutirse en el siglo XX, luego de varios años de movilizaciones sociales.

  • Tras la II Guerra Mundial, migró una parte importante de la población indígena desde las zonas rurales a las urbanas. Dicho proceso formó un movimiento institucional reivindicativo de derechos indígenas.
  • A comienzos de la década de los 70 surge un grupo más radical, que realizó manifestaciones más violentas y tomas de terrenos.
  • En 1975 surge el Tribunal de Waitangi, el que tiene como objeto atender las denuncias maorís relativas al tratado de 1840 y proponer acuerdos con la comunidad indígena al Estado neozelandés.
  • En 1986, luego de una nueva ola de manifestaciones, se aumentan las atribuciones y se permitió revisar conflictos relacionados con las tierras de manera retroactiva.

La devolución de tierras: En este contexto, el Estado neozelandés comenzó las negociaciones. Se invitó a los maoríes y determinaron qué les debe el Estado neozelandés: cuántas tierras les devuelven y algún tipo de reparación. 

  • En la devolución no entregaron tierras privadas, solo tierras estatales.
  • El Tribunal de Waitangi ratificó el cumplimiento del acuerdo.

Maorís en la actualidad: El trato de Nueva Zelanda los indígenas prioriza los emprendimientos individuales por sobre los apoyos económicos directos.

  • Muchas comunidades viven de rentas generadas con derechos sobre recursos naturales. En esas empresas casi no hay participación laboral de maoríes, sino que arriendan dichas franquicias.
  • Entre otras cosas, se les entregaron campos que son arrendados a las forestales y se les entregó el 40% de los derechos de pesca. 

Representación parlamentaria: 

  • El parlamento neozelandés está compuesto por una asamblea unicameral de 120 diputados con siete escaños reservados para pueblos indígenas.
  • El número de escaños reservados se determina a partir del número de votantes inscritos en el padrón electoral maorí.
  • En la práctica, como sólo una parte de la población maorí se inscribe en dicho padrón y la mayoría forma parte del padrón general, los escaños reservados corresponden a una fracción inferior al total de la población que se identifica como maorí en las mediciones oficiales.
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