El candidato presidencial Marco Enríquez-Ominami protagonizó un emotivo momento durante su participación en el programa “El Candidato”, emitido este viernes, al hablar abiertamente sobre su pasado familiar, la figura de su padre biológico, Miguel Enríquez, y la profunda huella que dejó en su vida su padre adoptivo, Carlos Ominami.

Visiblemente conmovido, el candidato recordó los años de exilio junto a su madre y la llegada a su vida de quien considera una figura fundamental en su formación y fortaleza emocional.

Enríquez-Ominami relató que, tras la muerte de su padre biológico, quien fue asesinado el 5 de octubre de 1974 por tres agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) en la comuna de San Miguel, durante los primeros meses de la dictadura de Augusto Pinochet, su madre debió huir con él al exilio en París, Francia. Un año más tarde, en 1975, ella inició una relación con Carlos Ominami, el hombre que más tarde lo adoptaría y de quien obtendría su apellido. 

El vínculo entre Carlos Ominami y ME-O

Durante la entrevista, el político recordó entre lágrimas la disciplina y el afecto que marcaron su relación con su padrastro: “Este hombre muy joven, 7 años menor que mi madre, fue duro y lo valoré mucho, me obligó a levantarme, a comer con la boca cerrada. Él es hijo de militar, con lo cual me educó un poco como militar y lo quiero mucho, peleo mucho con él, pero me salvó mucho.”

 

El candidato rememoró los difíciles años del exilio, una etapa marcada por la precariedad y la pérdida: “Fuimos exiliados los tres y habían matado a mi padre (...) mi madre conoce una piscina pública cuando no teníamos un mango. Nuestros veranos eran en las piscinas públicas, piscina municipal. Y ahí llegó este joven 7 años menor, muy cariñoso" relató.

"Nosotros en el exilio fuimos indigentes, técnicamente, dormíamos en camas de hospital. Mi madre y yo solos, de eso más o menos me acuerdo, llegó este hombre que estudiaba economía, que era doctor en economía y que le iba mejor que a mi madre. Entonces este tipo ayudó a que la casa no fuera tan trágica. O sea, me habían matado un tío mío, mi hermana estaba en Oxford, estábamos todos separados (…) Y entonces Carlos fue muy importante porque le dio una normalidad” valoró ME-O.

Entre risas y lágrimas, Enríquez-Ominami también compartió recuerdos más cotidianos de su infancia bajo la tutela de Ominami, quien, según relató, lo educó con disciplina militar pero también con cariño.

“Yo aprendí a ducharme como nadie en 60 segundos. Yo sé pasarme el jabón por todas partes en 60 segundos porque eran gritos, había que ahorrar agua. Entonces yo valoro mucho eso, porque esa norma se la impuse a la Fernanda, que no es mi hija, pero que la considero mi hija.”

El candidato reconoció que su relación actual con su padre adoptivo no está exenta de tensiones, pero destacó el papel fundamental que tuvo en su vida. “Tengo un padrastro y yo soy muy crítico de Carlos, estoy distanciado de él y lo quiero mucho, pero con Carlos yo le debo eso. Yo creo que lo que me permite resistir, quien me dio entereza de avanzar fue Carlos.”

Con la voz quebrada, Marco recordó el momento en que decidió asumir el apellido de quien consideró su figura paterna en ausencia de su padre biológico. “Yo miraba este hombre y decía, ‘Qué tipo más bueno’, porque se bancaba los dos adolescentes insoportables y fue un gran padrastro-padre y por eso me puse el apellido, porque me pareció que era mi reconocimiento a un tipo que se bancó a un insoportable como yo” culminó el candidato. 

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