A dos semanas del hallazgo de dos cuerpos enterrados en fosas clandestinas en San Vicente de Tagua Tagua, un equipo de Reportajes T13 volvió a la zona donde operaba la banda vinculada a los llamados "Los Morochas".
Los vecinos de esa pequeña localidad rural aún sienten la angustia de saber que vivían a pasos de las casas que funcionaron para torturar y secuestrar.
Quién era la mujer que fue hallada calcinada en casa de tortura en San Vicente
En ese contexto, Reportajes T13 reveló la historia detrás de una de las víctimas encontradas en una de las casas de tortura. Se trata de Catalina González Rojas, una mujer de 25 años que era madre de tres niños de 13, 3 y 2 años. Los más pequeños hoy están al cuidado de su abuela, quien crió a la víctima desde que tenía un año.
Según lo que contó su abuela, la joven llevaba un tiempo enfrentando problemas de adicción. Esa situación la habría llevado a relacionarse con integrantes de Los Morochas.
Cerca del mes de septiembre, su familia intentó internarla en un centro de rehabilitación, pero no había cupos disponibles. Días después, la víctima desapareció.
El 19 de septiembre fue vista por última vez. Poco después, sus cercanos fueron advertidos de que estaría en el sector Pueblo de Indios; sin embargo, cuando intentaban preguntar por ella, recibían amenazas.
La última llamada que hizo a su madre la víctima de tortura en San Vicente: "Llevaban gente y la torturaban ahí mismo"
Según reveló el reportaje, Catalina alcanzó a contactar a su tía y a su madre biológica para avisarles que estaba secuestrada y que le habían cortado el pelo, sin poder entregar más antecedentes de su ubicación ni de los motivos de su secuestro.
Una amiga relató que las últimas llamadas de Catalina daban cuenta del horror que vivía: “Ella la llamaba para contarle todo lo que pasaba dentro de esas casas, cómo la trataban, que no le daban de comer, que le cortaban el pelo, que llevaban gente y la torturaban ahí mismo…". Después de ese contacto, no hubo más noticias de ella.
Su abuela entregó más detalles de la desaparición de Catalina: “Mire, mi nieta desapareció el 19 de septiembre de aquí de la casa y ya no supimos nunca más de ella… (...) Mi momento de pensar como abuela y como mamá… la pilló con ganas de fumar y quería comprar… yo lo veo así, quería comprar donde ella sabía que vendían y todo, pero nunca pensé que ella no iba a volver”.
Por otro lado, la abuela de la víctima se mostró profundamente angustiada por algunas versiones que asociaban erróneamente a Catalina con prostitución o vínculo directo con la banda, algo que desmintió tajantemente.
“No era una mala persona. Para mí el dolor más grande es que se han hablado cosas que no son ciertas… para mí es un dolor muy grande esto. Esa publicidad que hicieron sobre ella de la prostitución no me encaja para nada, porque no era así. Yo la crié, yo sé quién era”.
Por eso insiste en aclararlo: Catalina no pertenecía al grupo criminal ni se dedicaba al comercio sexual.
“Por eso pido justicia para ella y que le saquen esa imagen de prostitución que pusieron de ella, porque mi nieta no era así… no lo era”, afirmó.
El cuerpo de Catalina fue hallado calcinado y amarrado de pies y manos junto a otro cuerpo que estaba descuartizado. Ahora, la Fiscalía investiga un posible tercer caso.