AFP

Rusia y China interpusieron este lunes su veto a una resolución del Consejo de Seguridad que exigía una tregua de siete días en Alepo, al norte de Siria.

Venezuela también votó en contra del texto presentado por España, Egipto y Nueva Zelanda. Angola se abstuvo. Los 11 países restantes votaron a favor.

Esta es la sexta vez que Rusia bloquea una resolución del Consejo sobre Siria desde el inicio del conflicto en marzo de 2011, y la quinta vez que lo hace China. 

Rusia, aliado del régimen de Bashar Al Asad había expresado tener discrepancias en cuanto al texto negociado durante varias semanas. A último minuto intentó aplazar el voto hasta al menos el próximo martes.

Pero luego de consultas, los promotores del texto apoyado por Estados Unidos, Reino Unido y Francia, decidieron seguir adelante.

El embajador ruso Vitali Churkin estimó que el Consejo debería haber esperado los resultados de una reunión entre rusos y estadounidenses prevista para el martes en Ginebra.

Según Moscú, el objetivo de las conversaciones es alcanzar un plan para hacer salir a todos los rebeldes del este de Alepo, la segunda ciudad del país, asediada por las fuerzas del régimen. 

"Hay acuerdo en los elementos de base" de esta iniciativa que fue rechazada por los grupos insurgentes de Alepo, dijo Churkin.

La embajadora adjunta estadounidense Michele Sison dijo, por el contrario, que no había "avances" en las discusiones ruso-estadounidenses "porque Rusia quiere conservar sus triunfos militares". "No dejaremos a Rusia embaucar al Consejo", añadió.

Si la resolución hubiese sido adoptada habría permitido "salvar vidas", dijo el embajador de Francia, François Delattre. 

El embajador chino, Liu Jieyi, afirmó que el Consejo "debería haber seguido negociando" para llegar a un consenso y criticó "una politización de las asuntos humanitarios".

El proyecto de resolución pide una tregua de al menos siete días en Alepo, con opción de renovarla.

También prevé que se permita "responder a las necesidades humanitarias urgentes", y dejar entrar a los servicios de socorro destinados a decenas de miles de habitantes de la parte rebelde asediada.

La metrópoli del norte de Siria, capital económica del país, estaba dividida desde 2012 entre los barrios del oeste controlados por el gobierno y los del este, en manos de los rebeldes.

El ejército del presidente sirio Bashar Al Asad lanzó una gran ofensiva el 15 de noviembre pasado para reconquistar la totalidad de la ciudad.

Desde su inicio en marzo de 2011, la guerra civil siria causó la muerte de más de 300.000 personas.

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