La población sin techo de California es de las más vulnerables a la COVID-19 y las autoridades luchan por evitar que se propague el virus en esa comunidad pues podría ser imposible de contener.

El nuevo coronavirus ya infectó a más de 1.400 personas en este estado, quinta economía del mundo y el más populoso de Estados Unidos, con una treintena de muertos, incluyendo una persona en condición de calle.

"Creo que hay un miedo y una ansiedad considerable, especialmente para aquellos de nosotros que nos preocupamos profundamente por los que son no solo los más vulnerables sino los más susceptibles", dijo el alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, a principios de esta semana durante una audiencia de emergencia en una corte federal en un caso relacionado con la crisis de las personas sin hogar.

"Más vulnerables porque es mucho más probable que tengan condiciones de salud subyacentes" que hacen más peligroso al virus.

El gobernador Gavin Newsom anunció esta semana un fondo de 150 millones de dólares para protegerlos: dos tercios de esos fondos irán a gobiernos locales para apoyar albergues y el resto para comprar caravanas y rentar habitaciones de hotel.

"Ayudar a estos residentes es fundamental para proteger la salud pública, aplanar la curva y frenar la propagación de la COVID-19", dijo Newsom.

"Afectaría a todos" 

Aunque se reporta hasta ahora una sola muerte relacionada con el virus entre las personas sin techo de California, activistas y expertos advierten que es probable que las cifras se disparen a medida que el virus se propaga.

"Estamos trabajando muy duro para mantener a la gente segura y nuestros servicios intactos", dijo Georgia Berkovich, portavoz de The Midnight Mission, una ONG ubicada cerca del vecindario Skid Row de Los Ángeles, que tiene la mayor concentración del país de personas que viven y duermen en las aceras públicas.

Berkovich indicó que ha habido en la última semana un aumento significativo en el número de personas sin techo que comen allí.

"Típicamente, en esta época del mes, serviríamos aproximadamente a 400 personas durante el almuerzo", dijo a la AFP. "Pero estamos viendo más de 800 personas ahora y más de 900 en la cena".

Berkovich advirtió que a medida que otras ONG e iglesias de la zona reducen sus servicios de comidas debido a las restricciones relacionadas con el virus y a las órdenes de permanecer en casa, la población sin hogar será aún más vulnerable.

También afecta la escasez de suministros como desinfectantes, guantes desechables y contenedores, lo que hace más difícil su operación.

"Si este virus afectara a nuestra comunidad de desamparados, afectaría a todos", dijo Berkovich. "No puedo ni imaginarme si tenemos un caso en nuestra comunidad, lo rápido que se extendería".

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