El Paso Drake es uno de los lugares más complejos para navegar en alta mar debido a las cambiantes condiciones climáticas, lo que implica fuertes corrientes marinas. Por lo mismo, el paso de los buques requiere una gran capacidad de entrenamiento para quienes maniobran entre estas turbulentas aguas.

En esta zona se perdió el contacto con el avión siniestrado de la FACh, el Hércules C-130, el cual transportaba a 38 personas. Desde la propia institución uniformada informaron que es "casi imposible" encontrar supervivientes y que el proceso de búsqueda tiene una alta complejidad.

El buque Cabo de Hornos, embarcación de investigación de la Armada de Chile, construido con fines oceanográficos, hidrográficos y de pesca científica, trabaja en las labores de búsqueda.

La nave tiene 74,1 metros de eslora, 15,6 de manga, 5,8 m de calado y consta de un sonar que es parte primordial del operativo para dar con los restos del avión y los cuerpos de los pasajeros.

"El mar salvaje"

Daniel Malfanti, buzo táctico (r) de la Armada, contó a T13.cl su experiencia en este hostil lugar cuando prestaba servicio en la Antártica en 1992-1993. 

Daniel Malfanti junto a la fauna marina de la Antártida - 1992

"Lo más impresionante es el mar salvaje. Cuando tienes noches oscuras, la espuma del mar la ves más arriba de tu cabeza. Cuando estás en la parte más alta del buque, aprendes que uno por mucho que se sienta lo mejor en algo, no lo es. Siempre hay algo más grande", dice el especialista en búsqueda y rescate.

Además, cuenta que una de sus experiencias más extremas la tuvo al borde de la muerte. "Me toca un temporal muy grande, yo era el oficial maniobra a cargo de todas las cosas en la cubierta, y en una maniobra perdí 62 tambores de combustible. Casi nos da vuelta, nos entró agua, nos tiró por la borda y nos dio hipotermia".

Cargamento de combustible luego del incidente

Cargamento de combustible luego del incidente

"Por mucha tecnología que tu tengas, hay condiciones que son superiores a uno y no eres capaz de dominar el mar", continúa el relato. 

Olas de 12 metros 

Daniel Malfanti agrega que en estas experiencias "uno se encuentra con uno mismo", ya que "montar un buque de 50 metros de largo, pasar olas de 12 metros de altura, te das cuenta que no eras nada. En otras condiciones ese buque se siente gigante, pero en ese mar es nada". 

Inmensidad de la naturaleza que pocos pueden ver en vivo y en directo. "Cuando llegas a la Antártica, cuando pasas el paralelo 56 te encuentras con los grandes icebergs, los que son cinco veces más grande de la altura de tu buque, ahí te das cuenta que eres miserable (en tamaño), así de sencillo y te das cuenta que eso se mueve".

Situaciones de máxima tensión en el puente de mando, ya que los témpanos de gigantes de hielo no son percibidos en ocasiones por la maquinaria a bordo, por la condición líquida de su estructura. Así es como cuando cae el sol los barcos inician un traslado de ida y vuelta en un rango de mil metros para "mantener el radio seguro", indica Malfanti.

El riesgo en aguas turbulentas

Con respecto a la búsqueda y rescate, el buzo táctico (r) de la Armada señala que "cuando tu vas a salvar la vida de alguien, es una decisión personal si arriesgas tu vida. Pero cuando vas a rescatar un cuerpo en el mar, la verdad es que si vas a poner en riesgo tu vida, me parece que no tiene sentido".

"El mar para los que somos marinos es una tumba, no es que mueras en la calle", dice el buzo, por lo que manifiesta que las tareas de rescate no deben poner en riesgo a quienes trabajan por dar con los restos humanos.

Bajo esta misma línea remarca que "por rescatar vidas muchas personas arriesgarían la suya, y yo lo he hecho, pero por rescatar elementos que no sean vitales para salvar vidas creo que no sería prudente".

Base Presidente Eduardo Frei Montalva - Antártica - Verano 1992

Una labor sileciosa y "poco romántica"

El personal de la Armada en la Antártica también tiene otras misiones, las que se enmarcan dentro de las operaciones "distintas a la guerra", tales como el apoyo y acercamiento a la ciudadanía en los puntos más australes del territorio nacional, como también en la colaboración científica que se realiza en la base Presidente Frei en el continente blanco.

Y es allí donde no sólo trasladan personal o equipamiento para el desarrollo investigativo, sino que hay trabajos "poco románticos", según indica Daniel Malfanti. Algo que tiene que ver con la remoción de basura desde la Antártica.

El actual instructor de buceo táctico recuerda cuando estuvo a cargo de la misión de limpieza en la zona ya que la basura no puede quedarse, y debe ser trasladada hacia el continente para mantener la pulcra limpieza del lugar.

"Yo estaba con unas barcazas, tomábamos la basura y la ordenábamos en el buque, porque no puedes contaminar nada", resume en su experiencia de mantener el ecosistema lo más despejado posible en una logística que en ocasiones es "invisible", pero muy importante para seguir llevando a cabo las investigaciones de microbiología y ecosistemas el lugar.

Atardecer en la Antártida - 1993
Publicidad