El mercado cambiario chileno ha seguido bailando al ritmo de las expectativas con el coronavirus Covid-19 en el mundo, encontrando un nuevo máximo histórico en los últimos días, pero la última jornada de la semana la empezó con el pie derecho.
El dólar en Chile profundizó las bajas de ayer, ubicándose en las primeras operaciones de este viernes en $ 851,34, según datos de Bloomberg. Esto representa una caída de $ 11,65 con respecto al cierre de ayer, alejándolo del récord que marcó el miércoles sobre $ 868.
De todas formas el balance semanal sigue siendo mal para el peso chileno, ya que el tipo de cambio acumula una subida de casi $ 15.
Esto se da en un contexto internacional propicio para el peso chileno, considerando el rebote que vive el precio del cobre a esta hora. Los contratos a mayo del metal, activo que ha sido fuertemente golpeado en la volatilidad de la semana, ante las ansiedades sobre el futuro de la producción industrial, sube 1,35% en este momento en el mercado de futuros de Chicago.
Además, pese a que las mayores divisas del mundo emergente arrojan resultados mixtos en este momento, con los inversionistas paseándose entre la esperanza y la preocupación en el mundo por el coronavirus, el peso mexicano apoya al peso chileno. La divisa azteca, que junto con el real brasileño tienden a influenciar a las demás monedas de la región, sube levemente a esta hora, alejándose de sus mínimos históricos.
A esto se suma que, en un entorno que un mejor sentimiento de mercado a nivel global a raíz de las agresivas medidas que han tomado los bancos centrales impulsa a las mayores bolsas, la cotización global del dólar retrocede. En este momento, el Dollar Index -que contrasta al billete estadounidense con una canasta de monedas- cae 0,61%.
Operadores locales destacan que el mercado está mirando también con buenos ojos los anuncios de apoyo a la economía llevados a cabo por el gobierno chileno.
Eso sí, pese a la buena dinámica de esta mañana, la sensación en las mesas es que la tendencia al alza se mantendrá en la medida que la enfermedad respiratoria no se controle, por lo que se anticipa que la volatilidad se mantenga.