El Talibán ha tomado el control de Afganistán, casi dos décadas después de ser derrocado por una coalición liderada por Estados Unidos.

Los afganos han experimentado cambios en sus vidas desde que el Talibán estuvo en el poder, en particular, muchas niñas y mujeres han podido asistir a la escuela y universidad.

Ahora enfrentan un futuro incierto.

El Talibán retoma el control

Alentados por el retiro de tropas de EE.UU., y enfrentando poca resistencia de las fuerzas afganas, los talibanes rápidamente retomaron el poder en unas pocas semanas.


Muchos civiles están tratando de huir del país, en lugar de vivir bajo la estricta ley islámica, la sharía, impuesta por el Talibán.

¿Cuántas personas han muerto desde 2001?

Los 20 años de combates han cobrado la vida de miles de combatientes de ambos lados, tanto en Afganistán como al otro lado de la frontera con Pakistán.

La población civil también ha quedado atrapada en el cruce de fuego: muchas muertes fueron causadas por bombardeos aéreos de la coalición y ataques dirigidos del Talibán.

El número de bajas civiles en 2021 ya había sobrepasado la cifra para el mismo período en 2020, antes de que el Talibán avanzara haciéndose con el control del país.


Naciones Unidas atribuyó el reciente aumento en muertes de civiles al uso de artefactos explosivos improvisados (IED, por sus siglas en inglés) -y los ataques dirigidos.

Las mujeres y los niños representaron 43% de las bajas civiles en Afganistán en 2020.

¿Cuántos han escapado de los combates?

Años de conflicto han forzado a millones a huir de sus hogares para refugiarse en países vecinos o buscar asilo más allá. Muchos han quedado desplazados y sin hogar dentro de Afganistán, junto con los millones que enfrentan adversidad y hambre.

El año pasado, más de 400.000 personas resultaron desplazadas por el conflicto. Desde 2012, unos cinco millones de personas han huido y no han podido regresar a sus hogares. Según la agencia de derechos humanos de la ONU, Afganistán tiene la tercera mayor población de desplazados del mundo.

Las agencias de asistencia humanitaria ya están reportando de un incremento de los desplazados internos tras el avance del Talibán. OCAH, la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, dice que más de 17.500 personas llegaron a Kabul en las semanas entre el 1 de julio y 15 de agosto.


La pandemia de coronavirus añadió más presión sobre los recursos nacionales de Afganistán, y el confinamiento y restricción de movimiento han tenido un impacto en la capacidad de mucha gente de ganar dinero, especialmente en zonas rurales.

De acuerdo a la OCAH, más de 30% de la población enfrenta una emergencia o algún nivel de crisis de inseguridad alimentaria.

Muchas más niñas asisten a la escuela

En los últimos 20 años, la vida para muchas personas en Afganistán ha mejorado. Las mujeres han experimentado los cambios más grandes.

La caída del régimen talibán permitió cambios y progresos significativos en términos de los derechos de la mujer y su educación. En 1999, no había una sola niña inscrita en escuela secundaria y sólo había 9.000 en primaria.

Para 2003, 2,4 millones de niñas iban a la escuela. La cifra ahora está alrededor de 3,5 millones, y aproximadamente un tercio de estudiantes en universidades públicas y privadas son mujeres.


Sin embargo, según UNICEF, la organización para los derechos de la niñez de la ONU, todavía hay más de 3,7 menores fuera de la escuela y 60% son niñas, principalmente debido al continuo conflicto y falta de instalaciones adecuadas y maestras.

El Talibán asegura que ya no se opone a la educación de las mujeres, pero de acuerdo a la organización humanitaria Human Rights Watch, muy pocos funcionarios talibanes permiten que las niñas asistan a la escuela después de la pubertad en las zonas que controlan.

Más oportunidades para las mujeres

Las mujeres también han estado participando en la vida pública, ostentando cargos políticos y desarrollando oportunidades empresariales. Más de 1.000 mujeres afganas habían empezado sus propios negocios para 2019, todas estas actividades habían sido prohibidas bajo el régimen Talibán.

La constitución se reformó para estipular que las mujeres debían ocupar por lo menos 27% de los escaños en el Parlamento, y en julio ocupaban 69 de 249 escaños.


¿De qué otra forma ha cambiado la vida?

El acceso a los teléfonos móviles e internet ha aumentado, a pesar de los varios otros problemas de infraestructura en el país.

Más de 8,6 millones de personas -un 22% de la población- tuvo acceso a internet en enero de 2021 y millones usan las redes sociales ahora.

El uso de teléfonos móviles también continúa creciendo -con más o menos 68% de usuarios dueños de sus móviles. Pero la ONU señala que los cortes esporádicos del servicio de telefonía móvil siguen afectando la comunicación.


Muchas personas en Afganistán no tienen cuentas bancarias -aproximadamente 80% de los adultos, que es una cifra más alta que el promedio en países de bajos ingresos-.

Además de la preocupación por la seguridad, el Banco Mundial indica que esto se debe principalmente a creencias religiosas y culturales, la poca confianza que hay en el sector financiero, y bajos niveles de conocimiento de finanzas.


En la capital, Kabul, donde las tradicionales casas de adobe forran las colinas, el panorama citadino ha cambiado en los últimos 20 años, con la construcción de muchos edificios altos para acomodar la expansión poblacional.

Kabul fue escenario de una rápida urbanización en los años después de la caída del Talibán, a medida que la gente se trasladaba de los distritos rurales donde continuaban los combates, y los afganos que huyeron del Talibán en los 1990 regresaban a sus hogares desde Pakistán e Irán.


Muchos siguen viviendo en la pobreza

Afganistán es uno de los países más pobres del mundo, aunque hubo un relativamente rápido crecimiento económico después de la invasión de EE.UU. en 2001, cuando la asistencia internacional llegó a borbotones.

No obstante, el crecimiento disminuyó a medida que la inyección de asistencia cayó y la situación de seguridad empeoró.

Una investigación del gobierno sobre las condiciones de vida para 2016-2017 encontró que más del 54% de la población vivía por debajo de la línea nacional de pobreza de 2.064 afganos por persona por mes (equivalente a US$31 al mes a partir de enero de 2017).

Ese porcentaje había subido del anterior registro de aproximadamente 38% en la pobreza entre 2011-2012.

Un sondeo más reciente realizado por Gallup en agosto 2019, antes de la pandemia, resaltó que varias sequías en los últimos años afectaron las seguridad alimenticia.

Indicó que casi seis de cada 10 afganos les habían dicho que habían tenido problemas para pagar por alimentos en los años anteriores.

El opio como eje de la economía rural

Afganistán sigue siendo el mayor productor de opiáceos del mundo, y autoridades británicas estiman que casi 95% de la heroína que llega a Reino Unido procede de Afganistán.

Según cifras de la ONU, el cultivo de amapola en Afganistán ha aumentado significativamente en los últimos 20 años, y sólo 12 de las 34 provincias del país están libres de cultivos de amapola.

Esto, a pesar de los programas de erradicación y los estímulos para que los agricultores cambien sus cultivos a productos como granadas o azafrán.

Aunque el Talibán impuso un veto al cultivo de amapola que duró poco en 2001, se ha convertido en una fuente multimillonaria de dólares en ingresos para ellos y otros.

Los cultivadores de amapola frecuentemente son forzados a pagar impuestos sobre sus ganancias a los milicianos.

La inestabilidad política, la inseguridad y pocas oportunidades de empleo son consideradas como los principales generadores del aumento en la producción de amapola.

Publicidad