Lorna, la madre de Shannon Hewat, una joven  de 20 años, pensó que su hija estaba sufriendo los embates de una fuerte resaca durante todo el fin de semana pasado, en Lincoln, Escocia.

Sin embargo, la complicación de salud de la joven tuvo fatales consecuencias.

La mujer pensaba que su hija había tenido un fin de semana de desenfreno y fiestas, pues le gustaba salir con sus amigos a bailar.

"Ella había estado fuera todo el fin de semana y pensé que tenía una resaca muy fuerte y por eso estaba enferma", reconoce Lorna.

Pero, según consigna Lincolnshire Live, la joven logró decirle a su madre, luego de estar en cama durante las últimas horas, que estaba sufriendo los efectos de una sobredosis.

Eso motivó que llamara a una ambulancia, que trasladó a Shannon a un recinto de urgencias para poder atenderla.

Tras pasar la noche del 21 de julio en observación, al día siguiente se le notificó a la madre que su hija había entrado en coma y que estaba en estado crítico.

Sus órganos estaban fallando y necesitaba un trasplante de hígado; por lo mismo Lorna y su hijo, Connor, el hermano de Shannon, pudieron compartir con ella algunos instantes mientras los médicos se preparaban para intervenirla quirúrgicamente.

Ahí, tras unos 30 minutos, le sugirieron ir a dormir un poco a un hotel cercano; pero fue cuando ocurrió lo más triste: su hija había muerto.

"Me negué a creerlo. Estaba gritando a los médicos para que la ayudaran. Que ella no me dejaría (...) estoy en completo estado de shock, no puedo creerlo", admitió la mujer.

En esa línea, manifestó que "estoy esperando que ella cruce la puerta".

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