Agua que goteaba de las paredes, comida para una fiesta de cumpleaños y meditación.

Estos tres elementos fueron fundamentales para mantener a los 12 niños y su entrenador de fútbol con vida en la cueva tailandesa en la que quedaron atrapados hasta que los buzos llegaron hasta ellos.

Su dura experiencia captó la atención del mundo, mientras los buzos los sacaban uno a uno de la cueva inundada Tham Luang. Pasaron más de dos semanas bajo tierra.

Pero antes de ser encontrados, pasaron nueve días en la oscuridad sin saber que se estaba llevando a cabo un gran operativo para dar con ellos.

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Comida y agua

El equipo fue a la cueva para celebrar el cumpleaños de uno de los niños.

Peerapat Sompiangjai cumplió 17 años el 23 de junio, el día que el grupo quedó atrapado en la gruta.

Los otros niños se juntaron para comprar refrigerios, y se cree que fue esta comida la que les ayudó a mantenerse con vida tras quedar atrapados en las cuevas.

Se reportó que el entrenador, Ekapol Chantawong, rechazó recibir esa comida para hubiera más para los niños. El joven era el más débil cuando, finalmente, los buzos los encontraron el 2 de julio.

Una vez hallados, los rescatistas le dieron alimentos de fácil digestión y ricos en vitaminas y minerales bajo supervisión de un doctor, según el jefe de las fuerzas especiales de la Marina tailandesa, Arpakorn Yuukongkaew.

Pero hasta entonces, esa comida de cumpleaños era lo único que tenían para comer.

El grupo también dependía del agua que goteaba de las paredes de la cueva.

Sorprendentemente, los doctores que los están atendiendo en el hospital dijeron que están bien de salud.

"Están en buenas condiciones y no están estresados", dijo Thongchai Lertwilairattanapong, inspector del departamento de salud tailandés. "La mayoría de los chicos perdió alrededor de dos kilos".

Temperatura

La hipotermia es frecuentemente uno de los riesgos cuando se está bajo tierra, especialmente en cuevas que están inundadas.

Sin embargo, el equipo tomó precauciones.

El jefe de las fuerzas especiales de la Marina le dijo a la BBC que el equipo usó piedras para cavar cinco metros más adentro de la cueva "para crear un túnel para mantenerse calientes".

Aire

Aunque los muchachos quedaron atrapados en las profundidades de la tierra, el aire no fue inicialmente una preocupación.

"La mayoría de las cuevas respiran naturalmente", explicó Anmar Mirza, coordinador nacional de la Comisión Nacional de Rescate en Cuevas de Estados Unidos. "El aire puede entrar y salir donde las personas no pueden".

Sin embargo, a medida que pasaban los días, los niveles de oxígeno caían aproximadamente un 15% en la zona donde estaba el equipo. El nivel habitual es del 21%.

El exbuzo de la marina tailandesa Saman Gunan murió mientras ayudaba a trasladar tanques de oxígeno para los niños.

Tensión y estrés

De mucha mayor preocupación era la salud mental del grupo.

El equipo tuvo que lidiar con la total oscuridad de la cueva, sin tener noción del paso del tiempo ni del enorme operativo de búsqueda para encontrarlos.

Los esfuerzos de su entrenador, conocido como Ake, pudo haber sido clave para mantenerlos en calma.

Antes de dedicarse al fútbol, Ake era un monje budista y les enseñó meditación a los niños para ayudarlos a manejar el estrés.

El almirante Yuukongkaew dijo que el entrenador usó estas técnicas de meditación para calmar a los niños, pero también para asegurarse de que consumían la "menor cantidad de aire posible" en la cueva.

Cuando los rescatistas lograron llegar hasta el equipo, les entregaron cartas de sus familiares y llevaron sus respuestas, permitiendo la comunicación con el mundo exterior.

En su carta, Ake se disculpó con los padres por llevar a los niños a la red de cuevas, aunque muchos dijeron que no lo culpaban.

"Prometo cuidar de los niños lo mejor que pueda", les escribió.

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