Una serie de denuncias apuntan a la Escuela Especial Bendiciones de Amor, ubicada en Los Ángeles, región del Biobío, donde apoderados aseguran que sus hijos aparecían matriculados sin nunca haber asistido a clases en dicho recinto: Se trataría de un caso de suplantación de identidad

Incluso familias de Santiago — a más de 500 kilómetros de distancia — denunciaron que al momento de inscribir a sus hijos en otros establecimientos, se encontraron con que ya figuraban en registros escolares de Los Ángeles, sin haber tenido relación alguna con esa ciudad.

Hija de futbolista de Ñublense figura entre menores víctimas de suplantación de identidad

Reportajes T13 tuvo acceso a mensajes de un grupo de WhatsApp vinculado al colegio, donde se evidencian intercambios constantes de certificados de nacimiento de niños de distintas regiones del país. Entre ellos, incluso, aparece el documento de identidad del hijo de un reconocido futbolista que actualmente juega en Primera División.

Se trata del delantero Gonzalo Sosa, delantero argentino que milita actualmente en las filas de Ñublense de Chillán de la Liga de Primera.

El goleador tiene varios registros donde al marcar un gol, saca sus canilleras y besa una fotografía de su hija que está plasmada en ellas. 

Esa misma menor, homenajeada por su padre al convertir, tiene su certificado de nacimiento circulando en el grupo de Whatsapp de las trabajadoras de la escuela Bendiciones de amor de Los Ángeles.

Extrabajadoras hablan de un “modus operandi”

A las denuncias que llegaron a T13, se suman los testimonios de extrabajadoras del colegio, quienes acusan la existencia de un posible “modus operandi” para inflar matrículas y obtener recursos adicionales a través de las subvenciones escolares.

La dueña y directora del recinto se encuentra imputada por delitos que afectan derechos garantizados por la Constitución, mientras la investigación busca establecer la magnitud de estas presuntas irregularidades.

El caso de suplantación de identidad mantiene en alerta a las autoridades regionales y refuerza las sospechas sobre la existencia de “alumnos fantasmas” en colegios públicos y subvencionados, práctica que de confirmarse significaría un serio fraude al sistema educacional.

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