La presión a la que estuvo sometida la nave Titán pudo ser igual a la que ejerce el peso de la Torre Eiffel.

Una lamentable tragedia que deja muchas preguntas.

Las autoridades de EE.UU. informaron este jueves sobre la posible implosión del Titán, la nave con cinco pasajeros que se dirigía a los restos del transatlántico Titanic, ubicado a unos 4.000 metros de profundidad en las aguas del Atlántico Norte.

De acuerdo con la Guardia Costera de ese país, encontraron escombros que sugieren que el sumergible quedó aplastado por la presión oceánica de forma "catastrófica" y ofrecieron sus condolencias por la presunta muerte de los tripulantes.

Ahora los expertos se aprestan a investigar lo que ocurrió y qué se debió haber hecho para evitarlo, precisamente estudiando las piezas que encontraron en las aguas cercanas al histórico barco.

Las autoridades reunirán todos los escombros que puedan para construir una imagen completa de la secuencia de eventos que llevaron a la tragedia, según Ryan Ramsey, excapitán de submarinos de la Royal Navy británica.

"Esto no va a ser diferente a un avión que se estrella. No hay una caja negra, por lo que no se podrán rastrear los últimos movimientos de la nave en sí, pero reunirán tantas partes como puedan y a partir de ellas deberían poder analizar la ruptura estructural, cualquier fractura que haya ocurrido y tal vez reconstruir lo que realmente sucedió en esos últimos momentos", dijo.

Los cinco fragmentos encontrados incluyen "la cubierta trasera del sumergible" y un cono de la parte delantera de la nave.

Fueron hallados a unos 500 metros de la proa del Titanic.

El contraalmirante John Mauger, de la Guardia Costera, dijo que es demasiado pronto para determinar cuál fue el momento de la implosión.

Sin embargo, horas después de haber encontrado los escombros, la Marina de EE.UU. dijo que hace días detectó "una anomalía acústica consistente con una implosión" luego de que el Titán perdiera contacto con la superficie.

El navío perdió toda comunicación con el exterior el domingo.

En él viajaban Stockton Rush, de 61 años y fundador de la empresa propietaria del sumergible, OceanGate Expeditions; el empresario paquistaní Shahzada Dawood, de 48 años, y su hijo Suleman, de 19; el multimillonario británico Hamish Harding, de 58 años, y el explorador francés Paul-Henri Nargeolet, de 77.

Falla estructural

La clave para la investigación serán los trozos de fibra de carbono con los que se fabricó parte de la embarcación. La gran pregunta es si sufrió una falla estructural que provocó una ruptura en el casco.

El profesor Blair Thornton de la Universidad de Southampton, opinó en entrevista con la BBC sobre lo que pudo haber sucedido.

"En el caso de que se trate de una falla catastrófica de la carcasa principal, el sumergible habría estado sujeto a presiones increíblemente altas, equivalentes al peso de la Torre Eiffel, decenas de miles de toneladas, comprimiendo la embarcación", sostuvo. "Estamos hablando de una implosión muy potente en la parte principal".

Los investigadores también deberán analizar si el accidente ocurrió por falta de los ensayos necesarios.

El profesor Roderick A. Smith, del Imperial College de Londres, dijo que uno de los escombros más importantes para responder a esta pregunta sería la sección de fibra de carbono del lugar de la ruptura.

"La fibra de carbono falla por defectos internos en su construcción. Las uniones entre la fibra de carbono y el titanio necesitan una inspección muy cuidadosa", comentó el experto.

"La violencia de la implosión significa que puede ser muy difícil determinar la secuencia de eventos. De ahí la necesidad de una recuperación y un examen minucioso si es posible", agregó.

No está claro en esta etapa qué agencia liderará la investigación, ya que no existe un protocolo para este tipo de sucesos con un sumergible.

El contralmirante Mauger dijo que esto es particularmente complejo porque el incidente tuvo lugar en una parte remota del océano e involucró a personas de distintas nacionalidades.

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