Por Cristián Rivas y Sandra Burgos

Definitivamente la mexicana Femsa se ha robado este año todas las miradas en el segmento de bebidas en Latinoamérica. Primero anunció un acuerdo de cooperación con The Coca Cola Company para abordar nuevos mercados –ya está presente en México, Centroamérica y varios de los grandes países del sur del continente- y luego, hace poco más de una semana dijo que compraba la brasileña Vonpar por unos US$ 1.100 millones. Con esa apuesta suma una participación relevante en el sur de ese país, precisamente donde están los mayores centros de consumo en esa nación.

Pero lo relevante de la noticia para Chile es que vuelve a abrir una puerta que nunca se ha cerrado del todo: que Femsa termine comprando alguna de las dos operadoras chilenas: Andina o Embonor, controladas por las familias Said, Garcés Silva y Chadwick en el primer caso y Vicuña en el segundo.

Hasta ahora, la mexicana ha sido muy explícita en manifestar su interés por estas compañías, y de hecho, las acciones de ambas se han movido al alza varias veces, ante rumores de ciertas tratativas. Incluso han sido requeridas por la autoridad para explicar dichos movimientos. Pero las chilenas han sido reiterativas a la hora de rechazar cualquier opción de venta.

“Según los mexicanos, prácticamente tendrían que esperar hasta que llegue la próxima generación de accionistas para tratar de convencerlos de vender”, asegura un ejecutivo del mercado que ha estado al tanto de las conversaciones que en el pasado han sostenido Femsa con las familias Said, Garcés Silva y Chadwick, controladores de Andina.

¿Por qué es tan atractivo el negocio para los locales? Básicamente porque se trata de un negocio muy rentable, monopólico y en el que se tiene absoluta certeza de que no entrará a competir ningún otro jugador.

En el primer semestre la utilidad consolidada de Andina –considerando sus operaciones en Chile (Antofagasta, Atacama, Coquimbo, Región Metropolitana, San Antonio, Cachapoal, Aysén y Magallanes), Argentina, Paraguay y Brasil- alcanzó los $ 38.359 millones, que implicaron una baja de 14,3% respecto a igual lapso de 2015, pero sólo se debió a la baja del consumo en países que están enfrentando un momento económico difícil, como Brasil. Embonor, en tanto, que sólo está presente en Chile (Arica y Tarapacá, Valparaíso, y Rancagua a Puerto Montt) y Bolivia, logró ganancias por $ 23.401 millones, un 78% más que el año pasado a igual fecha.

El factor "contratos"

Un punto en el que no se ha reparado hasta ahora, y que podría estar generando algo de las especulaciones específicamente en el movimiento de las acciones de Andina y el apetito de Femsa, son los contratos de licencia de la chilena con The Coca Cola Company, donde varios tienen fecha de término el próximo año.

Según la propia memoria de Andina, en Argentina el plazo de vigencia del contrato con la estadounidense fue prorrogado por cinco años a partir del 10 de febrero de 2012, esto es hasta el 10 de Febrero de 2017. En Brasil pasa algo parecido, pero con término de contrato el 3 de octubre de 2017.

Entre los analistas se describe que Femsa también podría estar mirando lo que pasa en Argentina (Buenos Aires) con su competidora mexicana Arca, ya que la embotelladora tiene contrato de licencia hasta el 1 de enero de 2017.

Claro que Femsa también tiene vencimientos en esta zona del planeta. En Brasil, por ejemplo, tiene dos contratos que vencen en octubre de 2017, pero el punto es que el acuerdo establecido recientemente con Coca Cola la hace correr con ventajas para una renovación sin mayores problemas.

¿Qué pasa con Chile? El contrato de licencia de Andina tiene vigencia hasta el 1 de enero de 2018, mientras que los contratos de Embotelladora Polar -ahora absorbidos por Andina-, tienen vigencia hasta el 31 de octubre de 2019.

La presión de Coca Cola

En el mercado, el análisis que hacen algunos analistas bursátiles es que los últimos pasos de Femsa con Coca Cola podrían incidir en que esta última comenzara a presionar a las chilenas para que vendan, al margen de la negativa que puedan seguir teniendo sus controladores.

De hecho, describen que no es desconocido el hecho de que la multinacional busque tener más operaciones concentradas en embotelladores ancla, “ya que para ellos es más fácil tratar con empresas grandes en lugar de 100 embotelladores chicos. Además que las mayores sinergias se ven con los embotelladores de mayor tamaño”.

Más allá del resultado final que podrían tener eventuales negociaciones de este tipo, fuentes conocedoras de las conversaciones que se han dado hasta ahora aseguran que hace un tiempo un banco norteamericano estuvo explorando varias alternativas de negocio.

Esto mismo es lo que ha estado propiciando las alzas de las empresas chilenas en bolsa. La acción de la serie B de Andina ha escalado más de un 25% en lo que va del año (ayer cerró en $ 2.569,4), mientras que en el caso de Embonor ha escalado un 58% durante este ejercicio, cerrando ayer en $ 1.550.

Frente a este ímpetu mexicano, entre las chilenas también podría estar surgiendo una especie de defensa o blindaje. Este fin de semana el vicepresidente ejecutivo de Andina, Miguel Ángel Peirano reconoció a El Mercurio el interés de la firma en asociarse con Embonor para enfrentar juntos la operación en Chile y una mayor expansión en la región. 

Algo como eso ya ocurrió con la unión de Andina y Polar hace unos cuatro años, cuando ambas se fusionaron. ¿Por qué no probar la misma fórmula ahora? En el mercado se ve con buenos ojos esa alternativa, considerando que por el tamaño de Chile no se justifican dos operadores.

Además, juntas se configurarían en un player relevante en el exterior, considerando que sumarían presencia en Bolivia, Argentina, Paraguay y Brasil, es decir, prácticamente todo el cono sur de América, enfrentando con más fuerza a la escuadra azteca, donde Arca ya opera en parte de México, Ecuador, Perú y el norte de Argentina, y Femsa, está presente en el sur de México, Centroamérica, Colombia, Venezuela, el sur de Brasil y Buenos Aires.

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