El negociador europeo, Michel Barnier, aseguró este lunes que "ahora" las "negociaciones" del Brexit están en Londres, "entre el gobierno y el Parlamento", antes de informar a los 27 socios de Reino Unido de los últimos movimientos.

"Hemos hecho propuestas constructivas (...) Hemos conversado todo el fin de semana y, ahora, las discusiones, las negociaciones, son entre el gobierno en Londres y el Parlamento británico", indicó a la AFP Michel Barnier.

El escenario de un Brexit con acuerdo se halla en un callejón sin salida desde que Westminster rechazara el pacto cerrado entre Londres y la UE y urgiera a la primera ministra británica, Theresa May, a negociar nuevas garantías.

El viernes, Barnier indicó que la UE expuso a Londres su disposición a dar un "valor jurídico vinculante" a los compromisos plasmados en una carta de los presidentes del Consejo Europeo, Donald Tusk, y la Comisión, Jean-Claude Juncker.

Los equipos negociadores de la UE y Reino Unido mantuvieron "conversaciones técnicas" durante el fin de semana para intentar alcanzar un compromiso, pero sin éxito. Según una fuente europea, las discusiones no se reanudaron el lunes.

May y Juncker conversaron por teléfono el domingo por la noche para hacer "un balance del trabajo realizado", indicó el portavoz de la Comisión, Margaritis Schinas, precisando que ambos "permanecerán en contacto cercano".

"La Comisión sigue estando abierta y dispuesta a reunirse con los negociadores de Reino Unido en cualquier momento", apuntó en rueda de prensa Schinas, subrayando que "ahora la Cámara de los Comunes debe tomar decisiones importantes".

La primera ministra británica debería presentar este martes de nuevo a su parlamento el acuerdo de divorcio cerrado con Bruselas y las eventuales garantías obtenidas, si bien, ante la falta de resultados, los rumores apuntan a un nuevo aplazamiento de la votación.

La oposición de los diputados británicos se centra en el mecanismo ideado para evitar la reintroducción de una frontera para bienes entre Irlanda —país de la UE— y la provincia británica de Irlanda del Norte.

El Parlamento británico teme que por esta salvaguarda, que busca preservar también el acuerdo de paz de Viernes Santo de 1998, Reino Unido quede atrapado en las redes de un territorio aduanero con la UE que le impida negociar acuerdos comerciales con terceros.

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