Los habitantes de las Islas Feroe en Dinamarca, entre Escocia, Noruega e Islandia, tienen una tradición centenaria que realiza el pueblo de Sandavágur , que consiste en la matanza de cientos de cetáceos, de la que incluso participan niños.

El origen de esta cuestionada tradición se remonta al siglo XIX, donde la matanza se realizaba como forma de prepararse para el crudo invierno del norte de Europa. Sin embargo hoy en día la mayoría de los cadáveres no se consumen.

El ritual brutal tiñe de rojo las aguas de la costa de las islas Faroe, lo que resulta en un espectáculo fuertemente cuestionado por la crueldad con que delfines y ballenas son llevados hasta la costa para ser apaleados y apuñalados hasta la muerte.

La organización Sea Shepherd, que se ocupa de la protección de la fauna marina, ha intentado varias veces frenar esta práctica, llevando los antecedentes hasta la justicia, lo que no ha tenido resultados.

Otros grupos ambientales han denunciado esta práctica viralizando las impactantes postales que deja la matanza.

 

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