"Si los directivos de Twitter no ponen freno a la violencia y el odio de (Donald) Trump, entonces tendremos que hacerlo nosotros #BuyTwitter (compra Twitter) #BanTrump (veta a Trump)".

Estas son las contundentes palabras que Valerie Plame Wilson, una exagente de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA, por sus siglas en inglés), escribió en Twitter para explicar la campaña de crowfunding (financiación colectiva) con la que pretende expulsar de la red social al presidente del país.

Y así lo argumenta en GoFundMe, la plataforma digital que eligió para hacerlo:

"Donald Trump ha hecho muchas cosas horribles en Twitter. Desde dar impulso a los supremacistas blancos, hasta fomentar la violencia hacia periodistas, sus tuits dañan al país y ponen a la gente en peligro".

"Pero la amenaza de una guerra nuclear contra Corea del Norte ha alcanzado niveles peligrosos. Es hora de cerrar su cuenta".

"Las malas noticias son que Twitter ha ignorado los crecientes avisos para mejorar los estándares de su propia comunidad y eliminar la cuenta de Trump. Las buenas, que podemos tomar esa decisión por ellos", continúa.

Twitter todavía no ha hecho declaraciones al respecto. No obstante, su cofundador Jack Dorsey dijo en diciembre que los tuits de Trump que sugieren acciones violentas contra los periodistas no rompen las normas de su plataforma.

El objetivo de recaudación de la campaña de Plame es ambicioso (y prácticamente imposible): US$1.000 millones. Es una cifra que no alcanzaría para hacerse con toda la red social, valorada en US$6.000 millones.

De cualquier manera, si no lograra su objetivo, "explorará las opciones para comprar una participación significativa en el capital de la compañía", advierte.

"Y si eso no fuera posible, el 100% de las ganancias será donado a Global Zero, una organización sin ánimo de lucro pionera en la resistencia a la guerra nuclear", añade.

Pero ¿quién es Valerie Plame Wilson y cómo empezó (y terminó) su historia con la CIA?

Una historia de película

Valerie Plame Wilson comenzó a trabajar como agente encubierta para la CIA en 1985, pero tuvo que dejar el cargo 20 años más tarde, poco después de que en 2003 el periodista conservador estadounidense Robert Novak revelara su identidad en un editorial para el Washington Post.

Días antes de la revelación, su marido, Joseph Wilson, un exdiplomático, denunció manipulaciones en el seno del gobierno de George W. Bush para justificar la invasión de Irak.

Wilson viajó a Níger en 2002 para comprobar en primera persona la supuesta conexión entre la industria local del uranio y Saddam Hussein. Al regresar de su viaje, escribió una columna en el New York Times, afirmando que el país africano no vendió uranio a Irak.

Y eso le costó el puesto a él y a su mujer, luego de que Novak revelara la identidad de Plame.

Novak escandalizó a sus colegas de la prensa con esta filtración, que además provocó la caída y condena de Lewis Libby, mano derecha del vicepresidente Dick Cheney, por obstrucción a la Justicia.

El caso llegó a conocerse como "Plamegate" y tuvo una adaptación cinematográfica en 2010: "Fair Game" (Poder que mata), dirigida por el cineasta Doug Liman y protagonizada por Naomi Watts y Sean Penn.

Esta vez, Plame se ha vuelto a enfrentar al gobierno, aunque todavía no sabemos si dará para una película. Pero lo que sí ha logrado es ponerse en el punto de mira del gobierno.

"Ridículo intento"

Por el momento, la campaña de la exoficial de la CIA apenas ha superado los US$44.000 (en una semana).

Y el gobierno estadounidense ya se ha pronunciado al respecto.

"Su ridículo intento de eliminar la primera enmienda de Trump es la única violación clara y expresión de odio e intolerancia en esta ecuación", declaró en un comunicado Sarah Huckabee Sanders, vocera de la Casa Blanca.

Según Sanders, la baja suma alcanzada hasta el momento demuestra que a los estadounidenses sí les gusta cómo Trump usa la red social.

Pero Plame Wilson no está de acuerdo y cree que es necesaria una acción radical para evitar que las palabras de Trump en Twitter tengan "mayores consecuencias en el mundo real".

"Con un sólo tuit, puede dañar relaciones internacionales y alianzas, difundir noticias falsas como si se trataran de un virus, animar a los supremacistas blancos a manifestarse en las calles o hacer que colapsen los mercados", sostiene la exagente.

"Trump ya nos ha llevado más cerca que nunca a una guerra nuclear que desde la crisis de misiles cubana. No podemos quitarle las armas nucleares (¡todavía!), pero podemos quitarle su megáfono más grande y evitar que envíe por Twitter un Armagedón", concluye.

La campaña fue creada el 16 de agosto y, hasta la fecha, han participado cerca de 1.400 personas.

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