-¿Cuánto le pegó a Chile los anuncios que hablaban de una nueva normalidad o regreso seguro, cuando aún estábamos lejos de controlar el virus, los contagios y el número de fallecidos?

-En general tiendo a ser más comprensivo de las decisiones de la autoridad en momentos donde pocos gobiernos pueden decir que tienen una claridad y precisión sobre lo que se debe o no se debe hacer. Esta es una crisis completamente inédita. Es tan nueva, compleja e incierta que todos en el debate público debiéramos empatizar con los cambios, medidas que se imponen, o reemplazan. Es sana la crítica y el escrutinio, pero en esta circunstancia hay que ser humilde y entender que no hay gobierno que esté caminando con claridad total en esta crisis. Hay países que han tenido mejores resultados que otros. La evaluación final hay que hacerla integrando la dimensión sanitaria con la económica, que ambas son dimensiones profundamente humanas. Muchas veces se piensa que lo sanitario sería lo que pone al centro la persona porque está en juego su vida, y lo económico sería una cosa tecnocrática, de orden secundario. Me parece que lo económico porque afecta lo social y la capacidad de las personas para vivir, también tiene el centro al ser humano.  

-Se plantea esta especie de dicotomía en el mundo entero de si continuar con las cuarentenas para proteger la salud, o reabrir aun cuando la enfermedad no esté controlada. Está pasando en India, en Estados Unidos han reabierto igual. ¿Qué visión tiene al respecto?

-Hay situaciones con distintos resultados. El caso de Perú que impuso una cuarentena total desde el principio no sólo no controló el contagio, sino que no logro mantener la capacidad de los servicios hospitalarios por sobre la demanda, y al mismo tiempo desplomó su economía. Y otros países que fueron muy exitosos sin nunca haber puesto una cuarentena obligatoria, porque tienen un capital cívico de respetar las recomendaciones de la autoridad. Hay que decir que es distinto imponer cuarentenas donde se puede cumplir, y en zonas de Santiago donde hay hacinamiento y las personas tienen que salir a trabajar para alimentarse. Muchas veces se escribe en un papel una recomendación y no se toma conciencia que el lugar que se aplique en muy importante para su eficacia.

-Chile va a enfrentar el mismo dilema. ¿Cómo afronta el mundo privado la posibilidad de seguir en cuarentena en la Región Metropolitana varias semanas más, un escenario cada vez más real?  

-Primero con mucha responsabilidad y empatía hacia las personas que les es difícil guardar esa cuarentena y manteniendo las cadenas de suministro de bienes y servicios básicos para esa población. Cuando se piensa en ese concepto de la hibernación total y que incluso estas actividades productivas se cerraran, hay que considerar las complejidades, porque por un lado están las actividades formales, empresas que están actuando con protocolos muy exigentes, en donde uno podría decir que para muchos trabajadores sus empresas es un lugar más seguro que sus casas. Si uno impusiera una hibernación completa, esos servicios básicos se van a proveer de alguna forma, y lo que empieza a ocurrir es que afloran prestadores de servicios informales, que tienen mucho más riesgo de contagios. A veces se pone todo el foco del análisis en las grandes empresas, en circunstancias que tienen mejores protocolos de seguridad, y se hace vista gorda a la informalidad.   

-El gobierno ha señalado incluso que va a castigar a las empresas que vulneren las reglas de la cuarentena, y que operen sin ser estratégicas?

-Todo lo que sea fiscalizar me parece muy positivo, pero el nivel de cumplimiento y protocolos de operación de las empresas es muy elevado, lamentablemente no podemos decir lo mismo de otros mundos. No me parece razonable poner un reproche especial a las empresas, que han demostrado tener un nivel bajo de contagios al interior de ellas.  

-¿Cuánto más aguanta la economía funcionando a media máquina?

-Efectivamente puedo decir que las industrias principales de Sofofa están sosteniendo la economía, industrias exportadoras, como la minería, la salmonicultura, la agroindustria están operando. Empatizamos con otros sectores completamente golpeados, el comercio, la construcción, los restaurantes. Por eso el desafío es complejo, lo peor es ser simplista y poner en oposición la salud con la economía, porque es un desafío integral. La economía viabiliza la recaudación tributaria, los bienes públicos que provee el estado. No puede un Estado estar permanentemente apoyando con ingresos de emergencia a las familias.

-¿En su opinión entonces habría que cambiar la estrategia de cuarentenas?

-Todo lo que es hacer más estricta las cuarentenas y que se cumplan me parece fundamental. Desde mi punto de vista personal como dirigente empresarial poco tengo que decir respecto las decisiones sanitarias, más que atenerme a cumplirlas, mantener empresas de bienes y servicios básicos para la población, y revelar la importancia de integrar las dos dimensiones, la salud y la economía. Es un falso dilema quienes pretenden ponerlas en oposición.    

“Gobierno al debe”

 -¿Cómo evalua el acuerdo que el gobierno selló con la oposición, y particularmente el plan de reactivación ¿Es lo suficientemente robusto?

-Primero, lo bueno es que que amplios sectores políticos de gobierno y oposición en un momento complejo hayan optado por el camino de la unidad y de los acuerdos. Segundo, que el acuerdo integre tres pilares como la protección social, el marco fiscal y la recuperación económica en un todo indivisible es muy importante. Había voces, días antes del acuerdo, que insistían que solo había que tramitar la protección social, el aumento del ingreso de emergencia y mejorar la ley de protección del empleo y postergar los otros dos. La protección social de hoy solo es sustentable con una recuperación económica mañana. Y solamente es responsable si acordamos un marco fiscal como lo acordado. 

-¿Hay preocupación en que en su paso por el congreso el proyecto finalmente se divida?

-La preocupación que uno tiene es que en su paso por el Parlamento, el todo integral, que es una parte fundamental del acuerdo se fragmente. Eso sería un riesgo, y por eso es importante que el gobierno ingrese no solo la mejora del IFE, la ley de protección del empleo, las mejora de las líneas de liquidez Fogape, sino que también ingrese pronto este concepto del fondo de emergencia, que es el que le va a dar la ley marco habilitante para que el gobierno pueda levantar el fondo en forma flexible, porque en algún momento va a tener que bajar gradualmente el ingreso de emergencia y reemplazarlo por subsidios al empleo, cuando la recuperación empiece a ser posible. Conocer el proyecto de ley que crea el plan de emergencia, su gobernanza, la rendición de cuentas que va a exigir, es fundamental. Así como que se ingresen algunas de las iniciativas de recuperación económica, de forma tal de que la señal para todos los actores siga siendo la de un todo integral. La parte de recuperación económica está menos precisa y es menos robusta y por eso es importante que la política siga con la ventanilla abierta para seguir recibiendo recomendaciones de como robustecer más la parte de recuperación económica.  

-¿Quedó al debe el gobierno?

-Yo creo que le falta. Hizo todo el empeño posible para que se mantuviera el todo integral. Si uno piensa que el 60% del empleo en Chile, el empleo formal y remunerado, que es el empleo que todos queremos generar -que tiene un salario medio que es el doble del informal-, el 60% de ese empleo lo hacen las empresas que venden más de 100 mil UF, ese número mágico que distingue a las pymes del resto del mundo. Hay una gran clase media empresarial (que vende más de 100 mil UF) que no fue protagonista de las medidas de recuperación del gobierno, porque una buena parte están vinculadas a las pymes, lo que es positivo, pero no es bueno dejar afuera a todas las empresas que venden más de 100 mil UF -y no me refiero a las mega empresas, a las multinacionales socias de Sofofa- sino que a un enorme universo que están entre medio.

-¿Cuáles de estas medidas concretamente? 

-Por ejemplo la medida de rebaja de impuesto de primera categoría a la que pueden acceder las empresas de tamaño menor que venden hasta 100 mil UF. Los incentivos a la inversión deberían ser para todas las que inviertan y no solo para las de un específico tamaño. Eso faltó. Porque hay pymes que venden 70 mil UF y sueñan con ser más grandes, pero si pasan ese umbral pierden todos esos beneficios, porque pasó a ser “grande”. Eso no tiene sentido, la pyme en Estados Unidos se define como una empresa que tiene hasta 500 trabajadores; en Europa por ventas hasta US$ 50 millones. Acá el umbral de pyme lo define una empresa que vende US$ 3.5 millones. Ese es un pendiente.

-¿Ahora el gobierno ganó un tema que había sido resistido por la oposición tiempo atrás: la depreciación instantánea?

-Hay una medida que es transversal para todas las empresas que es la depreciación instantánea al 100% por todas las inversiones en equipos o en obras civiles que se hagan a 2022. El problema es que se centra en compra de equipamiento y obras tangibles, en circunstancia que la economía del futuro se concentra mucho más en intangibles, en capital de trabajo, en capital humano, en tecnología. Entonces hemos propuesto buscar un mecanismo equivalente al de la depreciación instantánea que solo beneficia “a la inversión en fierros”, para beneficiar también a las inversiones del futuro, muchas de ellas están en el mundo de los servicios. Creo que hay que extender las políticas pro crecimiento y proinversión a la economía del futuro. Eso también falta.  

¿Falta de transparencia en los gremios? 

-¿Qué responde frente a las críticas, como la que hace Jeannette von Wolfersdorff,  del Observatorio Fiscal, de que falta transparencia en los gremios?

-Me encantaría saber a qué se refiere… Nosotros, hemos trabajado con Chile Transparente, tenemos más transparencia que muchas ONG.

-Ella insiste que usted no ha querido avanzar realmente en sustentabilidad y transparencia y que en cambio, al mando de Sofofa, ha querido mantener el statu quo en la economía. 

-Las empresas típicas de Sofofa se tranzan en Bolsa. Y le pregunto: ¿El mercado de capitales de Chile tiene poca transparencia? Yo creo que no. 

-¿Estaría disponible para crear un registro nacional de dueños finales de empresas (Beneficial Owners), que es un estandard OECD contra el lavado dinero/corrupción y evasión? 

-Eso está en las empresas socias de Sofofa, porque lo exige la Bolsa de Comercio. Si se quiere hacer extensivo a todas las empresas privadas, por ejemplo un emprendimiento que tiene una tecnología, que le presta servicios al estado, y ese emprendimiento, su propietario es un fondo de capital venture en Nueva York o en Silicon Valley, hay que preguntarle a ese emprendedor si a su accionista principal que tiene inversiones en todas partes del mundo, le resulta aceptable que se publique eso, porque el Estado de Chile así lo exige, los detalles de su madre, su hermano, su hijo. Yo no tengo problemas, porque las empresas socias de Sofofa, que en su mayoría de trazan en Bolsa, todo el mundo sabe quiénes son sus accionistas. Pero me parece que hay empresas 100% privadas y habría que preguntarles a ellos.  

-¿Los gremios más que conversaciones de sustentabiliad y transparencia están midiendo performance ambiental y social? 

-Todas miden su huella de carbono, o están en proceso de hacerlo. 

-Tengo entendido que Sofofa se comprometió a firmar un documento que se llama “Renovación Sustentable”, apoyado por 600 instituciones, que ustedes y la CPC solicitaron cambios para no hablar de reformas al capitalismo, pero a último minuto igual decidieron no adherirse. ¿Por qué?

-Me llegó la declaración un día domingo y respondí por escrito el día martes para explicar las razones de por qué no íbamos a suscribir. Efectivamente hice algunas sugerencias, en ningún caso que no habláramos de cambios al capitalismo. A mí lo que me distancia mucho es el discurso de un nuevo modelo, nuevo capitalismo, una refundación del capitalismo, y en la primera versión estaban todos esos conceptos refundacionales. Yo tengo una cierta política en Sofofa, nos invitan a tantos espacios, que preferimos focalizarnos en aquellos donde podemos participar desde el inicio, en iniciativas que no sean solo una declaración, sino que una verdadera intención de trabajar en equipos de trabajo. Por eso estamos en el “Camino de lo Posible”.

-Pero esta era una invitación concreta a trabajar. Aquí adhirieron empresas como SkiAirlines y Arauco. 

-¿Y cómo trabajan 3000 personas? ¿Están organizados en mesas de trabajo? La primera responsabilidad de una recuperación resiliente y sustentable es la persona, y me parece que el primer deber de un gremio empresarial es preocuparse de personas que están desempleadas y requieren reenfocar sus capacidades para conectarse con los empleos del futuro. Las iniciativas en las que estoy participando como Sofofa tienen ese centro. Yo no vi esa prioridad: programas de reconversión laboral, de capacitación, de intermediación laboral y subsidios para el empleo. Si eso es economía del pasado, feliz trabajo en la economía del pasado.

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