Ismael Enrique Arciniegas Valencia se convirtió este lunes en el primer colombiano en ser ejecutado en China, posiblemente el primer latinoamericano (aunque es difícil saberlo debido al secretismo chino respecto a estos temas).

Y fue ejecutado a pesar de intensas gestiones de la Cancillería de Colombia para que evitar que se cumpliera la sentencia de pena de muerte que había recibido en 2013.

Arciniegas había sido detenido en 2010 y se encontraba recluido en la prisión de la ciudad de Cantón, en el sur de China.

El hombre, de 72 años, había reconocido que llevaba casi 4 kilogramos de drogas que le pidieron traficar a cambio de US$5.000, según un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia.

Según informó Liu Tao, vocero de prensa y director de la sección política de la embajada de China en Colombia, alguien descubierto con 50 gramos de estupefacientes (opio, heroína, cocaína, marihuana y otros) puede ser condenado en su país a desde 15 años de prisión hasta pena de muerte, pasando por cadena perpetua, sin importar su nacionalidad.

"Tiene un valor educativo para todo el pueblo colombiano", dijo Liu Tao respecto a la ejecución de Arciniegas.

Poco antes de que se publicara este artículo la Cancillería colombiana envió una última nota pidiendo clemencia a China, la última de una serie de gestiones que incluyeron un encuentro la semana pasada entre la canciller María Ángela Holguín y el embajador de China en Colombia, Li Nianping. Ninguna rindió frutos.

"Lamentablemente no podemos cambiar nada", dijo Liu Tao horas antes de la muerte de Arciniegas. "Se han terminado los procedimientos internos.Se trata de una decisión irrevocable", agregó.

Última conversación telefónica

Las autoridades colombianas gestionaron una última comunicación telefónica de Arciniegas con su hijo, Juan José Herrera, antes de que se realizara la ejecución.

"Tuvimos una comunicación de media hora", le dijo Herrera a medios colombianos, "donde pudimos despedirnos de él y quedar con parte de tranquilidad de que él está muy tranquilo, de que va al cielo a reencontrarse con sus familiares que ya han fallecido".

Herrera había publicado un mensaje en Facebook en el que decía que su padre era el ser más maravilloso que había conocido y señalaba al gobierno chino de quitarle a Arciniegas "el derecho más fundamental de todos, la vida".

También agradecía allí a la Cancillería colombiana y la embajada colombiana en China por sus gestiones.

Hermano

Ismael Enrique Arciniegas Valencia no es el primer miembro de su familia que muere en una prisión extranjera acusado de narcotráfico.

Su hermano Luis Germán, quien cuando Ismael Enrique ya estaba preso aceptó llevar una carga y estuvo detenido en Macao (región administrativa especial dentro del territorio chino).

Ahí sufrió un derrame cerebral y a pesar de las gestiones de las autoridades colombianas terminó muriendo en prisión por complicaciones de salud en septiembre de 2013.

Ismael Enrique Arciniegas Valencia tampoco era el único colombiano preso en China por tráfico de drogas.

Según información de la Cancillería de Colombia, hay otros 29. Cuatro están condenados a muerte (dos sentencias ratificadas, dos en espera de apelación), diez tienen condenas a muerte en suspenso por dos años y 15 están condenados a cadena perpetua.

En el mundo, de acuerdo a la información del gobierno colombiano, hay 15.034 ciudadanos de este país presos, de los cuales el 56,7% están detenidos por narcotráfico.

Dos repatriaciones

"Colombia ha logrado la repatriación efectiva de 172 connacionales (en todo el mundo), seis de los cuales se alcanzaron por razones humanitarias", dice la Cancillería en su comunicado emitido este lunes.

Consiguieron además que a seis sentenciados a pena de muerte en China les cambien la pena por cadena perpetua o condenas de prisión.

Sólo lograron que dos fueran repatriados, ambos estaban muy enfermos: Harold Carrillo (primer colombiano en ser regresado a su país tras ser condenado a pena de muerte en China, en noviembre de 2015) y Sara Galiano (transexual repatriada pocos días atrás tras pasar siete años y medio presa en China; pagará 18 años en una prisión colombiana, según lo acordado con las autoridades chinas).

"Eso no quiere decir que a todos los condenados o presos en China se les puede aplicar el traslado, porque eso depende mucho de la gravedad del delito que ha cometido", aclaró Liu Tao.

¿Primer latinoamericano?

En el caso de Arciniegas no se consiguió, entre otras cosas -según fuentes de Cancillería- por la cantidad de droga que llevaba y porque confesó que no era la primera vez que lo hacía, tampoco se daba la condición de que estuviera enfermo de gravedad como en los dos casos anteriores.

China no difunde generalmente información sobre la pena de muerte (es uno de los 34 países en el mundo que la mantiene), por lo tanto no es posible saber cuántas personas han sido ejecutadas en el país ni sus nacionalidades.

No obstante, el lunes, el vocero de la embajada china en Bogotá, Liu Tao dijo: "Los órganos judiciales de China han condenado y ejecutado, de acuerdo con nuestra estipulación legítima, a varios presos de diferentes nacionalidades (en los últimos años)".

Mencionó a Reino Unido, Canadá, Japón, Corea (no aclaró si del Sur o del Norte), Singapur y Nigeria, aunque dijo que había ciudadanos de otros países también.

"Que sepa yo", agregó, "hay varios presos de nacionalidades latinoamericanas ahora en China, pero en términos de su ejecución yo creo que esta es la primera".

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