En California, el personal del Parque Nacional de Sequoia ha descubierto un gigantesco árbol de secuoya que aún humea tras el incendio del año pasado, dijo este miércoles (05.05.2021) el Servicio de Parques Nacionales de Estados Unidos.

El árbol estaba aislado y no suponía un peligro para los alrededores o los visitantes del parque, dijo Leif Mathiesen, experto en incendios del parque nacional. Dada la escasez de nevadas y lluvias de este año, es posible que haya más árboles en condiciones similares, dijo.

"El hecho de que todavía queden zonas humeantes del incendio de Castle de 2020 demuestra lo seco que está el parque", dijo Mathiesen. "Con la escasa cantidad de nieve y lluvia de este año, es posible que se produzcan más descubrimientos en la transición de la primavera al verano", agregó.

El árbol humeante fue encontrado recientemente por los científicos y los equipos de bomberos que inspeccionan los efectos del incendio, que se encendió por un rayo el pasado agosto y se extendió por más de 699 kilómetros cuadrados de Sierra Nevada. Se tardó cinco meses en contenerlo por completo.

El año pasado, el oeste de Estados Unidos sufrió especialmente los incendios provocados por una prolongada sequía causada por el cambio climático. Murieron 33 personas y se quemó una superficie de 17.000 kilómetros cuadrados sólo en California.

Se esperan grandes incendios este 2021

Las autoridades estadounidenses temen que una situación similar se repita este año, ya que la sequía continúa.

Las secoyas son los árboles más grandes del mundo y pueden vivir hasta 3.400 años. Según el meteorólogo principal de AccuWeather, Dave Samuhel, se prevé que los incendios quemen 14.844 millas cuadradas (38.445 kilómetros cuadrados) de terreno en el oeste de Estados Unidos.

"Desgraciadamente, en pocas palabras, parece que va a ser otra temporada intensa", dijo en un comunicado. "Estamos viendo mucha sequía. Casi la mitad del país sufre sequía, y la mayor parte se encuentra en el Oeste".

Una posible excepción podría ser el sur de California, donde la falta de lluvia ha atrofiado el crecimiento primaveral que acabaría secándose y puede convertirse en combustible para los incendios. "Como el invierno fue seco allí, eso significa que no creció mucha hierba nueva", dijo Samuhel. "Así que eso podría reducir un poco la amenaza de incendios forestales, al menos en esa zona

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