Un estremecedor reportaje de T13 ha revelado detalles de lo que podría ser el primer caso de canibalismo en Chile, ocurrido en la comuna de Pudahuel. Las víctimas, Bernarda Morales de 45 años y su pareja Arturo, fueron brutalmente asesinados el 15 de septiembre de 2023. Sus restos fueron hallados semanas después, el 8 de noviembre, a un costado de la Ruta 68, en el sector de Claudio Arrau con Isla Portezuelo.

El principal sospechoso del crimen es Benjamín Bordillo Catrimán, un joven de 25 años descrito por la PDI como un delincuente violento y manipulador. Según antecedentes entregados por la Fiscalía de Alta Complejidad Oriente, Bordillo se tomó una vivienda en Pudahuel y la convirtió en un centro de acopio y venta de drogas. Lo más escalofriante es que en esa misma propiedad habrían ocurrido los secuestros, torturas, asesinatos y el presunto acto de canibalismo.

Pero hay un protagonista que ha permanecido en la sombra: el verdadero dueño de la casa, quien habría sido desplazado a una pieza trasera por Bordillo. Afectado por su adicción a las drogas, el hombre afirma no haber tenido conocimiento de los crímenes que se cometían en su propio hogar.

El verdadero dueño de la casa donde habría ocurrido el primer caso de canibalismo en Chile 

“Yo nunca supe nada. Yo nunca supe. Si yo hubiese sabido algo, hubiese escuchado algo. Yo tenía que salir. Llegaban pistolas, llegaban armas. Peligraba mi vida. Tráfico de todo”, declaró en el reportaje, evidenciando el nivel de control y miedo que habría ejercido el acusado principal sobre quienes lo rodeaban.

Durante casi dos meses, la familia de Bernarda Morales buscó sin descanso alguna pista sobre su paradero. La clave para ubicar los restos vino de una llamada telefónica que dura cerca de 20 minutos. En ella, otro de los imputados en el caso relata con lujo de detalles cómo Bordillo habría asesinado y descuartizado a la pareja.

“El Benja los tenía ahí, los tenía secuestrado y les pegaba. Después se le pasó por la mente (...) Les sacó la chucha hermano. Al Arturo hermano, lo degolló entero hermano (sic). A ella también, todo lo mismo. Están los dos (enterrados) ahí”, afirmó la voz al otro lado de la línea, en un testimonio que podría ser crucial para la justicia.

La casa donde se habrían cometido estos atroces crímenes aún permanece intacta. Según el inspector Bernardo Araya, de la Brigada de Homicidios de la PDI, Bordillo ejercía su violencia para infundir miedo y mantener sometidos a quienes vivían con él y a los alrededores, imponiendo una jerarquía en el sector. 

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