El jefe de defensa de derechos y comunicaciones de Unicef en Palestina, Jonathan Crickx, reveló el crudo impacto que ha tenido en los niños la guerra entre Israel y Gaza.

En conversación con el diario El País, el responsable de Unicef en Palestina advirtió que “hay un millón de niños en Gaza traumatizados por la guerra y esperando un alto el fuego. No tenemos acceso a todos los niños, pero en vista de la duración y la intensidad de los combates, estimamos que todos ellos necesitan ahora atención psicológica y de salud mental”.

Desde Rafah, en el extremo sur de la Franja de Gaza, en la frontera con Egipto, Crickx observa numerosos edificios destruidos por los bombardeos israelíes, aunque informa que por el momento no se registran ataques directos.

“La guerra ya ha causado más de 26.000 muertes, el 70% de las cuales son mujeres y niños”, afirma, citando datos del Ministerio de Salud de Gaza. “Pero la situación es muy compleja y sólo podemos hacer estimaciones, sin poder diferenciar por tipo de víctimas”, complementó, reconociendo a El País que ante el éxodo interno de la población y con la mayoría de los hospitales destruidos o al borde del colapso, “contar las muertes de niños es un desafío”.

Sin embargo, en otras cifras que compartió, aseguró que “las condiciones higiénicas en Rafah son terribles: sólo hay una letrina por cada 500 a 700 personas, lo que provoca la propagación de enfermedades como la diarrea crónica”. 

“En las pocas semanas desde finales de diciembre, los casos han pasado de 40.000 a 70.000; y es una de las principales causas de mortalidad infantil. El impacto de la guerra en la salud de los niños es muy preocupante”, lamentó.

En tanto, también reconoció que la guerra amenaza con acercarse a la frontera egipcia. "Nadie sabe cuándo llegará, por lo que esperamos un alto el fuego lo antes posible”, afirmó. 

Antes de la guerra, unos 400.000 niños requerían tratamiento de salud mental y apoyo psicológico en Gaza. Tras el estallido del conflicto, Unicef estima que prácticamente todos los niños de la Franja —el 40% de sus 2,3 millones de habitantes son menores de 15 años— se encuentran en una situación de máxima vulnerabilidad.

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