El senador de Evópoli Luciano Cruz-Coke esta semana sostuvo que la centroderecha no necesita refugiarse en “barreras supramayoritarias”, a propósito de la aprobación unánime de parte de Chile Vamos de la rebaja de los quórums de las Leyes Orgánicas Constitucionales (LOC). Ese hito político se sumó a otra señal que buscaba dar el sector en torno a su apertura a las “transformaciones” para, dijeron, comenzar a delinear un eventual tercer texto constitucional: el cambio de quórum de 2/3 a 4/7 de las reformas.

En ese sentido, Cruz-Coke defiende la “nueva generación” de la derecha que, dice, no carga con la mochila del irreformismo.

—¿Cuál es la señal que está entregando su sector al rebajar quórums de la actual Constitución? Han hablado en la necesidad de mostrar que están abiertos a las reformas.

—La señal es muy sencilla: dejar a la vista un proyecto constitucional de la Convención, que es prácticamente irreformable -se requieren 2/3 o 4/7 más un plebiscito, ni Augusto Pinochet ni Jaime Guzmán se hubiesen atrevido a tanto- versus la posibilidad de encaminar un nuevo proceso constituyente, desde la reforma a esta Constitución que rebajó sus quórums a 4/7. Por tanto, a la larga, este va a ser un problema de flexibilidad versus candados. La Constitución que propone la Convención, fuera de ser un mal texto que tiene problemas graves respecto de su vocación democrática, es imposible de reformarse. Yo no creo que la centroderecha deba refugiarse en ningún quórum supramayoritario, salvo que hay instituciones que, en todas las constituciones del mundo, requieren ser aprobadas por mayorías más sustantivas. Pero me parece que el proyecto que se apoyó y despachó la semana pasada de 4/7, más el actual, que rebaja las Leyes Orgánicas Constitucionales, está muy bien y nosotros no solo lo apoyamos, sino que creemos de muy buen grado que nos pone al día con las Constituciones más democráticas del mundo.

—¿Qué ocurre con los contrapesos que planteó, por ejemplo, el senador UDI Juan Antonio Coloma en torno al sistema electoral, o la Contraloría...?

—El sistema electoral está totalmente protegido ya por la reforma de los 4/7 que se despachó la semana pasada y, en cualquier caso, a partir del 4 de septiembre, hay voluntad política y acuerdo en esa materia de los sectores moderados del país por llevar adelante un nuevo proceso constitucional. Eso es muy relevante y en el caso de que ganara el Apruebo, que me imagino que no va a suceder, también va a haber un cambio constitucional. Acá tenemos que pensar qué es lo importante: hay una decisión de los sectores mayoritarios del país, por tener un nuevo proceso constituyente y eso es lo relevante en esta discusión.

—Más allá de ese acuerdo de sectores moderados, en el Apruebo también han mostrado aperturas a corregir lo del nuevo texto en caso de que triunfe esa opción…

—Es absolutamente paradojal. Fernando Atria se hizo un pícnic durante años señalando que esta era una Constitución tramposa, porque tenía cerrojos, y que es, por lo demás, la de Ricardo Lagos modificada en 2005. Y lo primero que hace la Convención es proponer un candado que hoy ya no existe, que es el de los 2/3 para hacer que la nueva propuesta de Constitución no pueda ser reformada. Entonces, es el mundo del absurdo total y de la paradoja, y también sorprende de parte de quienes estuvieron durante 2/3 de los 30 años gobernando bastante cómodos con la misma Constitución que reformaron. Escuché a Nicolás Eyzaguirre que señaló que la Constitución, que lleva su firma -por lo demás-, era de extremaderecha, sin embargo, él pudo ser tres veces ministro sin problema, con aquello que consideraba moralmente inaceptable. Entonces, cómo se entiende esa contradicción. Acá me parece que a fin de hacer campaña o de ganar una elección, se está yendo más allá de lo razonable, que es precisamente lo que hoy tiene en vilo a la Constitución que aprobó la Convención, precisamente sus excesos, demasías, y los cerrojos que tiene.

—La izquierda dice que la derecha llegó tarde a la rebaja de quórums a las que se negó durante estos años, ¿qué responde?

—Nosotros fundamos un partido en 2012, que se llama Evópoli, que ha apoyado desde el principio no solo con propuestas sino con acciones respecto de una Constitución liberal, que participamos del proceso de la Presidenta Bachelet, fuimos a los encuentros autoconvocados y estuvimos siempre disponibles para hacer una Constitución buena, nueva, porque entendíamos también que, en ese pacto social, con equilibrios, derechos, resguardo de las libertades, se sustenta finalmente la posibilidad de que el país progrese. Entonces, no tengo por qué hacerme cargo de una historia de 30 años que corresponde a otro momento político, sino aquel que me corresponde a mí. Nosotros llegamos con el gobierno democrático del Presidente Piñera a los cargos de representación popular y políticos. Por tanto, a mí no me cuelguen esa mochila. Y segundo, me parece que es muy maniqueo como argumento, haber gozado de los privilegios de gobernar 2/3 de 30 años con una Constitución que les parecía moralmente inaceptable, es una contradicción.

—Usted también decía en la Sala, en la discusión de las LOC, que fue un error no haber continuado en el gobierno de Sebastián Piñera 2 los diálogos constitucionales que inició Michelle Bachelet, ¿por qué cree que no se continuaron y por qué fue un error?

—Uno de los males de la política es pensar exclusivamente en el escenario político reciente y no pensar en el escenario de mediano plazo. Yo creo que para evitar la revolución que atenta contra los principios del Estado democrático de derecho y la democracia liberal, siempre debe sobrevenir la reforma antes que el colapso del Estado de Derecho y a mí me interesa que haya reformas, me interesa tener una Constitución estable. Creo que esta Constitución, la de 1980 modificada sustancialmente en 2005 por Ricardo Lagos, ya cumplió un ciclo político y me parece que hubo que haber hecho los cambios y haberlos continuado, pero claro, es fácil ser profeta con el diario del lunes en la mano.

—¿Cree que hubo resistencia de sectores de la derecha a continuar con esos cambios de la Constitución, porque simplemente no les hacía sentido un cambio constitucional?

—A veces los gobiernos cometen el error de dejarse llevar por triunfos que son circunstanciales, que son de momentos políticos y que responden a causas que no necesariamente miran el largo plazo. Es algo de lo que abusó, por ejemplo, la Convención, que ganó con un 78% y pensó que todo lo que hiciera iba a ser aprobado y la gente tiene más sentido común y sensatez que eso y hoy han buscado hacer cambios porque se dan cuenta de que hay una alta probabilidad de que gane el Rechazo, según indican todas las encuestas.

—Los 4/7 se plantearon como un principio del ‘gran acuerdo’ post 4 de septiembre en caso de que triunfe el Rechazo. ¿Lo ve así?

—Qué duda cabe. Y qué duda cabe aquí que también le corresponde un rol muy relevante al Presidente de la República. En ese sentido nosotros hemos conversado con los senadores de centroizquierda y del Socialismo Democrático, precisamente para darle la facultad que hoy no tiene constitucionalmente el Presidente de la República, para poder convocar a un acuerdo político que nos permita establecer un itinerario claro desde el 4 de septiembre. Ahora, sin duda que, en un régimen presidencialista, esa labor corresponde al Presidente de la República y que tiene que conversarlo evidentemente con todas las fuerzas políticas. Me parece que hay clara conciencia de que hay que darle esa facultad al Presidente de la República y que, a partir del 4 de septiembre, el país va a tener que seguir trabajando, funcionando y el gobierno del Presidente Boric va a tener que seguir gobernando. Lo que sí me queda claro es que pase lo que pase el 4 de septiembre, el gobierno de Apruebo Dignidad se acaba e inicia el del Socialismo Democrático, porque hace falta responsabilidad, experiencia y adultez para manejar un gobierno que, bajo todo punto de vista, ha excedido las competencias de quienes hoy día están a cargo. Las disputas, las peleas con Socialismo Democrático son públicas, por parte de distintos senadores que le señalan al gobierno que el trato que tiene el gobierno con el Congreso, sobre todo a cargo del ministro Jackson, es prácticamente inexistente. Porque el ministro Jackson no es una persona dialogante, nunca lo ha sido. Acá los ministros, sobre todo los más jóvenes, son como de la Corte de Versalles, mandan a dialogar y negociar a los asesores y se han olvidado de que el Congreso es también un colegislador en esto.

—Los Republicanos se han quedado fuera de la rebaja de los quórums, ¿deberían sumarse a un eventual acuerdo post 4 de septiembre?

—Hay que hacer esfuerzos grandes para que ojalá las más grandes mayorías sociales y políticas se puedan sumar a los acuerdos. Nosotros ya vivimos una experiencia el 15 de noviembre donde, por ejemplo, el Partido Comunista no se sumó, y no fueron parte del acuerdo. Las fuerzas moderadas y democráticas del país van a tener que ponerse de acuerdo para que el país avance, progrese y lleguemos a un texto que sea un pacto final que cuente con mayorías relevantes. Incluso, ganando el Apruebo, vamos a tener al menos a la mitad del país que no va a estar conforme y la verdad es que las constituciones tienen que ser pactos muy amplios, que abarquen consensos sobre los cuales las sociedades estén de acuerdo y, en ese sentido, sí, hay que buscar tratar de llegar a acuerdos que precisamente posibiliten establecer las bases de prosperidad para el futuro del país.

—¿Entonces hay que seguir haciendo esfuerzos para que ellos se sumen? Se marginaron del acuerdo del 15 de noviembre, al igual que el PC.

—Trato de evitar la hojarasca, como decía el Presidente Lagos, y ser capaz de pensar un poco en levantar la vista hacia el horizonte y decir cómo conseguimos que no solo los Republicanos sino todos los sectores políticos lleguemos a un acuerdo que permita establecer una base para que, el día de mañana, exista un gobierno de derecha o izquierda, y las minorías, que han perdido elecciones, sientan que hay protección, un catálogo de derechos definidos, Estado de Derecho, que la gente sienta protegidas sus libertades, eso es lo que debe ofrecer una Constitución.

Ante un ‘gran acuerdo’: “La invitación tiene que estar abierta a todas las fuerzas democráticas”

—¿Cómo vislumbra a la derecha luego del 4 de septiembre?

—Primero, abiertos a generar las reformas necesarias para permitir que este gran pacto social el día de mañana permita prosperar, avanzar, crecer, al país. Segundo, tienen que encontrarse todas las fuerzas democráticas del país para habilitar políticamente ese pacto. Y ahí creo que lo hemos visto también, en la voluntad que ha mostrado Javier Macaya, los líderes de RN y por supuesto en Evópoli, en la centroderecha, la voluntad de crear ese pacto de fuerzas moderadas precisamente para tener una buena Constitución que una y que le dé garantías a todos los sectores políticos.

—¿No se ve en un mismo pacto que los Republicanos?

—La invitación tiene que estar abierta a todas las fuerzas democráticas. Y, en ese sentido, ha habido también una apertura de un mundo de izquierda, Socialismo Democrático, el mundo democratacristiano, en que vamos a tener que concurrir todas las fuerzas políticas precisamente a la construcción de esta base para hacer que a Chile le vaya bien y prospere. La invitación está abierta. Probablemente se van a producir movimientos tectónicos en las placas políticas tradicionales y finalmente vamos a ver quiénes se quieren sumar y concurrir para habilitar las mayorías que le permitan a Chile tener una buena Constitución.

—Los Republicanos hablan de un Rechazo a secas, sin nueva Constitución, ahí marcan una diferencia importante con Chile Vamos…

—Claro, ahí cada uno tiene que hacerse cargo de sus opiniones. Yo hablo desde Chile Vamos, desde Evópoli, sobre lo que pensamos y la invitación abierta que tiene que existir para que concurran todas las fuerzas moderadas y democráticas a construir este nuevo pacto.

—¿Qué opina de los cuestionamientos del diputado de la bancada republicana Gonzalo de la Carrera al Servel? ¿Cree que hay irregularidades?

—Uno de los grandes errores que nosotros hemos cometido en la última década es poner en tela de juicio instituciones que tradicionalmente han funcionado. Todas las discusiones respecto del padrón, cambios de locales hechos a partir de cambios legales, creo que han sido debidamente explicadas. Si nosotros instalamos la sospecha sobre la institucionalidad democrática que tenemos, creo que le hacemos un flaco favor a la República. Teniendo una trayectoria de eficacia, eficiencia y seriedad, poner en duda al Servel, no es algo que comparta.

—¿Puede ser un factor que complique al Rechazo dado que su opción va con ventaja en las encuestas? Sería contraproducente…

—No tengo respuesta a eso. Yo, en la política de la sospecha, especulación o de los oráculos de Delfos no creo mucho. Yo creo en la disposición, en la voluntad de tratar de construir acuerdos mayoritarios que sirvan al país.

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