En medio del creciente debate sobre la desigualdad y los privilegios de un grupo de personas que concentran la mayor parte de la riqueza mundial, la investigación por el pago de sobornos para comprar el ingreso de alumnos a universidades de élite en EEUU está provocando un escándalo global.

La investigación de la policía reveló un complejo esquema que involucraba a numerosos funcionarios universitarios, examinadores y entrenadores deportivos. Al centro de este fraude estaba William Singer, fundador de The Edge College & Career Network, una firma consultora que supuestamente prestaba asesoría a los alumnos y sus padres para ayudarlos a postular a las universidades más cotizadas del país, pero que en la realidad cobraba y pagaba sobornos para asegurar su admisión.

Bajo este sistema, los padres pagaban a Singer entre US$ 15.000 y US$ 75.000 por examen, y disfrazaban los desembolsos como donaciones para obras de beneficencia. Singer, a su vez, pagaba US$ 10 mil por examen a los funcionarios encargados de las pruebas.

Según los registros de la policía, entre los acusados hay personas ayudaban a los aspirantes dándoles las respuestas durante los exámenes, y otros que corregían las respuestas equivocadas después de la prueba.

Singer además recomendaba a los padres hacer que sus hijos alegaran padecer problemas de aprendizaje y entregar exámenes sicológicos para obtener permisos especiales para rendir sus pruebas en un plazo ampliado de dos días. En un caso, al menos, recomendó a un padre que su hija actuara “de manera estúpida” durante un examen sicológicos para obtener este beneficio.

Aprovechando el tiempo adicional, Singer conseguía que los exámenes se agendaran en alguna de las dos instalaciones autorizadas donde contaba con cómplices, a los que pagaba para que corrigieran los errores, o permitieran que otras personas suplantaran al postulante en el examen.

El fraude también involucraba a varios entrenadores deportivos, ya que muchas universidades asignan cupos especiales para atletas. En la Universidad de Georgetown, por ejemplo, se reservan 158 plazas para este fin, lo que hace que estos alumnos tengan posibilidades mucho mayores de ser aceptados. El año pasado Georgetown aceptó a menos del 15% de los 22.897 alumnos que postularon.

Los antecedentes deportivos de los aspirantes, además, también eran manipulados. En algunos casos, se presentaban fotografías de deportistas reales, a los cuales se les montaba encima la cara de los aspirantes.

Las dos hijas de la actriz Lori Loughlin, por ejemplo, fueron presentadas como miembros del equipo de remo de sus escuelas secundarias, siendo que no tenían ninguna experiencia en esta disciplina. En otra oportunidad, Singer presentó a un alumno como jugador de water polo galardonado, pese a que su secundaria ni siquiera contaba con un equipo. Su padre compró un balón de wáter polo y un gorro de natación en Amazon, y luego pidió a un diseñador gráfico para que superpusiera la imagen del joven en una piscina techada.

Grabaciones de la policía

De las 50 personas acusadas de participar en el esquema, 33 eran apoderados, dos eran funcionarios vinculados a los exámenes, uno era un inspector encargado de supervisar la realización de los exámenes y nueve entrenadores deportivos.

Uno de los apoderados acusados es el empresario chileno de la industria del vino Agustín Huneeus Junior, quien habría pagado sobornos para ayudar a su hija a ingresar a la Universidad del Sur de California.

La alumna obtuvo un puntaje de 1.380 puntos de un máximo posible de 1.600, lo que la ubicaba en el percentil 96 a nivel país. Según consta en las grabaciones telefónicas de la policía, Huneeus se quejó con Singer porque no le dio un puntaje más alto, en torno a 1550.

Singer entonces respondió al empresario que si los resultados arrojaban una brecha muy amplia con sus registros de notas podía alertar a los fiscalizadores y activar una investigación. Los antecedentes deportivos de la joven también fueron adulterados, presentándola como "jugadora más valiosa" 2017 del equipo de wáter polo de su secundaria.

Singer fue confrontado por las autoridades judiciales a comienzos del año pasado y acordó cooperar con la investigación, grabando en secreto sus conversaciones con sus clientes.

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