Alfredo Coutiño es el director para América Latina de Moody’s Analytics (Pennsylvania), una filial de la empresa famosa por los rankings de créditos. En su calidad de economista jefe, él está a cargo de los análisis sobre la región y las proyecciones desde 2005. Parte de su trabajo es producir reportes trimestrales sobre los principales mercados de esta parte del mundo y construir los escenarios posibles que podrían esperarse para el continente.

En una entrevista por escrito, Coutiño entrega una mirada ajena a la contingencia política local y, por lo tanto, desapasionada del camino que la economía chilena puede transitar el próximo año dado el contexto mundial, sobre todo ahora que el dólar está a punto de llegar a los $620 lo que implica un alza de 17% en este ejercicio.

¿Por qué el dólar está subiendo respecto al resto de las monedas del mundo?

Existen, al menos, tres factores detrás del fortalecimiento del dólar. En primer lugar porque “en un mundo de ciegos, el tuerto es rey”, es decir, ante la prolongada debilidad de la economía mundial, el avance lento pero seguro de la economía estadounidense se mira con los mejores ojos. Esto hace parecer a los Estados Unidos como un gigante en ascenso. La recuperación estadounidense se ve sólida frente a Europa y Japón y esto se refleja en una fortaleza del dólar a nivel mundial. Por eso se dice que parte del debilitamiento de todas las monedas se debe a una fortalecimiento del dólar a nivel global.

En segundo lugar porque la inminente alza de tasas de interés en Estados Unidos, está haciendo perder competitividad a los mercados de bonos en el mundo frente a los cuales los instrumentos de renta fija estadounidenses se empiezan a ver más atractivos. Esto ha empezado a ocasionar una salida de capitales de otros mercados para regresar a los Estados Unidos y eso fortalece al dólar.

En tercer lugar, el desplome en el precio de las materias primas, en especial el petróleo, está ocasionado una recomposición de portafolios a nivel mundial que buscar refugiarse en una moneda fuerte: el dólar.

Esta tendencia al fortalecimiento del dólar, ¿continuará el próximo año o es un aumento coyuntural?

 Ante el alza de tasas de interés en Estados Unidos, que empezaría en la segunda mitad del 2015, los capitales saldrán más rápido de otros mercados para venir a EE.UU. Esto provocará que las monedas  en el resto del mundo volverán a la normalidad, es decir, al precio que deberían tener en un ambiente libre del exceso de liquidez que se vivió desde el 2009. El regreso a condiciones monetarias normales hace que la depreciación cambiaria en el mundo haya llegado para quedarse. Por lo tanto, el fortalecimiento del dólar apenas empieza.

¿Qué efectos tiene esta alza del dólar sobre las economías de América Latina?

Existen dos efectos encontrados. Primero, la depreciación de las monedas latinoamericanas alimentará la inflación porque representa un costo mayor para los bienes importados y éstos a su vez se trasladarán a algunos otros bienes de producción interna que utilizan material prima importada. Segundo, la depreciación cambiaria restaurará competitividad a las exportaciones, por lo que esto puede ayudar al crecimiento de las economías que tienen un sector exportador importante. En el neto, lo que veremos es un impulso a los sectores exportadores latinoamericanos con efecto positivo en el crecimiento económico, pero con mayor inflación en toda la región.

¿La caída de los precios de los commodities, en qué situación encuentra a los países latinoamericanos?

Los encuentra en una situación doblemente desfavorable: bajo poder fiscal contracíclico y en desaceleración económica. En el primer caso, los gobiernos han gastado o derrochado los ahorros de años anteriores cuando los precios fueron altos, dejando a la política fiscal con poco margen de maniobra para implementar medidas de gasto expansivas como lo hicieron en el pasado. En el segundo caso, la región se encuentra en un proceso de desaceleración y debilidad estructural de sus economías que hace que el golpe de los commodities límite las posibilidades de crecer a tasas altas en los próximos años. Los países que no ahorraron suficiente, no van a poder aumentar la inversión productiva y esto acotará la capacidad para crecer.

El déficit de cuenta corriente se ha ajustado principalmente por el lado de la inversión en Chile, ¿es una buena situación frente a un alza de tasas por parte de la FED?

No, Chile presenta un caso de riesgo, porque lo más malo que le puede suceder a un país es tener un proceso de desinversión como lo tiene el suyo, porque esto arruina la capacidad productiva de la economía.

Pero además, el ajuste en el desequilibrio externo chileno se debe a una contracción severa de las importaciones ante la profunda desaceleración de la economía y no a una corrección estructural del desequilibrio externo que tenga que ver con la eliminación de las políticas expansivas. De hecho, éstas siguen vigentes.Cuando la recuperación avance, el déficit externo volverá a estar bajo presión, lo cual es un riesgo para un debilitamiento mayor del peso chileno.

En este escenario, ¿cuál es el rol que juega el tipo de cambio?

A mayor desequilibrio externo mayor presión para el peso y más urgente se hace la necesidad de implementar un ajuste económico a través de políticas restrictivas fiscal y monetaria. Por eso decimos que mientras más se tarden las autoridades chilenas en normalizar sus políticas fiscal y monetaria, más severo será el ajuste en el futuro.

La prolongación de la expansión monetaria se reflejará en una depreciación mayor del peso y en mayor inflación. Lo positivo es que un peso más barato va a ayudar a los sectores exportadores pero a costa de una mayor inflación.

¿Cuáles son las proyecciones de crecimiento para Chile el próximo año?

Chile enfrentará el dilema entre ajustar o no ajustar el próximo año. Mi impresión es que las cosas se van a forzar hacia el lado del ajuste ante la volatilidad financiera, los bajos precios de las materias primas y la salida de capitales, por lo que la presión obligará al ajuste. Esto limitará la capacidad de crecimiento el próximo año, en combinación con el efecto remanente de la reforma fiscal, el cual no se ha reflejado completamente en las decisiones de inversión y consumo.

Ante este escenario, la economía avanzará a una tasa de cuando mucho 3% en el 2015, después de un 1.8% en el 2014. El riesgo en el crecimiento está a la baja porque Chile es uno de los países que más recortes de tasas de interés ha realizado a la par con México, por lo tanto, el ajuste al alza en tasas tiene el riesgo de ser más severo. Ante esto, el crecimiento podría llegar a ser de sólo 2% el próximo año en este escenario de ajuste severo y precipitado.

La prolongación de la expansión monetaria se reflejará en una depreciación mayor del peso y en mayor inflación.
Alfredo Coutiño

¿Y a qué niveles podría estar el tipo de cambio en 2015?

Chile es una de las economías en donde su sistema de tipo de cambio es más limpio en el sentido de estar determinado mayormente por las fuerzas del mercado. En este sentido, a menos que la autoridad intervenga agresivamente en el mercado cambiario, el peso chileno será la variable de ajuste que reciba el golpe mayor de la volatilidad financiera internacional. La autoridad puede empezar a subir las tasas con anticipación para echar a andar el mecanismo dual de amortiguadores de los choques externos: tipo de cambio y tasas de interés. A pesar de que es aventurado pronosticar el tipo de cambio, por la manera en que andan las cosas ahora no sería raro que el tipo de cambio rebase las 650 unidades en el 2015 y se mantenga en esos niveles.

¿Qué sectores se verían afectados positiva o negativamente en Chile?

La depreciación cambiaria tiene un efecto contractivo sobre el poder de compra de las familias, aunado a una mayor inflación, por lo que los sectores de consumo serían afectados tanto por la depreciación cambiaria como por el mayor costo financiero generado por el alza de tasas de interés. El sector de servicios altamente dependiente del mercado interno también sería afectado. Por el contrario, los sectores ligados al comercio exterior recibirían el beneficio de un peso más competitivo.

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