"No soy necesariamente una persona religiosa, pero sí creo que me pusieron aquí para ser profesora. Solo quiero poder hacer eso financieramente". Este es el testimonio de Hope Brown, profesora de historia que relata la adversa realidad que viven los docentes en Estados Unidos, a través de un reportaje de Katie Reillypublicado en la revista Time.

La investigación da cuenta de la compleja situación que viven día a día más de 3,2 millones de profesores en ese país tras el peor estancamiento salarial que se recuerde desde 1990, según datos del Departamento de Educación (DOE).

Brown asegura que puede ganar $60 dólares donando plasma de sus células sanguíneas dos veces por semana, además de obtener ganancias extra al vender parte de su ropa en locales de consignación. Esto, explica, funciona como apoyo para pagar las cuentas o gastos relacionados con su automóvil. Esto pese a contar con un grado de magíster. 

“Este malabarismo financiero ahora es parte de su vida cotidiana, algo que nunca esperó hace casi dos décadas cuando obtuvo una maestría en educación secundaria y se convirtió en maestra de historia de la escuela secundaria”, narra Reilly en uno de los párrafos.

La profesora imparte clases en la escuela Woodford County High School en Versalles, Kentucky, además de verse obligada a dedicarse a dos empleos más; dirige una compañía de viajes y se encarga de los detectores de metales en Lexington junto a su esposo.

"Realmente amo enseñar. Pero no nos pagan por el trabajo que hacemos", expresa en uno de sus testimonios. 

El reportaje, que fue publicado este jueves, revivió el debate en torno a la situación de las escuelas públicas en Estados Unidos, que ha provocado una serie de movilizaciones en las calles bajo la exigencia de aumentar salarios, fondos y beneficios para los docentes.  

 

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