Enrico Tosti-Croce, chileno de 77 años, pasó toda su vida escuchando la historia de cómo su padre, quien era miembro de la armada italiana, visitó en la década del 30 la Acrópolis en Grecia y se llevó un pedazo del Partenón que encontró en el suelo.
La particular pieza de mármol con flores de loto tallada, acompañó al jefe de ingenieros del submarino Generale Luizzi en sus diversas travesías y fue parte de las pertenencias que empacó cuando emigró a Chile a inicios de los 50 para montar una empresa mecánica, lejos de Europa.
Su esposa y sus dos primeros hijos llegaron al poco tiempo y se instalaron en Viña del Mar donde, en una repisa que se encontraba en el comedor, estaba el trozo principal del principal templo de la antigua Atenas como "un adorno más".
Según cuenta El País, a comienzos de este año el chileno escuchó por la radio que Grecia le estaba reclamando a Reino Unido por las estatuas robadas del Partenón. Él, desde su casa en Villarrica, pensó: “Guau, yo tengo un pedacito del Partenón. Creo que es hora de devolverlo”.
El regreso del pedacito de Partenón a Grecia
El pasado 6 de enero, Theodosis Theos, jefe de misión adjunto de la embajada de Grecia en Chile, recibió un correo electrónico de Enrico asegurando que tenía una pieza del Partenón. Para saber más, le solicitó una fotografía, las medidas y el peso. Tosti-Croce le envío todo lo necesario: 8,2 por 11,4 centímetros; 1 kilo y 200 gramos, y adjuntó las imágenes.
La embajada hizo de puente con el ministerio de Cultura del Gobierno de Grecia, quienes mostraron interés por recuperar la pieza, pero antes tenían que estudiarlo presencialmente. Así Tosti-Croce, aprovechó una visita a Santiago, que tenía agendada antes, y viajo hasta la capital.
Lo único que el ingeniero le pidió a Theos, era que, por favor, le hiciera saber de que parte del Partenón era la piedra "para cerrar ciclo".
Meses después, Olympia Vikatou, directora del Servicio Arqueológico Griego, le envió una carta de agradecimiento a Tosti-Croce por su generoso gesto, con nuevos detalles sobre la pieza.
“Forma parte de la canaleta de mármol de un templo arcaico, probablemente el Hecatompedón, el primer templo monumental de la Acrópolis, fundado en la primera mitad del siglo VI a. C., en la época de Pisístrato”. La canaleta fue fabricada en mármol extraído de las colinas del monte Himeto, en el sur de Atenas, y estaba decorada con palmetas alternas de forma ovalada y flores de loto.
“Proviene de la roca sagrada de la Acrópolis, un símbolo monumental único que ha sufrido mucho por el saqueo sistemático a lo largo del tiempo”, lamentaba Vikatou, quien apuntaba en la carta a Tosti-Croce los deseos de que otros siguieran su ejemplo y devolvieran las piezas robadas a su lugar de origen.
“Los arqueólogos concluyeron que no era del Partenón, que es del V a.C., la época clásica, sino aún más antiguo, del Hecatompedón, VI a. C, la época arcaica”, apunta Theos a EL PAÍS. “Ese templo fue destruido por los persas. Parte de sus fragmentos están en el Museo de Acrópolis de Atenas”, añade.
Tras el noble gesto, la embajada de Grecia está preparando un gesto de agradecimiento para Tosti-Crece el próximo 4 de noviembre, en un concierto de piano previamente agendado en el Teatro de Carabineros, donde se le rendirá homenaje a artistas griegos.