Donald Trump cumplió su promesa y anunció que Estados unidos se retirará del acuerdo global sobre el cambio climático, suscrito por casi todas las naciones del mundo en París en 2015.

La industria del carbón en EE.UU. está muy contenta por la decisión. Pero casi todos las otras grandes empresas del país han criticado la decisión del mandatario.

El presidente de Tesla, Elon Musk, y el máximo jefe de Walt Disney, Robert Iger, renunciaron a sus puestos como asesores de la Casa Blanca.

Y muchos otros destacados ejecutivos han lamentado la medida, prometida por Trump durante su campaña.

Para el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, la decisión de Trump es "mala para el medio ambiente, mala para la economía y pone en riesgo el futuro de nuestros hijos".

"Una medida increíblemente miope y regresiva", fue por su parte el veredicto del cofundador de Twitter, Jack Dorsey.

Y hasta el jefe de Goldman Sachs, Lloyd Blankfein, decidió utilizar Twitter por primera vez en su vida para condenar la medida.

¿Por qué semejante reacción si Trump ha dicho que la decisión es buena para la economía?

Aquí unas cuantas razones.

1) Las cosas ya cambiaron

Mucho antes de la firma del Acuerdo de París, muchas de las mayores compañías del mundo ya habían empezado a actuar para reducir su impacto ambiental y sobre el cambio climático.

Y poco después del anuncio de Trump, muchas se apresuraron a enfatizar que, sin importar cual fuera la posición oficial de EE.UU. sobre el acuerdo, ellas iban a seguir comprometidas con el medio ambiente.

Zuckerberg dijo que Facebook iba a continuar con sus planes para que el 100% de sus nuevos centros de procesamiento de datos funcionen con energías renovables, mientras que Amazon insistió en seguía "comprometido a utilizar nuestro tamaño y creatividad de formas positivas para el ambiente".

Y el máximo ejecutivo de Google, Sundar Pichai, se declaró "decepcionado" y dijo que la firma "va a seguir trabajando por un futuro más limpio y próspero para todos".

Pero incluso las empresas de energía, que históricamente han dependido del petróleo y combustibles fósiles, llevan rato pensando en el futuro e inyectando miles de millones de dólares a la investigación y desarrollo de nuevas fuentes de energía, más sostenibles y limpias.

Tanto ExxonMobil como Chevron le pidieron a Trump que permaneciera dentro del Acuerdo de París.

"Nuestro apoyo a los #AcuerdosDeParís es bien conocido. Continuaremos haciendo nuestra parte para proporcionar más energía y más limpia", dijo por Twitter la gigante británico-holandesa Shell.

2) Las cuentas cuadran

La mayor parte del tiempo las decisiones de negocios tienen que ver con pesos y centavos, costos y beneficios.

Pero si bien los combustibles fósiles como petróleo, gas y carbón tradicionalmente eran la fuente más barata de energía, los costos de producirla a partir de fuentes renovables se han reducido significativamente en la última década.

Es verdad que los proyectos de energía solar, hidroeléctrica y eólica a menudo reciben importantes subsidios del gobierno, pero algunas investigaciones muestran que pueden ser más baratas que las energías fósiles y generar importantes ahorros, lo que las hace cada vez más atractivas para las empresas.

Walmart, por ejemplo, dice que el año pasado ahorró US$1.000 millones generando un cuarto de su energía a partir de fuentes renovables.

Y el expresidente Barack Obama resumió esta idea en su respuesta a la movida de Trump, diciendo: "Sencillamente, el sector privado ya eligió un futuro bajo en carbono".

"Para las naciones que se han comprometido con este futuro, el Acuerdo de París abrió las compuertas de una inversión e innovación en alta tecnología en bajo carbono sin precedentes, impulsada por empresas, científicos e ingenieros", continuó Obama.

"Y las naciones que permanecen en el Acuerdo de París serán las que cosechen los beneficios de los trabajos e industrias creadas", insistió el exmandatario.

3) El cambio climático es riesgoso

Las expresiones "cambio climático" o "calentamiento global" se refieren al efecto sobre nuestra atmósfera de los gases, o emisiones, generados por la industria y la agricultura.

Y ya sea uno un ambientalista convencido, un escéptico del cambio climático, o algo en el medio, la verdad es que hay abundante evidencia del costo económico y social de los cambios en el medio ambiente.

Por eso es que empresas como Kellogg's y General Mills, que dependen del clima para cultivar los granos con los que fabrican sus cereales, han estado buscando formas de proteger sus cadenas de suministros.

Y también son conscientes de que sus nuevos y futuros clientes pertenecen a la generación del milenio, que representará la mitad de la fuerza laboral mundial para 2020.

Y esta nueva generación es mucho más apasionada y vocal en lo que se refiere a temas ambientales y sociales.


El Acuerdo de París

El Acuerdo de París trata de limitar el aumento global de la temperatura, pidiéndole a sus signatarios que:

  • Mantengan la temperatura global "muy por debajo" del equivalente a 2ºC por encima de la época pre-industrial y que "se esfuercen para limitar" el alza todavía más: 1.5ºC.
  • Limiten la cantidad de gases de efecto invernadero emitidos por causa de la actividad humana al nivel que lo que los árboles, suelos y océanos pueden absorber naturalmente, empezando en algún momento entre 2050 y 2100.
  • Revisen la contribución de cada país a la reducción de esas emisiones cada cinco años, con la idea de aumentarla.
  • Que los países más ricos ayuden a las naciones más pobres proporcionándoles "financiamiento climático" para adaptarse al cambio climático y adoptar energías renovables.

4) La decisión afecta las reputaciones globales

El Acuerdo de París fue el primero sobre cambio climático suscrito por casi todos los países del mundo.

En total, 195 de 197 naciones lo firmaron -las únicas excepciones fueron Siria y Nicaragua- y el mismo entró en vigencia en noviembre pasado.

Casi 150 de esos países han ratificado el acuerdo, incluyendo EE.UU., el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero después de China.

Eso significa que la retirada de EE.UU. va a hacer que el tratado sea menos efectivo.

Pero, según el presidente de Goldman Sachs, Lloyd Blankfein, la decisión de Trump no sólo es "un revés para el medio ambiente", sino también para el liderazgo global de EE.UU.

Y la molestia generada a nivel global por la medida podría terminar afectando también a todo aquello "Made in USA".

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