La ciudad de Talca tuvo, el pasado 3 de marzo, el primer caso confirmado de COVID-19 en nuestro país y ahora, casi ocho meses después, tiene a los primeros voluntarios en recibir una vacuna experimental contra el coronavirus, del laboratorio Janssen.

En Talca tuvimos el primer caso de COVID-19 en Chile y ahora también a los primeros voluntarios vacunados como parte de este estudio clínico”, dijo el jueves a La Tercera el médico broncopulmonar e investigador principal del Centro de Investigación del Maule, Rafael Silva.

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Tres personas de ese centro fueron los primeros en someterse a las pruebas de la fase tres de la vacuna.

Marcelo González fue el primero en recibir la dosis. Si bien el protocolo del proceso requiere confidencialidad, desde la capital de la Región del Maule conversó con Qué Pasa y aseguró que quiere ser nombrado por su nombre y apellido.

“Siempre pensé y dije que, si salía una vacuna experimental, ‘yo la pruebo’”, dijo el biólogo marino de 49 años, quien desde ahora será objeto de análisis y seguimiento en el primer estudio clínico en el país que busca probar la efectividad de una vacuna.

Cuando se enteró, hace dos meses, de que en Talca se realizarían los ensayos, se entusiasmó. “Me enteré por conversaciones con amigos. Entré al link y me inscribí. Pensé, luego veo si voy o no”, contó. 

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Después de eso le empezaron a llegar correos con información del proceso, lo cual, como biólogo, sabía de qué se trataba. Debió llenar un cuestionario sobre su salud y luego pasó a una entrevista en que profundizaron en esos datos.

“Me sacaron sangre, me tomaron la presión, todos los parámetros básicos”, asegura. De esta forma superó todos los filtros para participar del proceso.

El pasado miércoles 28 llegó a las 10:15 horas al Centro de Investigación del Maule para recibir la vacuna experimental. Antes había otra persona, pero cuando le tomaron la presión se dieron cuenta de que la tenía alta. Desistieron hasta regular dicho parámetro en esa persona y así Marcelo accedió al primer lugar.

“Nunca pensé que sería el primero”, reconoció, admitiendo un nerviosismo propio del proceso. A las 14:00 horas recibió la vacuna.

A 48 horas ya de ese evento, asegura que no ha sentido síntomas ni nada extraño. “Todo normal. Me advirtieron que tenía que estar atento. Pero no he estado decaído, ni nada, tampoco he tenido temperatura. Nada que llame la atención”, afirmó.

En el proceso del estudio deberá reportar sus síntomas de salud dos veces a la semana a través de una aplicación. “Si tuviera síntomas de COVID-19 tengo que llamar a alguien del equipo para que me visiten y me vean”, señaló.

“Yo entiendo cómo se construye una vacuna. Soy científico, no me da susto el proceso. Es mucho más peligroso que gente que se automedique cada cinco minutos”, agregó.

Al concluir, Marcelo dice estar satisfecho de ser parte de la experiencia de buscar una solución a la pandemia.

“Si se puede contribuir con un estudio para ayudar a buscar una vacuna hay que hacerlo. Más riesgo es no tener una vacuna no probada que contraer el COVID-19. La gente me pregunta por qué lo hice y yo digo ‘¿por qué no?’ No existe la tecnología de hacer una vacuna sin tener que probarla antes en humanos, hay que aportar con el tema porque lo más pronto posible se termine, mejor”, admite González.

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