La Administración General de Aduanas de China entregó este domingo (08.05.2016) un reporte que confirma los temores de las autoridades del gigante asiático: la recuperación de la segunda economía del planeta será más lenta de lo presupuestado. La escasa demanda doméstica y en el exterior redundó en una caída de las exportaciones del 1,8 por ciento en comparación con el mismo período de 2015, mientras que las importaciones cedieron un 10,9 por ciento.

Tanto las importaciones como las exportaciones fueron más débiles de lo esperado, en línea con el lento desempeño del comercio exterior en toda Asia, lo que apunta a otro año desafiante para los mercados emergentes”, dijo a Reuters Zhou Hao, economista senior de Commerzbank en Singapur. La lectura del mes de abril revierte el leve avance registrado en marzo y refuerza las preocupaciones del gobierno chino sobre un panorama adverso en 2016.

Las cifras sugieren que la demanda doméstica sigue siendo débil pese al rebote de los gastos en infraestructura y al crecimiento récord del crédito registrado en el primer trimestre. En la comparación con el mes anterior, en todo caso, las exportaciones chinas aumentaron un 4,1 por ciento, un ritmo más moderado si se equipara con el registrado en marzo, que fue del 18,7 por ciento.

Presiones externas

Las exportaciones de China a Estados Unidos -el principal mercado comercial del país asiático- descendieron en 9,3 por ciento en abril respecto al mismo mes del año pasado, mientras que los envíos a la Unión Europea -el segundo mayor mercado para Pekín- subieron un 2,2 por ciento, según datos de aduanas. Con todo, China se mantiene a flote mejor que otros países. Aunque las ventas han ido en retroceso, el gigante asiático amplió el año pasado su ventaja como primer exportador mundial.

Las presiones que enfrentan los exportadores chinos tienen muchos orígenes. Uno es la presencia de competidores más baratos, sobre todo en el sudeste asiático. Como en China están subiendo los costes laborales, estos países producen a un menor precio. Pekín ha decidido a causa de ello modificar su modelo de crecimiento y en vez de ser un productor barato para el resto del mundo aspira a que las empresas locales sean más innovadoras y que se refuerce el consumo interno.

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