Por AFP

La izquierda que gobierna Ecuador desde hace 10 años enfrenta su mayor crisis interna tras las duras críticas que lanzó contra el mandatario Lenín Moreno su vicepresidente Jorge Glas, señalado de corrupción por opositores.

Glas publicó una carta contra Moreno a dos meses de haber asumido el poder, con lo que se alineó al ex mandatario Rafael Correa en la pugna que destroza al oficialismo.

El también vicepresidente de Correa entre 2013 y 2017 acusó a Moreno de contrariar "totalmente" los principios del movimiento oficialista Alianza País.

Entre otras cosas, le reprochó una supuesta alianza con el entorno del destituido ex gobernante opositor Abdalá Bucaram (agosto 1996-febrero 1997) y de entregarle el control de los medios públicos a "representantes de los medios privados".

Asímismo, lo señaló de manipular "de manera perversa las cifras económicas" de la administración de Correa.

"Sé a lo que me enfrento por denunciar de manera frontal lo que está pasando y la posible aplicación de un paquetazo (medidas económicas) contra mi pueblo", escribió Glas.

Horas antes, Moreno, sin referirse a su vicepresidente, anunció que va a "tomar decisiones" sobre los casos de corrupción.

En su misiva de cuatro páginas, Glas afirmó que el actual mandatario "está acusando a los miembros del Gobierno anterior de corruptos".

"¿Acaso está preparando el terreno para perseguir a sus antiguos compañeros para saciar la sed de venganza de sus nuevos amigos?", se cuestionó.

Glas, durante años responsable de los sectores estratégicos, es desde hace tiempo blanco de las críticas de la oposición, que le acusa de estar involucrado en el caso de Odebrecht, que afecta a una decena de países, y otros investigados en la nación, como el de la petrolera estatal Petroecuador.

"Un salida digna"

El analista económico Alberto Acosta declaró a la agencia AFP que "es probable que Glas tenga ciertas dudas de en qué van a terminar todas estas acusaciones de corrupción y quiera de alguna manera forzar una justificación para una salida digna".

"No me parece que esto haya creado por ahora una crisis de gobierno, aunque no se puede descartar que Moreno reaccione con firmeza. Lo que sí hace es profundizar la división interna en el oficialismo, entre los morenistas y los correístas, con estos últimos actuando como oposición", agregó.

Desde que Moreno asumió el poder en mayo, Correa se ha mostrado muy crítico con su forma de gobernar y con sus reuniones con adversarios y representantes de sectores tradicionalmente opuestos al mandatario, entre ellos la prensa privada y los indígenas.

El ex presidente ha calificado de "entreguismo" algunas acciones de Moreno, cuyo estilo es menos confrontador y mediático que el de su antecesor.

Esta semana Correa avivó en Twitter las llamas dentro del oficialismo al sugerir un supuesto plan para destituir a Glas. 

Radicado temporalmente en Bélgica, Correa deslizó en pasados días la posibilidad de crear incluso un nuevo partido que resguarde los logros de la llamada Revolución Ciudadana, ante el distanciamiento con Moreno. 

El último episodio en el enfrentamiento se originó la semana pasada, cuando el mandatario, en una cadena nacional, divulgó datos "veraces, precisos y de acceso público" sobre la "crítica" situación económica y acusó al gobierno de su antecesor de haber tomado decisiones "que no fueron debidamente mesuradas".

A lo que el e xmandatario respondió diciendo que el gobierno de Moreno está preparando "un paquetazo, obedeciendo a la oposición".

Con la llegada de Correa al poder se puso fin a una década de inestabilidad institucional, en la que Ecuador tuvo siete gobernantes, tres de ellos derrocados por revueltas populares y sucedidos por sus vicepresidentes.

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