El empresario chileno Carlos Cardoen aseguró que Estados Unidos no presentó ninguna prueba en su contra en el juicio donde se pedía su extradición tras ser acusado de exportar ilegalmente circonio para la fabricación de armas. 

Washington acusa al empresario chileno de pasar "por alto los controles de exportación" para importar circonio a Chile entre los años 1982 y 1989, el que utilizó en la fabricación de bombas de racimo que vendió al régimen de Saddam Hussein hasta 1991.

"En el juicio no se presentó ninguna prueba, ningún testigo que dijera que yo he cometido un delito. Entonces, eso te demuestra que esto ha sido un engaño, que esto ha sido una farsa que ha quedado al descubierto", afirmó el empresario a Tele13 Radio.

Además, Cardoen aseveró sentirse "muy tranquilo y si nuestro país mañana fuese amenazado en las mismas condiciones, yo sería el primero que estaría adelante buscando el apoyo de otros empresarios para poder resolver los problemas que nuestro país tenga donde está de por medio la vida de mis hijos y la vida de los ciudadanos chilenos".

"Me han tratado de traficante de armas, yo jamás he traficado armas. Yo he sido un fabricante, y a mucho orgullo, de elementos defensa para nuestro país cuando estaba en una posibilidad de ser invadido", afirmó Cardoen. 

Junto con eso aseguró que "desde el punto de vista ético me siento muy feliz de haber fabricado elementos que contribuyeron a que nuestros hijos estén hoy vivos, que nuestras familias estén seguras".

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