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El candidato de extrema derecha a la presidencia de Brasil, Jair Bolsonaro, dijo el viernes que no aceptará el resultado de la elección del próximo mes si él pierde.

Bolsonaro, un legislador y excapitán del Ejército cuyo compañero de fórmula es un general retirado, lidera la carrera hacia las elecciones del 7 de octubre pero los sondeos lo ponen como probable perdedor ante el candidato del Partido de los Trabajadores (PT) Fernando Haddad en un balotaje.

Si ninguno de los candidatos obtiene una mayoría en la votación de primera vuelta, un balotaje entre los dos candidatos que cosechen más votos se celebrará el 28 de octubre.

"No aceptaré un resultado de las elecciones que no sea mi victoria", dijo Bolsonaro en una entrevista con Band TV en el hospital donde se recupera de un ataque casi fatal con arma blanca que sufrió hace tres semanas. El candidato no abundó en más detalles sobre ese comentario.

Bolsonaro ha acusado anteriormente al izquierdista PT de conspirar para manipular las elecciones, algo que varios brasileños han interpretado como una advertencia destinada a alentar un golpe militar si él no gana.

Haddad asumió la candidatura del PT a comienzos de mes en reemplazo del encarcelado expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, a quien se le prohibió postularse debido a una condena por corrupción.

Desde entonces, Haddad ha subido en los sondeos y probablemente enfrente a Bolsonaro en un balotaje, en la elección brasileña más polarizada desde el país volvió a la democracia tras la dictadura militar de 1964-1985.

Bolsonaro, quien no ha podido hacer proselitismo ni participar en debates presidenciales desde que fue apuñalado en el abdomen, dijo que intentará retomar la campaña el 12 de octubre.

El candidato desestimó reportes periodísticos de que su exesposa lo había acusado de ocultar su fortuna y robarle de la caja de seguridad bancaria. "Mi propia exesposa ha negado gran parte del reporte de Veja", dijo Bolsonaro.

La revista Veja, citando documentos judiciales, reportó que la segunda esposa de Bolsonaro lo acusó en 2008, en un áspero juicio de divorcio, de robarle un millón de reales (250.000 dólares) en efectivo y joyas, y de no reportar todos sus bienes ante las autoridades electorales.

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