El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, habló este martes de sus promesas "cumplidas" en un discurso anual ante el Congreso con tono electoral, en el que, con el líder opositor venezolano Juan Guaidó presente, vaticinó el fin de la "tiranía" de Nicolás Maduro.

Nueve meses antes de los comicios en que buscará la reelección, Trump se jactó de una economía "rugiente" ante el pleno de los legisladores, sin decir una palabra sobre su proceso de destitución en vísperas de una absolución casi segura el miércoles por la mayoría republicana en el Senado.

La polarización que reina en la clase política estadounidense fue evidente en la tradicional cita: al llegar, Trump evitó darle la mano a Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de Representantes y líder de la oposición demócrata, quien, en un gesto político espectacular, rompió en pedazos su copia del discurso sobre el Estado de la Unión apenas el mandatario terminó de hablar

"A diferencia de muchos que vinieron antes que yo, cumplo mis promesas", afirmó Trump, interrumpido incesantemente por las ovaciones de pie y los cánticos de "USA, USA, USA" y "¡Cuatro años más!" de los republicanos, mientras que los miembros de la oposición demócrata permanecían sentados y sin expresión.

Es un buen momento para Trump: el fin del juicio político marcará el epílogo de un procedimiento de destitución de cinco meses que no debilitó su base electoral y la última encuesta de Gallup le otorga un 49% de opiniones favorables, su mayor puntaje desde que llegó a la Oficina Oval en enero de 2017. 

Por si fuera poco, el caótico comienzo el lunes en Iowa de la votación demócrata para elegir a su rival de cara a las elecciones de noviembre le permitió regodearse de la "incompetencia" de sus contrincantes.

Aplastar la "tiranía" de Maduro 

En la misma Cámara de Representantes que lo acusó de "abuso de poder" y "obstrucción al Congreso", Trump barajó todos los temas de la campaña: su "poderoso muro" contra la inmigración desde México, su intención de prohibir el "aborto tardío", y las acusaciones contra los candidatos demócratas que según él propician "una toma socialista de nuestro sistema de salud". 

Pero sobre todo enfatizó "el gran éxito económico" de Estados Unidos. "Nuestra estrategia ha funcionado", dijo, refiriéndose a sus acuerdos comerciales con China, y con México y Canadá. 

Al defender su política exterior, Venezuela cobró protagonismo.

"Maduro es un gobernante ilegítimo, un tirano que brutaliza a su pueblo. Pero el dominio de la tiranía de Maduro será aplastado y roto", dijo Trump al presentar a Guaidó, considerado presidente interino por Estados Unidos y unos 60 países, quien como "invitado especial" del presidente y su esposa Melania observaba desde la galería.

Sus palabras fueron un espaldarazo a Guaidó, que considera fraudulenta la reelección de Maduro en 2018 y brega desde enero de 2019 por encabezar un gobierno de transición y organizar nuevos comicios. Pero sus esfuerzos, que tienen desde el primer día el apoyo de Washington, no han dado frutos a pesar de la presión estadounidense y su batería de sanciones.

Trump pasó por alto su confrontación con Irán y su plan de paz israelo-palestino, antes de reafirmar su intención de "regresar a casa" a los soldados estadounidenses en Afganistán. "No es nuestra función ser la agencia de seguridad de otros países", dijo.

Boicot y réplica en español 

Los invitados decían mucho del ánimo electoral. Además de Guaidó, Trump invitó al exjefe policial venezolano Iván Simonovis, quien el año pasado huyó de su país tras pasar 15 años preso y fue acogido por Estados Unidos.

Además, estaban presentes un alto oficial de la patrulla fronteriza y una mujer cuyo hermano fue asesinado por un inmigrante ilegal en 2018.

En un guiño a su base, Trump anunció que el locutor de radio conservador Rush Limbaugh, que acaba de revelar que sufre de cáncer de pulmón, recibiría la "Medalla de la Libertad", la cual le fue entregada en medio de aplausos por la primera dama.

Trump nunca habló del juicio político, pero su sombra se cernía sobre el hemiciclo.

Alexandria Ocasio-Cortez, figura en ascenso de la izquierda demócrata, boicoteó la cita para no "legitimar" a un presidente que, según ella, no respeta ni las leyes ni la Constitución. 

Otros se retiraron en el medio, denunciando sus "mentiras"

Los demócratas quieren la destitución de Trump por tratar de obligar a Ucrania a "ensuciar" a su posible oponente presidencial Joe Biden, al congelar ayuda militar crucial para este país en guerra. 

En la réplica demócrata a Trump en español, la congresista por Texas Verónica Escobar acusó al mandatario de atizar el odio contra los latinos después de que el autor de la masacre de El Paso el año pasado dijera que su objetivo eran los mexicanos. 

"Usó las mismas palabras de odio usadas por el presidente Trump para describir a los inmigrantes y latinos", dijo. 

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