México puso fin este miércoles, de manera permanente, al horario de verano en ese país, terminando con una medida de 26 años tras su implementación en 1996 y que consistía en adelantar el reloj el primer domingo de abril y atrasarlo el último domingo de octubre.

Este domingo 30 de octubre de 2022 será la última vez que los mexicanos tengan que atrasar su reloj.

Con 59 votos a favor, 25 en contra y 12 abstenciones, la Cámara de Senadores respaldó la propuesta enviada por los Diputados en septiembre, aunque contempla una excepción para los 33 municipios de la franja fronteriza con Estados Unidos para que conserven el horario de verano y así no afectar el intercambio comercial.

En materia energética, el argumento del horario de verano era aprovechar de mejor manera la luz del sol y así hacer menos uso de iluminarias en casas y edificios, justificación que no fue suficiente para quienes respaldaron su derogación.

La presidenta de la comisión de Energía en el Senado, Rocío Abreu, señaló en la maratónica sesión que los ahorros energéticos en el país norteamericano han representado menos del 1% respecto a las energías que se consumen cada año, con lo que “no ha cumplido con su objetivo, pero sí ha producido impactos negativos en la salud de la población”, según publicó el diario El País de México.

El extenso debate, que comenzó a inicios de año, se prolongó por horas entre los senadores. Incluso la senadora Xóchitl Gálvez, del partido opositor Acción Nacional, defendió que el horario de verano reduce la obesidad infantil.

“Tienes más horas de luz donde las mujeres y los niños pueden estar en el parque; además, disminuye la violencia y la incidencia delictiva”, expuso este miércoles.

Hasta ahora no hay datos concluyentes sobre el ahorro de energía. De acuerdo con la publicación de El País, según el Fideicomiso para el Ahorro de Energía Eléctrica (FIDE), en 2018, el último dato disponible antes de que comenzara el Gobierno de López Obrador, el ahorro en consumo de energía eléctrica fue de 945 gigavatios, con lo que “se podría abastecer 592.000 casas durante todo un año, o alimentar 8,3 millones de lámparas fluorescentes durante 24 horas por un año entero”.

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